21 de mayo de 2024
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FIN DE SEMANA

El empresario contó a su asesor que “creía que lo querían quitar de en medio porque iba a indemnizar a los inversores de Pagarés de Nueva Rumasa”

José María Ruiz-Mateos: “Llévame a Madrid en cuanto te sea posible aquí no estoy seguro, ya sabes cómo actúa el Opus"

Exclusiva José María Ruiz-Mateos y los documentos del mandato que firmó antes de morir.
José María Ruiz-Mateos y los documentos del mandato que firmó antes de morir.
José María Ruiz-Mateos antes de morir cedió los derechos de cobro de la indemnización por la expropiación de Rumasa —todavía pendiente de resolverse— a la ONG Fundación de Asistencia Social Guanaba, gestionada por su amigo y asesor Jesús Urdiciáin. El motivo, aparentemente, sería que el empresario de Rota (Cádiz) se sentía “inseguro”, como expresa en un documento que firmó antes de morir el 7 de septiembre de 2015.

Antes de morir, el 7 de septiembre de 2015, el histórico empresario José María Ruiz-Mateos Jiménez de Tejada, propietario de Rumasa, lo dejó todo bien atado. Sin embargo, todavía quedaba un proceso legal que en 2024 sigue pendiente de resolverse: la indemnización por la expropiación de Rumasa el 23 de febrero de 1983.

Como ya hemos informado en varias ocasiones en elcierredigital.com, cuando se expropió Rumasa se valoró que el justiprecio de la empresa correspondía a cero pesetas por acción "porque la empresa tenía un agujero de más de 260.000 millones de pesetas". José María Ruiz-Mateos intentó ser restituido en vida por la expropiación, pero no lo consiguió. Cuarenta años después, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ordenaba recalcular de nuevo el valor del holding de la abeja.

En el año 2013, José María Ruiz-Mateos se puso en contacto con Jesús Urdiciáin, un hombre que tenía experiencia en auditorías, para preguntarle por Rumasa. Urdiciáin, que se hizo gran amigo del empresario gaditano, ha seguido luchando tras la muerte de Ruiz-Mateos por conseguir la indemnización de Rumasa. Tras la última sentencia, Urdiciáin calculó que la deuda que el Estado tendría con Ruiz-Mateos sería de “265.936.497.584,98 euros”. Cantidad correspondiente a la indemnización que el empresario debería haber recibido por la expropiación más los intereses derivados de los cuarenta años de retraso.

Como hemos publicado hace unos días, semanas antes de morir José María Ruiz-Mateos firmó un mandato —que le dictó a Urdiciáin— en el que daba una serie de instrucciones sobre lo que se debía hacer con el dinero de la indemnización en el caso de recibirla y quién sería el encargado de gestionarlo. Ruiz-Mateos dejó a Urdiciáin encargado de la gestión y creación de la Fundación de Acción Social Guanaba, que sería la encargada de recibir este dinero para, a su vez, indemnizar con él a los inversores de pagarés de Nueva Rumasa. Unos que todavía están envueltos en un proceso judicial por el dinero que se les debe.

Pero, ¿por qué decidió Ruiz-Mateos dejar la responsabilidad en Jesús Urdiciáin? ¿Y por qué fundar una ONG para que recibiera el dinero? La respuesta está en el mismo documento.

“Mi esposa, mis hijos y mis amigos se opondrán a ti”

Ya publicamos en el artículo ‘La verdad de Ruiz-Mateos: Su hija Adela renunció al testamento y será una Fundación la beneficiaria del dinero de Rumasa’ la primera página del último manifiesto del empresario, en el que se daba la orden de reclamar la indemnización por la expropiación de Rumasa e indemnizar con ese dinero a los inversores de Pagarés.

Al final de esta página, Ruiz-Mateos expresa, sobre estos dos objetivos, lo siguiente: “Me consta que tú, Jesús, estás sufriendo una férrea oposición y fuertes presiones por parte de mi familia, y de personas de mi entorno social, de quienes yo siempre he creído que estaban de mi parte y a mi favor, y de los que, sin embargo, visto su comportamiento, me siento profundamente decepcionado. Por tanto desautorizo, recrimino y condeno expresamente a todo aquel que se oponga a cualquier gestión, trámite, acto, diligencia, intención de hacer o criterio de actuación de mi leal y fiel compañero y amigo Jesús Urdiciáin Valencia”.

“En el anterior grupo de personas, incluyo a Nacho (Ignacio Fernández Candela), a mi abogado (Marcos García Montes) a Paco (Francisco Caruda Bermejo), a mi hermano (Alfonso María Ruiz-Mateos Jiménez de Tejada) y por supuesto a mis hijos y a mi esposa. A todos ellos dirijo mi reproche y mi desautorización. Niego y reniego de todos ellos, no les reconozco que ostenten mi representación y revoco los poderes otorgados a favor de ellos antes de este acto”, queda reflejado en el documento que se puede ver a continuación.

Fragmentos del documento que Ruiz-Mateos firmó antes de morir.

Otra de las tareas que Ruiz-Mateos encomendaba a Urdiciáin era que su amigo editase, publicase y diese “a conocer a la sociedad en general la verdadera historia del caso Rumasa, cuyo escándalo estalló el 23 de febrero de 1983”.

Sobre este punto, el empresario apuntaba lo siguiente: “Sé que vas a encontrar infinidad de obstáculos en esta tarea. Vas a tener que enfrentarte tú solo a las personas que, supuestamente, deberían ayudarte: mi esposa, mis hijos, mis amigos, quienes se opondrán radicalmente a ti y que sin embargo te van a traicionar. Ten presente especialmente al ‘OPUS’. No te fíes de nadie. Te atacarán por donde más te duele. Trata de proteger a tu familia. Y protégete tú mismo. Yo confío en ti y estoy seguro de que superarás todos los obstáculos. Te conozco y sé de tu valor, firmeza, sinceridad, lealtad y alto sentido del honor. Por eso confío en ti y por eso te hago destinatario de esta misión”.

Ruiz-Mateos se sentía “inseguro”

Como ya contamos, este documento se firma en el Puerto de Santamaría (Cádiz), donde los Ruiz-Mateos solían pasar los veranos. Sobre su localización, Ruiz-Mateos dejaba por escrito lo siguiente: “Llévame a Madrid en cuanto te sea posible. Aquí no estoy seguro. Ya sabes cómo actúa el ‘OPUS’. Yo, mientras tanto, pediré la protección de Nuestra Patrona la Virgen María a la que bajo la advocación de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, le profeso especial devoción”.

Última página del mandato, firmada por Ruiz-Mateos y Urdiciáin.

De esta inseguridad que sentía el empresario nace, según explica Jesús Urdiciáin en una conversación con elcierredigital.com, la fundación Guanaba. “Ruiz-Mateos creía que lo querían quitar de en medio porque tenía intención de indemnizar a los inversores de Pagarés. Por eso, cuando me contó sus preocupaciones, le ofrecí crear una ONG a la que él pudiera ceder los derechos que, una vez cedidos, al ser parte de la ONG y no de Ruiz-Mateos, él estaría ‘blindado’ ante cualquier ataque, porque el dinero ya no sería suyo. Además, se aseguraba de este modo que la ONG [Fundación Guanaba] pagara a los inversores aunque él no estuviera”, explica el asesor.

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