
Aliança Catalana y su papel clave: La formación que sacude la derecha independentista
El partido catalanista fundado en 2020 por Sílvia Orriols podría ser clave para apartar a Junts en los próximos comicios
En un escenario político catalán marcado por la fragmentación del independentismo y la caída de participación electoral, un nuevo actor ha empezado a destacar con fuerza en el flanco más radical del soberanismo.
Se trata de Aliança Catalana (AC), fundado en 2020 por Sílvia Orriols. Un partido que, con un discurso abiertamente independentista y restrictivo en materia migratoria, ha logrado consolidarse en algunas zonas rurales del territorio y obtener representación en el Parlament.
Su irrupción plantea preguntas relevantes para el futuro del soberanismo catalán. Especialmente en lo relativo a la reordenación de las derechas independentistas, un espacio hasta ahora disperso entre opciones como Junts per Catalunya o el Front Nacional de Catalunya.

Con dos diputados en el Parlament tras las elecciones de 2024 y la alcaldía de Ripoll en su poder, Aliança Catalana apunta maneras. Se perfila como un factor a tener en cuenta en la legislatura actual y en futuros comicios locales.
La trayectoria de Aliança Catalana comienza en el municipio de Ripoll (Girona). Allí, Sílvia Orriols decidió impulsar una nueva formación política tras desvincularse del Front Nacional de Catalunya.
Así nace Aliança, con un ideario basado en la independencia unilateral de Cataluña y el rechazo a la inmigración irregular. Destaca un pilar fundamental: la defensa de lo que califican como “identidad catalana”.
En las elecciones municipales de 2023, AC obtuvo un resultado significativo en Ripoll. Logró más del 30 % de los votos y fue la lista más votada. Esa victoria permitió a Orriols acceder a la alcaldía, convirtiéndose en una de las primeras representantes institucionales de un partido que hasta entonces había tenido un alcance limitado.

Desde esa posición, y con un discurso marcadamente crítico hacia las políticas migratorias, la líder del partido consolidó su figura. Llegando a ser exponente de una nueva corriente dentro del independentismo.
En las elecciones autonómicas de 2024, Aliança Catalana dio un salto cualitativo al obtener dos escaños en el Parlament. Con más de 118.000 votos –el 3,8 % del total– y especial incidencia en comarcas de Girona y Lleida.
Aunque su representación parlamentaria es todavía modesta, su crecimiento ha sido observado con atención tanto por sus competidores como por los analistas políticos.
Un discurso singular dentro del soberanismo
Aliança Catalana se diferencia de otros partidos independentistas tradicionales en varios aspectos. Apuesta por una independencia unilateral sin negociación con el Estado, promueve políticas muy restrictivas en inmigración y rechaza cualquier forma de multilingüismo institucional.
En su programa defiende que el catalán debe ser la única lengua oficial en una hipotética república catalana.
Desde el punto de vista económico, el partido se sitúa en una posición liberal-conservadora. Con propuestas de reducción fiscal y control del gasto público, pero también con un componente proteccionista hacia las empresas catalanas.

Uno de los elementos más controvertidos de su discurso es la vinculación entre inmigración, delincuencia y pérdida de identidad cultural. Especialmente en relación con colectivos musulmanes.
Estas posiciones han sido criticadas por diversas entidades sociales y partidos por considerarlas xenófobas y contrarias a los valores democráticos. AC, por su parte, sostiene que su objetivo es preservar la cohesión social y cultural del país.
Repercusiones en el tablero político catalán
El crecimiento de Aliança Catalana ha tenido repercusiones en el resto del espectro político catalán. Especialmente en Junts per Catalunya, que hasta ahora ocupaba el espacio de la derecha soberanista de forma hegemónica.
Algunos análisis apuntan a que AC ha captado votos en zonas rurales que anteriormente se inclinaban por Junts o por candidaturas independientes de carácter localista.
El partido de Carles Puigdemont ha evitado hasta el momento cualquier tipo de colaboración con AC. Algunos dirigentes, como el expresidente Artur Mas, han sugerido que podría ser útil mantener una interlocución política. Aunque sin llegar a compartir estrategias ni proyectos comunes.

También en el ámbito local se han producido tensiones. Tras la victoria de AC en Ripoll, algunos partidos plantearon una moción de censura para desbancar a Orriols. Pero, finalmente, se descartó esa opción, entre otras razones por el temor a reforzar lo que catalogaron como 'narrativa victimista' del partido.
En el Parlament, Aliança Catalana ha sido criticada por su escasa participación en comisiones legislativas. Orriols ha respondido que su prioridad es el trabajo en los plenos y su labor como alcaldesa de Ripoll, y ha cuestionado el funcionamiento de algunas comisiones que considera “estériles”.
¿Un eje de unión entre las derechas independentistas?
La posibilidad de que Aliança Catalana actúe como catalizador de una nueva confluencia entre las derechas independentistas es una hipótesis que empieza a tomar fuerza entre algunos analistas.
Aunque por el momento no existen alianzas formales, su crecimiento está obligando a partidos como Junts o incluso Vox a replantear parte de su discurso.
Junts se esfuerza por mantener un equilibrio entre el nacionalismo identitario y el europeísmo liberal. Mientras, Aliança Catalana adopta una posición mucho más contundente en cuestiones identitarias. Lo que le permite conectar con sectores sociales que se sienten desatendidos por los partidos tradicionales.

Es en ese espacio, entre la frustración con el 'procés' y el malestar ante los cambios demográficos, donde Aliança Catalana ha encontrado su electorado.
A diferencia de otras formaciones de extrema derecha, como Vox, Aliança Catalana defiende la independencia de Cataluña. Esto la sitúa en un terreno político relativamente inexplorado: el de la ultraderecha soberanista. Esto la convierte en un actor complejo de encajar en las dinámicas habituales de pactos y bloques.
Perspectivas y desafíos
A medio plazo, el principal reto para Aliança Catalana será consolidar su presencia en el Parlament y ampliar su implantación territorial. En este sentido, Junts ha comenzado a reforzar su estructura municipal en zonas donde AC ha mostrado crecimiento, con el objetivo de evitar la fuga de votantes hacia opciones más radicales.
Por otra parte, las posiciones de AC dificultan su integración en posibles mayorías de gobierno, lo que limita su capacidad de influencia directa. Sin embargo, su sola presencia ya está condicionando el debate público en temas como la inmigración, la lengua o la seguridad. Además, ejerce presión sobre el resto de partidos para adoptar posturas más definidas.
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