16 de junio de 2024
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FIN DE SEMANA

EL 1 DE JULIO LUCIE, QUE TRABAJABA EN UN BAR DE JAPÓN, TUVO UNA CITA CON UN CLIENTE QUE TRAS SECUESTRARLA LA ACABÓ DESCUARTIZANDO

Netflix estrena 'Desaparecida: El caso de Lucie Blackman', el documental que revive el asesinato de la joven

Lucie Blackman.
Lucie Blackman.
Lucie Blackman desapareció el 1 de julio del año 2000 después de haber tenido una cita con un cliente japonés del bar donde trabajaba. Lucie y una amiga suya llegarón a Tokyo con la intención de permanecer una temporada allí, pero pronto sus planes se truncarían. Tras varios meses desaparecida el cadáver descuartizado de Lucie apareció el 9 de febrero de 2001. Su asesino fue un adinerado japonés cuyo nombre era Joji Obara. Este hombre llegó a violar a un total de 400 mujeres.

El 26 de julio de 2023 Netflix estrenó el estremecedor documental del caso de Lucie Blackman. Al poco tiempo de ser estrenado el documental se situó entre lo más visto de la plataforma. Este documental aborda la desaparición de Lucie el 1 de julio del año 2000 en Tokio, Japón. Detrás de esta desaparición estuvo Joji Obara, un empresario japonés que violó a 400 mujeres y las grabó con producción profesional.

Joji Obara utilizaba una máscara de el zorro mientras abusaba de las víctimas, que estaban inconscientes, y además llevaba un diario donde anotaba todos sus ataques sexuales. Obara violó y descuartizó a Lucie y posteriormente escondió su cuerpo en una cueva cercana al Océano Pacífico. Lucie nació en Kent, Gran Bretaña y tras acabar sus estudios comenzó a trabajar como azafata para British Airways

La desconcertante desaparición de Lucie


Con 21 años ella y su amiga Louise Phillips decidieron explorar el mundo y el 4 de mayo de 2000 llegaron a Tokio, Japón, con un visado de 90 días en el año 2000. Al poco tiempo Lucie consiguió trabajo en el bar Casablanca, en el distrito Roppongi de Tokio. Aquel bar tenía el requisito laboral de que se tenía que tener citas con los clientes, pero sin acostarse. En la noche del 1 de julio Lucie llamó a su amiga Louise y le dijo que había quedado con un cliente fuera del bar, algo que suponía todo un peligro.

Lucie le dijo a Louise que regresaría a dormir a casa, pero eso nunca ocurrió. Un día después su amiga Louise recibió una llamada de un tal Akira Takagi, que le dijo que Lucie se había unido a una secta religiosa, pero que volvería a verla. Tras esta llamada Louise decidió llamar a la familia de Lucie y la hermana menor de la desaparecida se presentó en Japón el 4 de julio. Ambas fueron a denunciar a la policía, que al conocer el empleo de Lucie hicieron caso omiso

Lucie Blackman.

Desde ese momento los padres de Lucie comenzaron una incansable lucha por encontrar a su hija. Pese a la respuesta de la policía japonesa lograron el apoyo del gobierno británico. El entonces primer ministro Tony Blair intercedió en el caso y captó la atención internacional. Tim Blackman, padre de Lucie, comenzó a recorrerse la ciudad sin cesar y pegó un total de 30.000 carteles con la cara de su hija. A casi dos semanas de la desaparición de su hija decidió dar una rueda de prensa y el caso se mediatizo aún más en ambos países.

El 1 de agosto del 2000 llegó una extraña carta al departamento de policía. Estaba firmada por Lucie Blackman y decía: “Déjenme en paz, Estoy haciendo lo que quiero”. La policía japonesa se centró de pleno en el caso y averiguaron que tres mujeres extranjeras que trabajaban en clubes similares al de Lucie habían sido drogadas y violadas por un japonés adinerado con el que habían salido a comer. Gracias a que una víctima proporcionó el contacto de un hombre japonés adinerado se destaparon las primeras pistas. El hombre vivía en una zona extremadamente cara de Tokio denominada Akasaka.

Tras el rastreo  los detectives fueron al sofisticado restaurante en el que comió Lucie por última vez y preguntaron si alguien la había visto. Una trabajadora dijo que Lucie estuvo con un señor mayor. Los investigadores ataron cabos y descubrieron a un señor mayor que vivía en una lujosa residencia de Akasaka y que tenía muchos coches de lujo. Este hombre era Joji Obara.

La detención del monstruo Obara


Fue entonces cuando allanaron su casa y encontraron la horrible evidencia. Joji utilizaba su poder y estatus para adquirir sedantes con los que drogaba a las mujeres y abusaba de ellas, además grababa las violaciones. De todos esos videos, al menos unos 400 eran de producción profesional. En las grabaciones se apreciaba a Obara usando una máscara de El Zorro.

Para octubre del año 2000 Obara fue culpado de la muerte de Lucie y la violación de otras nueve mujeres. Los investigadores pudieron descifrar su modus operandi. Escogía a sus víctimas, la mayoría mujeres occidentales altas y bellas y las llevaba a su piso, donde les suministraba altas dosis de sedantes. Era entonces cuando empezaba su oscuro ritual. Las mujeres eran violadas durante horas mientras estaban inconscientes, una vez se despertaban, Obara sencillamente las atacaba con cloroformo y seguía abusando de ellas.

Cuando las víctimas se despertaban desorientadas y sin recordar nada, Obara les contaba la misma historia: que se había desmayado al pasarse con la bebida. Las mujeres estaban tan afectadas por las drogas que creían la historia sin rechistar y hacían caso de sus consejos de descansar y no volver al trabajo hasta encontrarse mejor.

Joji Obara.

El 9 de febrero de 2001 el cadáver descuartizado de Lucie Blackman fue finalmente encontrado al sur de Tokio, en la zona de Miura. A tan solo unos metros del departamento de Obara. Los restos estaban tan descompuestos que no pudieron.

El juicio comenzó el 4 de julio de 2001, durante la sesión se descubrieron más detalles sobre el asesino. Su primer encontronazo con la ley había sido en 1998 cuando lo atraparon travestido en los servicios de las mujeres tratando de filmarlas. Uno de los detalles que más perturbó a la audiencia es que cuando registraron la vivienda del acusado también encontraron el cuerpo de un pastor alemán congelado. Obara quería tanto a su mascota que al morir esta decidió preservar el cadáver.

Para el 24 de abril de 2007 fue condenado a cadena perpetua. No obstante, no fue condenado por la muerte de Lucie Blackman debido a falta de pruebas. Esta decisión fue apelada en 2008 y para el 16 de diciembre de ese mismo año, Obara fue encontrado culpable del secuestro, desmembramiento y disposición del cadáver de la joven estudiante.

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