28 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Escribió una carta en junio de 1993 desde el centro de Herrera de la Mancha, exigiendo que "como el día 29 no tenga el dinero, váis todos a la cárcel"

Caso Alcàsser: el día que Miguel Ricart intentó chantajear a la familia de Antonio Anglés para no implicar a su hermano el "Mauri"

Miguel Ricart,  único juzgado por el crimen.
Miguel Ricart, único juzgado por el crimen.
Antes de ser sentenciado a 140 años de cárcel, el único inculpado por el triple asesinato de las niñas de Alcàsser, Miguel Ricart, trató de inculpar a más personas en el crimen. El primero de ellos a Mauricio Anglés, "el Mauri", uno de los hermanos pequeños de Antonio Anglés. Pero antes, había intentando sacar dinero a Neusa Martins, 200.000 pesetas "para pagar al abogado" o 100.000 pesetas para no declarar contra ellos, según se recoge en un carta que les mandó en junio de 1993.

Junio de 1993, Miguel Ricart Tárrega, alias "el Rubio" único encarcelado en prisión provisional por el triple crimen de las niñas de Alcásser parecía tener claro su objetivo. Necesitaba dinero y desde la prisión de Herrera de la Mancha, donde se encontraba provisionalmente a la espera de juicio, escribió a Neusa Martins, madre de Antonio Anglés, secuestrador, violador y asesino de las tres niñas para chantajear a esa familia.

El documental rodado por Netflix ha descubierto a los más jóvenes españoles la historia de un crimen que conmovió a la sociedad de los años 90, pero no ha recogido en profundidad toda la temática del trágico crimen. Ahora contamos el intento de chantaje de Miguel Ricart a los Anglés.

El único inculpado por el triple crimen de Miriam, Toñi y Desirée, que cumplió pena de cárcel, fue Miguel Ricart, que exigía en la carta que mandó a Neusa Martins, la cabeza de la familia Anglés, que pagase 100 mil pesetas (600 euros de ahora) o inculparía a Mauricio Anglés, séptimo hijo de la saga familiar y que entonces tenía 15 años, en el triple crimen de las niñas de Alcàsser.

Como la madre de Antonio Anglés no pagó, Ricart escribió en agosto de 1993 otra carta al juzgado de instrucción número 6 de Alcira, Valencia, inculpando a Joaquín Mauricio Anglés, alias "el Mauri", y una cuarta persona en el crimen, además de acusar a Neusa Martins de encubrimiento.

El 27 de enero de 1993 se descubrían en el paraje de La Romana los cadáveres de Miriam García, Desirée Hernández y Toñi Gómez. Al día siguiente la Guardia Civil detenía a Miguel Ricart cuando iba a visitar a los Anglés con una bolsa de mandarinas, porque lo reconoció un agente de la comandancia de Lliria que estaba en la puerta de la casa de los Anglés en Catarroja. Comenzaba así un periplo carcelario de Ricart que lo acompañó durante veinte años.

Folios primero y segundo de la carta del Ricart al Juzgado.

En la primera carta, mandada el 22 de junio de 1993, cinco meses después de ingresar en prisión, a Neusa reclamando dinero, habla de dos cantidades difentes. Al principio pide 200.000 pesetas (1.200 euros) "con toda urgencia para el abogado" porque "como el martes día 29 de junio no tenga el dinero, vosotros mismos".

En esos dos folios manuscritos, con numerosas faltas de ortografía y de sintaxis, argumentaba la petición de dinero diciendo: "Y si no, pregúntale al Mauricio y pregúntate a ti misma, me refiero a el delito". Unas líneas más abajo pide de nuevo dinero, aunque en esta ocasión "cien mil pesetas o..." y añadía que "como el día 29 de junio no tenga el dinero váis todos a la cárcel". ¿Cómo debía llegar ese dinero? Ricart decía que "por correo telegráfico urgente y alguien que no tenga el apellido Anglés".  Terminaba la carta con un dibujo a pie de página, que representaba una ventana con barrotes, descrita con la palabra "talego" (prisión), señalada con una flecha y una nueva amenaza: "Se pasa muy mal por este caso, os lo aseguro, y lo pasaréis peor que yo, de verdad".

El día que Miguel Ricart salió de la cárcel lo hizo tapado y huyó a Francia.

Sin embargo, la familia Anglés nunca respondió a la intimidatoria carta ni envió dinero a Ricart, por tanto "el Rubio" cumplió su amenaza y el 2 de agosto escribió desde el centro penitenciario de Herrera de la Mancha, en Ciudad Real, al Juzgado de instrucción número 6 de Alcira, en Valencia, encargado de investigar el caso Alcàsser.

En esta segunda carta, de cuatro folios y con membrete de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, intentaba vengarse de lo que consideraba un desprecio a su persona por parte de la familia Anglés. Con esta nueva acusación no solo implicaba a Mauricio Anglés, sino que hablaba de un cuarto personaje, cuyo nombre nunca dió pero del que escribió: "El amigo de Antonio tuvo relación con una chica y se ayudaban mucho entre ellos, también abofeteaba a las chicas".

Folios tercero y cuarto de la misma carta.

La existencia de esta cuarta persona coincide con la declaración de una testigo durante el juicio, María Dolores Badal, que aseguró haber visto a las niñas subir a un coche ocupado por cuatro personas. En esta declaración Ricart se autoinculpaba como "testigo de lo ocurrido y cooperé en la inhumación de los cadáveres" y a Antonio Anglés como "conductor del vehículo, mantuvo relación sexual con una chica, agredió a las tres chicas y mató a dos". En otro párrafao alude al desconocido citado antes y después escribe sobre Mauricio Anglés: "Tuvo relación con una chica, creo que fue Toñi. Mató a una. La pistola era propiedad de Mauricio, se la compró a un drogadicto hará dos años aproximadamente por dos gramos de heroína, a un tal Losa, de Catarroja", lugar donde vivía la familia Anglés.

Para redondear el relato Miguel RIcart implicó en esta segunda carta a Neusa Martins, como "conocedora del delito por mediación de sus dos hijos. Sacó los dos millones de pesetas para poder escaparse de el país los autores del delito".

A la derecha, Mauricio Anglés cuando fue a declarar.

En cuatro años Miguel Ricart efectuó once declaraciones, cada más distinta e inverosímil que la anterior, donde intentaba inculpar a otras personas en el macabro triple crimen e incluso provocó una investigación de la Fiscalía de Menores de Valencia, ya que "el Mauri" , cabeza visible de la familia ahora, tenía entonces 15 años. Finalmente, nadie acusó a Mauricio Anglés de ningún delito relacionado con el triple crimen.

El 29 de noviembre de 2013 Miguel Ricart Tárrega abandonaba la prisión de Herrera de la Mancha, en dirección a Francia y gracias a la aplicación de la "doctrina Parot", según la cual nadie puede estar más de veinte años en la cárcel por una sola condena, a pesar de que Ricart fue sentenciado a 140 años de prisión.

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