Así se fraguó la 'victoria encubierta' de Maduro llevándose Sánchez a Edmundo a España
La mediación de Zapatero fue clave y primero se le dio refugio en la Embajada de Países Bajos en Caracas
Este jueves 19 de septiembre, el Parlamento Europeo tomó una decisión que resonó en los círculos políticos internacionales. Reconocer a Edmundo González Urrutia como el presidente legítimo de Venezuela.
Esta resolución, aunque simbólica, plantea un escenario complejo para España, el país que le ha otorgado asilo a González. Sin embargo, a pesar de su protección, el Gobierno aún se niega a reconocerlo oficialmente como presidente de Venezuela.
El Parlamento Europeo, con 309 votos a favor, aprobó que reconoce a González como presidente legítimo. No obstante, este respaldo no tiene valor vinculante. Y más importante aún, no ha sido acompañado por un reconocimiento formal por parte de ningún Estado miembro de la Unión Europea.
En última instancia, la decisión de reconocer a un gobierno recae sobre los gobiernos nacionales. Esta división interna en la Eurocámara pone en evidencia varios mensajes. Especialmente que el reconocimiento de González por parte del Parlamento es un gesto político que carece de fuerza real.
El hecho de no ser reconocido por Sánchez, ha sido objeto de críticas por parte del Partido Popular y otros sectores de la oposición en España. Estos acusan al Gobierno de "doble moral". Para muchos, resulta paradójico que el país que le ofrece protección no reconozca su legitimidad como líder de Venezuela.
La salida de Edmundo González de Venezuela ha sido interpretada por muchos como una victoria para el régimen de Maduro. Bajo la presión del gobierno venezolano, González se vio obligado a firmar un documento que validaba los resultados oficiales. Estos resultados declaraban a Maduro como ganador de las elecciones de julio.
Esta firma se realizó bajo coacción mientras González se encontraba refugiado en la residencia del embajador español en Caracas. El propio líder opositor ha denunciado esta situación en varias ocasiones. Según González, la alternativa era enfrentar la cárcel. Antes de recalar en la Embajada Española, González pasó por la de Países Bajos donde se le concedió el tratamiento especial de 'huésped'. Y no fue por casualidad.
Según señalan fuentes venezolanas, "ambas embajadas son colindantes, se podría haber creado un acceso entre ellas con un agujero en la pared. La cercanía entre ambas embajadas es clave porque ayudó a coordinar la salida de González hacia España. El expresidente José Luis Rodríguez Zapatero 'arregló' su salida con la cúpula de Maduro. Una jugada que beneficia al régimen".
Tal y como relatan estas fuentes, "González pudo salir del país sin pisar la vía pública venezolana en ningún momento". Según explican, "lo más probable es que despúes de llegar a Embajada de Países Bajos, se 'colara' en la residencia del embajador español y desde ahí cogiera un coche para comenzar su salida hacia España".
Este movimiento “le permitió a Maduro deshacerse de un importante opositor político”, señalan las mismas fuentes. Opositor que ahora, desde el exilio en España, tiene una capacidad limitada para influir en los acontecimientos dentro de Venezuela.
Al mismo tiempo, la validación forzada de los resultados electorales le da al régimen de Maduro una justificación adicional para consolidar su control. “El régimen ha presentado la salida de González como una confirmación de su propio poder”, explican fuentes diplomáticas.
Esto convierte lo que podría parecer una derrota diplomática para Maduro en una victoria encubierta.
El asilo de González, una victoria de Maduro
La salida de Edmundo González de Venezuela, en lo que muchos interpretan como un exilio forzado, estuvo marcada por una operación diplomática. Operación en la que participaron varios actores clave del régimen de Nicolás Maduro. Entre estos, destacan la vicepresidenta Delcy Rodríguez y su hermano, Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional.
Según diversas fuentes, “ambos jugaron un papel decisivo en las negociaciones”. Que llevaron a que González firmara un documento validando los resultados electorales que favorecían a Maduro. Lo que allanó su salida del país bajo coacción.
La implicación de figuras cercanas a Maduro como Delcy y Jorge Rodríguez no fue una sorpresa. Dado que “facilitar la salida de González resolvía varios problemas para el régimen”.
“Encarcelar a uno de los principales líderes opositores podría haber generado una mayor crisis internacional. Por eso optaron por permitir su salida en un aparente "pacto" que redujo las tensiones internas y externas. Eliminando temporalmente a un peso pesado de la oposición. Esto le permitió al gobierno chavista consolidar su control sin enfrentarse a una mayor oposición desde dentro”, declaran fuentes diplomáticas.
Un actor adicional en esta operación fue el expresidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero. Aunque el gobierno español ha negado cualquier negociación directa con Maduro. Por otra parte, varios informes sugieren que Zapatero habría jugado un “rol clave en las negociaciones” para garantizar la salida de González.
Esto coincide con el papel que ha desempeñado Zapatero en el pasado. Actuando como mediador entre el régimen y la oposición.
Diosdado Cabello es otro de los principales líderes del régimen de Nicolás Maduro y vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Cabello no ha sido señalado como un actor principal en las negociaciones que llevaron al asilo de Edmundo González en España. Pero su papel en el régimen y su relación con los hermanos Rodríguez (Delcy y Jorge Rodríguez) es relevante en el contexto general del exilio de González.
Cabello también ha sido una de las voces más duras contra la oposición, acusando repetidamente a líderes opositores de conspiración y traición. Lo que pudo haber influido en la decisión de presionar a González para que abandonara el país.
Aunque no hay indicios de que Cabello estuviera involucrado directamente en las negociaciones del exilio. Su posición de poder y control sobre las fuerzas de seguridad y el aparato estatal sugieren que fue un actor clave en el ambiente represivo que llevó a González a refugiarse y finalmente a exiliarse
La salida de González, aunque presentada como un gesto humanitario, se ha interpretado como una victoria disfrazada para el régimen de Maduro. El acuerdo no solo quitó de en medio a un importante líder opositor. Al forzar la firma de González reconociendo los resultados oficiales, permitió a Maduro reforzar su narrativa de legitimidad electoral. Aunque esta sea ampliamente rechazada por la comunidad internacional.
Comparaciones con Juan Guaidó: Un caso repetido
La situación de Edmundo González guarda similitudes notables con la de Juan Guaidó. En 2019 fue reconocido como presidente interino de Venezuela por más de 50 países, incluida España.
Sin embargo, el reconocimiento internacional no logró traducirse en un cambio real de poder dentro de Venezuela. A pesar de los esfuerzos de Guaidó y el respaldo internacional, el régimen de Maduro logró mantener su control. Gracias al apoyo de las fuerzas armadas y la maquinaria estatal.
El caso de González podría estar siguiendo el mismo camino. La falta de reconocimiento oficial por parte de los países de la UE y la continua represión en Venezuela hacen difícil que este reconocimiento tenga un impacto tangible en el corto plazo.
El reconocimiento de Edmundo González como presidente legítimo de Venezuela por parte del Parlamento Europeo es un paso simbólico. Pero sus implicaciones prácticas son limitadas.
La falta de un reconocimiento formal por parte de los Estados de la UE, combinada con la capacidad de Maduro para forzar la salida de González y hacerle validar los resultados oficiales, “convierte esta situación en una victoria encubierta para el chavismo”.
Mientras tanto, España sigue jugando un rol contradictorio, ofreciendo asilo a González pero negándose a reconocerlo como presidente, lo que pone en evidencia las complejidades diplomáticas que rodean la crisis venezolana.
Tal como ocurrió con Juan Guaidó, el reconocimiento internacional es solo una pieza en un tablero mucho más amplio. En el que las dinámicas internas de poder en Venezuela y la falta de consenso internacional limitan las posibilidades de una transición democrática real en el país.
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