
Alejandro Sanz sigue siendo de oro: La traición de su exmánager no puede con el músico
El cantante indemnizó a su exrepresentante con más de 5 millones, pero sigue manteniendo un patrimonio cercano a los 25
Alejandro Sanz (Madrid, 1968) ha sido, durante más de tres décadas, uno de los nombres más rentables de la música latina. Pero su fortuna no ha sido una línea ascendente sin sobresaltos. Ha tenido que enfrentarse a problemas financieros derivados de decisiones empresariales fallidas, divorcios y, sobre todo, litigios costosos que lo han obligado a vender propiedades de lujo para mantenerse a flote.
Uno de los episodios más sonados fue el conflicto con su exmánager Rosa Lagarrigue. La representante es una de las figuras más poderosas de la industria musical en España. La batalla legal duró años. Lagarrigue exigía 9 millones de euros por incumplimiento de contrato tras décadas de colaboración profesional. Finalmente, ambas partes llegaron a un acuerdo extrajudicial cerrado en 2020. Sanz tuvo que desembolsar 5,4 millones de euros, lo cual dejó huella en su patrimonio.
Este tipo de salidas millonarias lo llevaron a poner a la venta —y vender— sus propiedades más exclusivas. Es el caso de la 'Black House' de La Finca (vendida al futbolista Eden Hazard por 11 millones). Y una villa en Miami, que le generó más de 8 millones de euros tras una larga negociación.
Cuánto dinero tiene Alejandro Sanz
Varios expertos calculan que la riqueza de Alejandro Sanz se mueve en un margen que ronda los 30 millones. Es una cantidad significativa, sí, pero alejada de los imperios financieros que manejan artistas como Shakira o Julio Iglesias.
Su dinero está repartido en sociedades como Alkazul S.L. y Gazul Producciones, desde las cuales gestiona sus giras, derechos de autor y propiedades inmobiliarias. Pero también ha incursionado en otros negocios: lanzó una marca de vodka ('Pure WonderSanz'). Y una línea de perfumes y ropa.
Un testimonio ignorado: la denuncia de Ivet Playà
En medio de esta vida blindada por asesores, holdings y notas de prensa, estalló hace unas semanas una denuncia inesperada: la de Ivet Playà, una joven catalana de 26 años que asegura haber tenido una relación sexual y laboral con Sanz desde que ella era apenas mayor de edad y él, un adulto de 49 años.

El relato, publicado en vídeo en X y TikTok, detalla cómo Sanz empezó a seguirla en redes sociales cuando ella era menor. Y que tras cumplir los 18 comenzaron a verse en persona. Según Ivet, él sabía perfectamente que ella era una fan vulnerable, entregada a su sueño de estar cerca de su ídolo. Y utilizó eso para tejer una relación que le dejó mal sabor de boca.
Playà formó parte del equipo de MOW Management, que es la empresa que gestiona parte de los negocios del artista. En su perfil de LinkedIn figura que trabajó allí entre noviembre de 2021 y junio de 2023.
El artista responde con estrategia
La respuesta de Alejandro Sanz ha sido escueta. A través de una 'story' en Instagram, admitió la relación, pero restó importancia al relato de Ivet. Y acto seguido, deslizó que ella le pidió participar en negocios familiares suyos, a lo que él se negó.
Desde que Ivet publicó su vídeo, la tormenta en redes ha sido feroz. No contra Sanz, sino contra ella. Se le ha acusado de "busca fama", de "querer dinero", de "haberlo provocado". Se le ha reprochado que trabaje como dependienta, como si eso la hiciera menos creíble.

Alejandro Sanz ha demostrado ser un maestro en la gestión de crisis mediáticas. Su red de asesores, sus años de experiencia y su fortuna le permiten amortiguar cualquier escándalo. Lo hizo con Lagarrigue, pagando millones. Lo hace ahora, dejándose querer por fans fieles mientras una joven queda desamparada en la plaza pública digital.
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