29 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA

Es hijo de un alcalde franquista que se mató en un extraño accidente de tráfico, quiso ser cura, falangista y militó en el Sedeum antes de ser del PSP

La vida oculta de José Bono: De la Guardia de Franco a la traición a Tierno Galván

Exclusiva José Bono en la presentación de uno de sus libros.
José Bono en la presentación de uno de sus libros.
Mientras que la Corporación Pública RTVE, en poder del PSOE y Unidas Podemos, intentaba exaltar la figura del líder socialista José Bono Martínez en el programa 'Lazos de Sangre', el cierredigital.com desvela hoy su historia más oculta, sus secretos y sus confesiones, antes de convertirse en el líder sempiterno del PSOE en Castilla-La Mancha, donde nunca se bajó del coche oficial desde que llegó a presidente en 1983 y hasta su llegada en 2004 al Ministerio de Defensa con Rodríguez Zapatero.

José Pepe Bono Martínez nació un 14 de diciembre de 1950, un día frío y nevado, en Salobre (Albacete), un pequeño pueblecito manchego de 600 habitantes que linda con Jaén. Sus padres tenían en Salobre una tienda de confección llamada “Tejidos, paquetería, ferretería Bono”, situada en la Avenida del Generalísimo, número 11. El padre de Bono, José Bono Pretel (14 de agosto de 1923) ingresó en la Falange Tradicionalista y de la Jons el 22 de enero de 1952, con el número de carné 230096. Fue alcalde del pueblo de Salobre (Albacete) desde 1957 hasta 1974, durante toda la dictadura franquista.

Pepe Bono II, como le gusta que le llamen en su pueblo, tuvo una infancia acomodada a pesar de lo que manifiesta públicamente en sus mítines. Según cuentan algunos de sus paisanos de Salobre a elcierredigital.com: “Pepe tenía siempre algo que echarse a la boca y una cama donde tumbarse, no como los demás”. Él lo ratifica: “Mi familia no era pobre. En casa nunca faltó lo necesario, pero tampoco, andábamos sobrados de nada. He sabido valorar lo que es y no tener cosas”.

Entre estos pequeños privilegios –a pesar de su “pobreza”- tuvo el de estudiar en los jesuitas de Alicante. Fue octubre de 1960, con nueve años, cuando sus padres le internaron en el “Colegio Inmaculada” de la congregación de la Compañía de Jesús. Entraba por recomendación del entonces Gobernador Civil franquista de Albacete, Santiago Guillén Moreno, quien propuso a sus padres esta alternativa antes de que el niño fuera a estudiar al único instituto público que había en la provincia de Albacete, situado todavía hoy, en la Avenida de España de la capital manchega.

Sus padres preferían tener al pequeño Pepe controlado por los jesuitas antes que hospedado sin control en una pensión cualquiera. “Lo pasé muy mal y mis padres sufrían mucho porque era hijo único y eso suponía que casi no nos veíamos (…). Acomodarme a las nuevas costumbres, estar alejado de mis padres y soportar la rígida disciplina del internado me costó mucho esfuerzo. De todo había en el Colegio, pero algunos jesuitas parecían poco dotados para la enseñanza”, contaba Bono. Uno de sus jesuitas favoritos era el padre Sansalvador, que de vez en cuando le propinaba un capón y que era quien corregía las cartas que enviaba a sus padres, su único medio de comunicación con ellos.

Otro de sus curas era el padre Cortés, encargado de hacer las fotos del cuadro de honor. De aquella época también era el padre Gaya que se encargaba del mantenimiento del centro escolar. En el Colegio de los Jesuitas de Alicante la opinión política dominante por entonces era de abierta y clara adhesión al régimen de Franco.

Bono a la entrada de su pueblo.

Fue al acabar el curso 1966-1967, cuando Pepe Bono figuraba ya en la orla de preuniversitario del Colegio de la Inmaculada. Ese mismo año, de 1967, estuvo a punto de ingresar en un noviciado de la Compañía de Jesús junto con su compañero Manuel Campillo: “Manolo y yo estábamos decididos a ingresar juntos en el noviciado de Veruela, nos costaba mucho dejar “el mundo” y, especialmente, los amores juveniles. Aún conservo aquellas cartas de despedida de nuestras amigas y el fervor religioso que las inspiraba (…) Mi estancia en régimen de internado durante siete años en el colegio de los jesuitas de Alicante aseguraba una formación religiosa arraigada. Primero fui Cruzado y después Congregante Mariano. Misa y rosarios diarios, salves, meditaciones y mucha amenaza escatológica me condujeron a una intensa vivencia de la fe y a reconocerme 'llamado por Dios'”.

El sacerdote Bono

Bono tomó esta trascendental decisión de convertirse en sacerdote durante los ejercicios espirituales celebrados en el Convento de los Padres Jerónimos de Murcia. Sin embargo, en el momento final creyó conveniente paralizar por unos meses su decisión. “Me preocupaba muchísimo decírselo a mis padres. Pensé que el esfuerzo que hicieron para darme estudios merecía ser coronado con una Ingeniería, y si era de Caminos, Canales y Puertos mejor. En estas circunstancias se produjo la muerte de mi madre, y no me pareció prudente trasladar a mi padre más agobios de los que ya tenía. Pensé que sería mejor esperar un año, comenzar la carrera y, cuando la herida de la muerte de mi madre estuviera más curada, hablar con mi padre y ponerme la sotana”, escribía el propio Bono, que entonces acababa de cumplir los 16 años y la muerte imprevista de su madre Amelia Martínez Soria, el 18 de marzo de 1967, le causó un gran trauma juvenil.

En los estudios psicotécnicos de los jesuitas destacaba en “sociabilidad y en alegría en el trato”, pero no en “espíritu de cooperación”, ni en “agilidad y precisión de movimientos”, siendo sus notas inferiores a la media establecida. A José Bono nunca le ha gustado estudiar “y cuando lo hacía, hasta que no terminé la mili, no era para aprender, sino para no darle un disgusto a mi padre, fundamentalmente, y lo de aprender venía después”, decía.

Cuando finalizó el bachiller le hicieron otro test psicotécnico para orientarle profesionalmente, Entonces le aconsejaron Periodismo, carrera para la que mostraba más aptitudes. Desoyó estos consejos, ya que sus notas en los jesuitas de Alicante rondaban la media de notable y su padre quería que estudiara Ingeniería. Finalmente acabó estudiando lo que él quería, la carrera de Derecho. Y la hizo en la Universidad de Deusto (centro conocido en Madrid por el nombre de ICADE, donde también se estudia Económicas, carrera que nunca ha ejercido).

Llegada a Madrid

Por eso se desplazó hasta la capital de España. Así, al llegar a Madrid consiguió plaza en el Colegio Mayor “Nuestra Señora del Buen Consejo”, también regentado por la Compañía de Jesús. De este modo pretendía cultivar mejor su vocación religiosa. Pero fue precisamente en este centro donde comenzó su toma de conciencia política y donde abandonó finalmente su idea de entrar en un seminario.

Eso sí, ingresó en la Congregación Mariana FECUM (Federación Española de Católicos Universitarios Marianos). Allí coincidió con estudiantes de Derecho comprometidos por la causa antifranquista como Paquita Sauquillo, Nacho Montejo, Luis Javier Benavides, éste último luego asesinado en la matanza de los abogados laboralistas de la calle Atocha, en Madrid.

El ambiente del Colegio Mayor era claramente contra el régimen franquista. “Un grupo de sacerdotes progresistas como Caso, Mielgo, Coy… se encargaron de que los colegiales fuéramos comprometiéndonos políticamente. Compaginábamos nuestra fe cristiana con una actividad subversiva de cierta intensidad. Reparto de panfletos, reuniones con grupos obreros en el Hogar del Empleado, visitas a familiares de presos políticos, colectas económicas a su favor, manifestaciones, etc…”, contaba.

Tierno Galván, en primer plano, con un joven Bono levantando el brazo detrás.

En 1968 ingresa en el SEDEUM (Sindicato de Estudiantes Madrileños) y radicaliza sus posturas. Bono comprendió rápidamente que sus iniciales veleidades falangistas que le inculcó su padre no le darían el poder deseado. Atrás quedaba ya cuando sustituía a su progenitor en actos oficiales de la dictadura, como ocurrió a finales de los años 60, en el curso de mandos de la Guardia de Franco, celebrado en la urbanización Playa Romántica de Mallorca, donde se reunía toda la élite falangista vestida con la camisa azul mahón y, lógicamente, cantando “el cara al sol”. Eso le ocasionaba ahora problemas y no era lo deseado por él.

Posteriormente, comenzó a hacer las milicias universitarias en el cuartel de Valladolid, con rango de alférez en caballería. Al acabar la carrera, dónde se le atragantó la asignatura de Derecho Administrativo, decidió no hacer oposiciones y conformarse con una plaza de profesor ayudante en la Universidad.

Fue su amigo, el exembajador Raúl Morodo, hoy investigado por su posible conexión con la corrupción del régimen bolivariano de Venezuela, por entonces compañero del Partido Socialista Popular (PSP), quién le facilitó en 1974 el contrato de profesor ayudante en la Universidad Complutense de Madrid, en la disciplina de “Introducción a la Ciencia Política”. Entre los profesores afines a él se encontraba el médico Donato Fuejo, luego presidente del Consejo de Seguridad Nuclear durante el Gobierno de Felipe González.

También, en esa época, mediados de los setenta, José Bono, comenzó a trabajar como abogado especializado en Derecho Matrimonial y Laboral, a la sombra del bufete de Raúl Morodo, ubicado en la calle Eduardo Dato, de Madrid, llegando a ser asesor jurídico de la empresa General Eléctrica Española (GEE). Con esta actividad, bien remunerada por entonces, se dedicó a defender a compañeros en el Tribunal de Orden Público y ejerció la acusación popular en los crímenes de los abogados laboralistas de la calle Atocha. Esa posición desahogada le permitió comprar coche y casa en Madrid.

Cuando entró en política, ya demostró su habilidad para la puesta en escena, diciendo que su fortuna más preciada era un reloj marca “Choper” que le había regalado su padre. Los años finales de la década de los sesenta marcaron los inicios de su actividad política. En 1969 conoció a Enrique Tierno Galván que lideraba el Partido Socialista Popular (PSP), donde ingresó como militante un año después. “Mientras los socialistas sevillanos se comían la famosa tortilla y vestían de pana, yo recibía las enseñanzas de Enrique Tierno, en su despacho de la Calle Marqués de Cubas, número 6, cuarto piso”, contaría. El expresidente de Castilla-La Mancha llegó a ser secretario de organización del PSP, el tercer hombre después de Tierno, presidente, y Morodo, secretario general. Y no abandonó el partido hasta la absorción por parte del PSOE.

Primer mitin

El primer mitin de Pepe Bono fue en el Colegio Mayor Pío XII el 14 de noviembre de 1976, siendo ya profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Complutense. Fue un encargo del profesor Tierno Galván para que interviniera en un acto público en contra del referéndum de la Ley de Reforma Política, que posteriormente y mayoritariamente el pueblo español votaría a favor.

Pero el paso más decisivo en su ambición de poder –es tan político que tiene la habilidad de no parecerlo- lo dio en 1977, recién instaurada la democracia por Adolfo Suárez. Volvió a su provincia de Albacete, y trató de salir diputado en las primeras elecciones generales tras la dictadura. Como su partido de entonces, el PSP, no tenía ningún asentamiento en Albacete, se alió con los demócratas cristianos de Joaquín Ruiz Jiménez. El resultado electoral fue una derrota clamorosa, alcanzando muy pocos votos. Se presentaba por la candidatura denominada "Centro Izquierda de Albacete".

Fechas después, las deudas acorralaron al PSP y el PSOE trató de absorberlo. En abril de 1978 junto a Tierno Galván firmó un acuerdo de unidad entre el PSOE y el PSP. Bono fue uno de los hombres-puente de la operación por el PSP, y Alfonso Guerra, el otro, por el PSOE.

Desde entonces, Bono fue considerado por algunos medios como el “topo” de Alfonso Guerra en la defenestración del PSP. Nunca perdonaría el “viejo profesor” las maniobras de su alumno Bono, quien a partir de la absorción subió enteros dentro del PSOE. El profesor Tierno Galván murió enfadado, como lo certifican los párrafos agresivos que le dedica en su libro “Cabos sueltos” a José Bono, por entonces ya mandatario de Castilla La-Mancha.

                          José Bono justo delante de Tejero durante el Golpe de Estado de 1981 en el Congreso.

El político se apoderó así del aparato del partido socialista en Albacete y se catapultó en la región, favorecido por el deterioro y división de la UCD de Adolfo Suárez. Alfonso Guerra bendijo todos sus actos electorales con su presencia. Salió elegido diputado por primera vez en 1979 por el PSOE de Albacete y se le premió sus servicios prestados en la demolición del PSP con la secretaría cuarta del Congreso de los Diputados.

En noviembre de ese mismo año fue elegido secretario del Consejo de los Diputados. Allí estaba “muerto de miedo”, como ha reconocido, con la nariz a dos palmos de la pistola del teniente de la Guardia Civil Antonio Tejero el día 23-F de 1981. Meses más tarde, el 20 de abril de 1981, fallecería su padre víctima de un extraño accidente de automóvil, al despeñarse su coche por un barranco, muy cerca de su pueblo de albaceteño de Salobre.

Una vez en la presidencia de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, 1983-2004, se convierte en el interlocutor de la línea más oficialista del PSOE en todos los conflictos públicos: Cabañeros (la postura de Alfonso Guerra frente a la de Narcís Serra); Anchura (la política del partido y del Gobierno); la huelga general del 14-D (la postura del Gobierno)… y así sucesivamente.

"Es un hombre hábil e inteligente; de tonto no tiene un pelo”, afirman a elcierredigital.com sus enemigos políticos. Hasta la fecha han sido pocos los escándalos que le han cogido con pruebas evidentes, el caso de Seseña (Toledo) quizá es uno de los pocos ejemplos, pero también destacan las irregularidades que ocurrieron en su día con la Sociedad Financiera Internacional Ibérica, una sociedad dedicada a préstamos, transacciones en cuentas de participación e inversiones, en la que en su constitución intervino José Bono junto a Raúl Morodo y Cristóbal Colón y Carvajal, duque de Veragua.

En su día se estimó que los perjuicios ocasionados por esta sociedad a comerciantes, pequeños industriales, agricultores y ganaderos, entre otros, sumaban unos 2.000 millones de pesetas. Cifra similar a la que le puso en su día en la picota con el “affaire” de la denominada Sociedad de Fomento Regional (SFR) que fue capitalizada en 1985 con 2.000 millones de pesetas provenientes de deuda pública. En marzo de 1988 la sociedad se liquidaba y sólo los números rojos de esta emisión de deuda pública ascendían a más de 1.000 millones de pesetas.

Sus regalos

Dicen sus enemigos que Bono siempre ha sido una persona propensa a realizar regalos caros con cargo al presupuesto de la Junta de Castilla-La Mancha, por lo que algunos le han conocido por el nombre de “el conseguidor” o “el Rey Mago”.

Así el entonces presidente castellano-manchego en 1986 compró un reloj marca Omega y una sortija de brillantes, valorados en 215.000 y 195.000 pesetas, respectivamente el 2 de diciembre de 1986. Tan rumboso regalo navideño fue abonado a la Joyería Mérida, en Toledo, por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

La orden de pago de la Consejería de Economía y Hacienda, número 219/1, fechada dos días después, establecía una transferencia de 350.000 pesetas a la citada joyería a través de la agencia número 2 de la Caja de Ahorros de Toledo. Como única explicación del desembolso, se puede leer en la orden: “Gastos diversos. Factura de 24-XII-86”. Bajo el sello de “contraído” figuran las firmas del consejero adjunto al presidente y del interventor. La factura de la joyería era todavía más explícita: un reloj Omega de oro y una sortija de brillantes por valor de 410.000 pesetas.

José Bono saludando a simpatizantes.

Eso sí, el establecimiento tuvo el detalle de aplicar un “descuento especial” de 60.000 pesetas. Casi un 15 por 100 rebaja para quien figura como destinatario del albarán: “Junta de Comunidades Castilla-La Mancha. Presidente”. Pero José Bono ha tenido otros detalles, como el envío periódico de rosas rojas, por valor de miles de pesetas de entonces. O la compra de cien ejemplares de la obra “Felicitar a Jesucristo”, de contenido religioso, para regalar con motivo de una Navidad. Y también obsequiaba relojes con el escudo de Castilla-La Mancha.

A lo largo de su presidencia en Castilla-La Mancha siempre tuvo dos partidas presupuestarias muy especiales: la primera, denominada Fondo de Acción Especial, dedicada a los múltiples regalos que hacía en sus viajes (vaquillas, videos, ordenadores…); la segunda, destinada al turismo social. Bono era apodado por algunos como el “Nuevo Bono-Bus”, debido a los múltiples viajes que realizaba a precio de saldo.

Por una cantidad ridícula cualquier ciudadano de Castilla-La Mancha podía visitar Toledo, donde era parada obligatoria el palacio presidencial, en el que Bono, en persona o a través de video, ofrecía un discurso protocolario. Sin embargo, los viajes más conocidos eran los que organizaba para los mayores de 65 años que, o bien se desplazaban a la costa, o visitaban Madrid, Aranjuez y, por último, Toledo. 

Bono con su exmujer Ana Rodríguez.

A su vez, José Bono saltó a la polémica informativa, cuando aprovechó un vuelo en helicóptero, “por motivos oficiales”, para trasladar a su familia desde Granada a Toledo, después de haber estado esquiando en Sierra Nevada.

Siempre trabajó su popularidad, por eso, siempre que visitaba un pueblo o ciudad, o tenía que recibir a alguna personalidad, iba acompañado permanentemente de un fotógrafo y, si podía, de las cámaras de su televisión regional. Nadie duda de su valía para vender muy bien su imagen.

Así ocurrió cuando fue a visitar al Papa Juan Pablo II, o cuando visitó en la clínica al que fuera obispo de Albacete Monseñor Vitorio Oliver. Mientras éste permanecía en el lecho tras ser operado de próstata y a pesar de su cara de angustia, Bono era entrevistado para Televisión Española. Cuentan sus amigos que siempre tenía un vestuario ambulante en su vehículo oficial: “si hay que ir de mitin:”fuera corbata y chaqueta”; si hay que ir a algún acto oficial, “lo más arreglado posible”.

El grupo de Los Panda

Para todas esas actividades tenía un grupo de personas conocidas en los ambientes de Toledo como el grupo de “los Panda”. Entre los que destacan algunos sacerdotes secularizados, como Cristóbal Rozalén, luego padre de la conocida cantante Rozalén. Desde siempre, el matrimonio Bono se ha rodeado de fieles amigos a los que el político promociona, cuando podía, en todos los ámbitos.

Él siempre ha presumido de un lema que cumple a rajatabla: “Amigo que no da y navaja que no corta, si se pierde poco importa”. Entre las amistades del matrimonio figuró la que fuera numero uno del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, Trinidad Jiménez, que solía visitar a la familia Bono en su casa toledana. Tanta es la amistad, que Pepe situó a su hermano, José Jiménez García-Herrera, como Director Conservador del Parque Nacional de Cabañeros, un cargo de confianza del presidente y de su entonces consejero de Agricultura y Medio Ambiente, Alejandro Alonso

                                                  Bono jurando como ministro de Defensa.

Por esa amistad que lleva a rajatabla, casi nadie faltó en su toma de posesión como ministro de Defensa. Fue el 19 de abril de 2004 y el auditorio era de lo más variopinto: desde el cantante Raphael y su mujer, Natalia Figueroa, al arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, pasando por los sindicalistas Cándido Méndez y José María Fidalgo, el juez Baltasar Garzón, el escritor Antonio Gala, la actriz Concha Velasco o el periodista Pedro J. Ramírez.

En este cargo se mantuvo hasta el 7 de abril de 2006. “Me voy porque quiero estar con mi familia, quiero dedicarle más tiempo a mis hijos, a Sofía…”, decía a su salida del ministerio. Ya antes de las elecciones autonómicas de 1999 la mujer de Bono y sus hijos le advirtieron de ese peligro de soledad: “¿No te parece que ya tenemos derecho a que estés más tiempo con nosotros?”. Sin embargo, José Bono decidió presentarse una vez más. Su hija mayor Amelia apostilló lo siguiente: “…y no te preocupes por la familia, Castilla-La Mancha es ya de nuestra familia”.

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