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Fachada de un edificio histórico con la bandera de Cataluña y el logotipo de Avançsa superpuestos en primer plano
INVESTIGACIÓN

Quién hay detrás de Avançsa, la influyente 'SEPI catalana' con pérdidas millonarias

Avançsa nació en 1985 y desde 2008 es el brazo ejecutor de la Generalitat, ahora ha perdido su inversión en 9 empresas

Avançsa, la empresa pública de la Generalitat conocida como la “SEPI catalana”, afronta un año complicado. La sociedad ha tenido que dar por perdidas sus inversiones en nueve compañías durante el último ejercicio. El agujero no es menor,  las provisiones por quiebras y concursos ascienden a 9,3 millones de euros. Una cifra que supera incluso los 8 millones del año anterior.

De un presupuesto anual que ronda los 21 millones, casi la mitad se ha evaporado en préstamos incobrables.

La paradoja es evidente. Mientras el Govern incrementaba en un 40% la inversión de Avançsa, reforzando su apuesta por la innovación y la reindustrialización, los números muestran la otra cara del riesgo. Y es que se acumulan los proyectos que prometían y terminaron en concurso de acreedores, dejando a la Generalitat con poco más que papel mojado.

El nacimiento de Avançsa, la ‘SEPI catalana’

La historia de Avançsa comienza en 2008, cuando la Generalitat decidió dar un giro a su antiguo holding industrial, Eplicsa, creado en 1985. La intención era clara: dotar al 'Govern' de un instrumento flexible con el que acompañar a empresas en crisis. Mientras que, al mismo tiempo, se buscaba impulsar sectores estratégicos.

El proyecto se bautizó con un nombre largo —Empresa de Promoción y Localización Industrial de Cataluña— y un mandato ambicioso. La idea era crear, organizar y gestionar empresas, participar en reconversiones industriales y fomentar proyectos de reindustrialización.

Logo de Avançsa sobre fondo verde con el texto Empresa de Promoció i Localització Industrial de Catalunya S.A.
Avançsa. | Avançsa

La sociedad se constituyó como una anónima de capital íntegramente público y quedó adscrita al Departamento de Empresa y Trabajo. En palabras de la Sindicatura de Cuentas, se trataba de un vehículo capaz de “impulsar compañías en diferentes fases de su ciclo empresarial. Participando en el capital o financiándolas mediante préstamos participativos”.

Avançsa funciona con una lógica muy similar a la del capital riesgo. La Generalitat, a través de esta sociedad, suele tomar participaciones minoritarias en el capital, habitualmente por debajo del 25%, durante plazos limitados de entre tres y cinco años.  El diseño prevé que, una vez consolidada la empresa, los socios privados recompren esas acciones.

La otra gran vía de actuación son los préstamos participativos. Estos son créditos que permiten a las compañías obtener liquidez con menos requisitos que la banca tradicional. La contrapartida es obvia: el riesgo de impago se dispara y las pérdidas recaen finalmente en las arcas públicas.

Avançsa acumula empresas caídas, aunque no todo son fracasos

Tras las cifras frías aparecen nombres de empresas que en su momento levantaron expectativas. Manufactura Moderna de Metales, un histórico proveedor de la automoción catalana, recibió 3,2 millones de euros de Avançsa para modernizar sus instalaciones. Poco después, la tormenta que atraviesa el sector del automóvil la arrastró al concurso de acreedores.

La startupColvin, que prometía revolucionar la venta de flores online, obtuvo un préstamo de dos millones en 2022. El proyecto se hundió al cabo de dos años y la Generalitat tuvo que asumir la pérdida íntegra.

Algo similar ocurrió con Broomx Technologies, especializada en realidad virtual, que acumulaba una deuda de un millón. Su concurso acabó en la venta a terceros, sin que Avançsa recuperara nada.

Fachada principal de un edificio histórico con ventanas blancas, balcón central, escultura y bandera catalana ondeando
Sede de la Generalitat. | Europapress

La lista se extiende a Natural Machines, creadora de impresoras 3D de comida. También afecta a Rayvolt, fabricante de bicicletas eléctricas; a The Social Coin, una plataforma de datos; a Vegtu, dedicada al calzado vegano; a Solidlabs, de cosmética, y a Vasquiat, una firma de moda sostenible. Todas compartieron un destino común, la quiebra y la provisión completa de los préstamos recibidos.

En paralelo, otras firmas como Ray Motors, de motocicletas eléctricas, o Nogebus, fabricante de carrocerías de autobuses, acabaron liquidadas. Todo con más de un millón y medio de euros de préstamos borrados del balance.

El retrato estaría incompleto sin mencionar las operaciones que sí ofrecen un respiro.  La Sirena, la conocida cadena catalana de alimentos congelados, recibió en 2023 un préstamo participativo de tres millones de euros para reforzar su expansión.

Ese mismo año, Sateliot, una startup que busca ofrecer conectividad IoT vía satélite, obtuvo 2,5 millones. Y WIVI Visión, una firma biomédica que aplica inteligencia artificial al diagnóstico visual, cerró una ronda de cuatro millones con el respaldo de Avançsa.

Un presupuesto sostenido por la Generalitat

El sostén de Avançsa es, en última instancia, el presupuesto autonómico. En 2023 la Generalitat destinó 21 millones de euros a esta empresa pública. En 2024, la partida ascendió a 21,4 millones, con un reparto entre innovación y programas industriales. Estas cifras son relevantes, pero también lo es que casi la mitad acabe provisionada por insolvencias.

Hombre con gafas y traje oscuro hablando en un podio con micrófono en un evento formal
Salvador Illa, presidente de la Generalitat de Catalunya. | Avançsa

Las auditorías subrayan que, pese a que Avançsa declara en ocasiones beneficios contables por intereses o revalorizaciones, la realidad es que las provisiones millonarias deterioran el patrimonio de la sociedad y dejan su rentabilidad en entredicho.

El camino de Avançsa está lleno de paradojas. La empresa nació para ser un motor de reindustrialización y modernización de la economía catalana. Y en parte lo es a través de operaciones en sectores punteros. Pero también se ha convertido en un foco recurrente de pérdidas que comprometen su credibilidad.

El desafío inmediato pasa por dos frentes.  Por un lado, intentar recuperar, aunque sea parcialmente, las deudas provisionadas. Al mismo tiempo, mejorar los criterios de selección y seguimiento de las empresas beneficiarias.

Mientras tanto, la sociedad seguirá funcionando bajo el paraguas financiero de la Generalitat, contando con más de 20 millones anuales que garantizan su supervivencia.

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