28 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA

La empresa abrió las compuertas para generar electricidad en un embalse en el que se acumulan metales pesados de una antigua mina de su propiedad

La Xunta de Galicia sanciona a Endesa con dos millones de euros por contaminar el río Eume

Endesa está acusada de desoír las peticiones de la Xunta.
Endesa está acusada de desoír las peticiones de la Xunta.
La Xunta de Galicia ha propuesto para Endesa una sanción inferior a los dos millones de euros por contaminar entre agosto y octubre del año pasado el río Eume, en A Coruña, que nutre de agua potable a una comarca de más 25.000 habitantes. La presencia en su cauce de metales altamente tóxicos como el mercurio, el hierro y el aluminio llevan años provocando estragos medioambientales en este entorno de enorme riqueza ecológica.

Menos de dos millones de euros es el precio a pagar por contaminar durante tres meses un río que abastece de agua potable a una comarca cuya población alcanza los 25.000 habitantes. Al menos es la cifra estipulada por la Xunta de Galicia, que ha sancionado con 1,9 millones de euros a la eléctrica Endesa -una empresa que el año pasado facturó más de 1.394 millones de euros de beneficios netos- por corromper el cauce del Eume entre agosto y octubre de 2020.

En concreto, el Gobierno gallego de Núñez Feijoo acusa a la compañía de cometer varias infracciones en el vaciado de un embalse para producir electricidad, irregularidades que provocaron la propagación de metales pesados a lo largo de todo el álveo. En consecuencia, tal y como explica la Xunta, se produjo "una importante afección en forma de turbidez y color localizada en el río Eume a su paso por los términos municipales de Pontedeume y Monfero, visible hasta su desembocadura".

Ante el evidente riesgo para la salud pública, tuvo que cortarse el suministro de agua potable durante once días con los consecuentes daños al dominio público hidráulico. En este sentido, Augas de Galicia reclama el pago de 932.284 euros en concepto de indemnización por las actuaciones que se llevaron a cabo para garantizar el servicio de abastecimiento y para realizar el correcto seguimiento ambiental que permitiera adoptar acciones correctoras.

Además, la Xunta solicita multas de 600.000 y 350.000 euros por dos infracciones muy graves. La primera, por desatender los requerimientos del Ejecutivo gallego que el 8 de agosto pedía a la explotadora que cumpliera con el régimen habitual, que exige mantener la cota mínima de explotación en 306 metros sobre el nivel del mar "garantizando en todo caso el mantenimiento del caudal ecológico". Lejos de hacerlo, Endesa respondió que seguiría adelante con su decisión unilateral de evacuar agua del embalse hasta llegar a los 283,2 metros. En aquel momento, y tras cuatro meses de subidas consecutivas, el precio de la electricidad se encontraba al alza.

La segunda, "porque Endesa Generación SL modificó el régimen de explotación del embalse sin autorización administrativa incumpliendo las obligaciones que le corresponden como titular de la presa con graves consecuencias", según la Consellería de Infraestructuras.

El cauce del río contaminado. Colectivo Terra Pontedeume. 

Endesa, por su parte, defiende que  procedió "correctamente” y ya ha anunciado que recurrirá  la resolución. 

Un problema que viene de lejos

Los estragos medioambientales ocasionados en el río Eume no son una novedad, incluso a pesar de que su embalse está enclavado en un entorno de enorme riqueza ecológica y paisajística, parte de la Red Natura europea.

Los ecologistas de la zona llevan años advirtiendo de los nocivos efectos de la presencia en sus aguas de metales altamente tóxicos como el mercurio, el hierro y el aluminio. Y es que el embalse lleva más de tres décadas acumulando en su fondo residuos altamente perjudiciales provenientes de la explotación de la mina de carbón de la que se alimentaba la central térmica de As Pontes, también propiedad de Endesa y hoy en vías desmantelamiento.

Por esta razón, cuando la cota del agua del embalse baja demasiado, afloran los sedimentos que son arrastrados río abajo por el vaciado de la presa hasta llegar a las captaciones de agua para el suministro humano. "Endesa abrió las compuertas pese a que era consciente de que esos metales pesados están en el agua" afirman los ecologistas, y por esa razón, y aunque la compañía lo niegue, entre agosto y noviembre del año pasado los análisis detectaron niveles superiores a los máximos establecidos por las normas de seguridad.

A tal efecto, sorprende la actitud con la que Endesa ha procedido, alegando que los vertidos que han puesto en riesgo la salud de los más de 25.000 vecinos afectados, así como de la fauna y la flora que habita en el entorno del Eume, se deben a "una dinámica natural sobre la que han confluido circunstancias meteorológicas extraordinarias de carácter imponderable".  Más si cabe, si tenemos en cuenta que sus  campañas de publicidad se centran en subrayar con carácter recurrente un compromiso social y medioambiental que, en este caso, ha brillado por su ausencia. 

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