Crecen las denuncias contra la cúpula de Unicaja por las "remuneraciones arbitrarias" a su plantilla

Unicaja lleva varios meses encadenando alegrías al compás del final de su cruenta guerra interna, que acabó con el 'clan malagueño' como vencedor y su histórico presidente Braulio Medel enfilando la puerta de salida. 

El banco malagueño presidido desde hace unos meses por José Sevilla y dirigido por Isidro Rubiales mejoró al fin sus resultados en 2023, con la ayuda de las subidas de los tipos de interés del BCE. Y este primer trimestre de 2024 ha triplicado beneficios hasta alcanzar los 111 millones. La compañía, además, se eleva en Bolsa al calor de los rumores de fusión (pese a que el Sabadell desechó digerirla y CaixaBank no parece interesarse por ella).

Pese a este buen clima exterior, la paz interna ha saltado por los aires a cuenta de los requerimientos de su sindicato mayoritario, Suma+T, que convocó hace unos días una huelga que alcanzó un 30% de seguimiento según la central sindical (o un 7% según los datos ofrecidos por la compañía). 

Además de denunciar las presuntas "remuneraciones arbitrarias" repartidas por Unicaja a sus trabajadores y el "mal clima laboral", que también ha sido denunciado por UGT o CCOO, Suma+T acusa a Unicaja de utilizar "las medidas a su alcance para perjudicar el beneficio antes de impuestos (BAI) mediante unas dotaciones totalmente desproporcionadas si se atiende a los ratios de irregulares, solvencia y liquidez".

La cúpula de Unicaja mantiene un enfrentamiento abierto con Suma+T mientras recibe a UGT, CCOO y Cesica, que le han pedido que mejoren "el clima laboral en los centros de trabajo y que se elabore un plan de desarrollo profesional para toda la plantilla, tal y como también se recoge en el acuerdo del pasado mes de diciembre".

Este trío sindical lo había dejado claro en la víspera al exigir "la puesta en marcha de medidas que mejoren el clima laboral como la recuperación del Diario de Gestión o una aplicación similar, la eliminación de la exigencia de envío de reportes continuos, la limitación del número de calls, la creación de canales de denuncias de las malas praxis de los cargos directivos, la adecuación de los objetivos del centro de trabajo a la plantilla real, etc.". 

Los tres sindicatos quieren creer en las promesas del banco: "Confiamos en que Unicaja abra esta nueva etapa y seamos capaces de elaborar un calendario viable de negociación. De otro modo, nos abocarán a una conflictividad laboral sostenida en la calle y en los centros de trabajo".

Y añaden contra Suma+T: "Motivos para ir a la huelga hay muchos, pero los tiempos y las acciones de confrontación hay que sopesarlas para que sean realmente eficaces y nos conduzcan a lo que, de verdad, importa, que no es apuntarse la medalla de haber convocado una huelga sino alcanzar acuerdos que mejoren nuestras condiciones de trabajo y el clima laboral actual". 

Sede de Unicaja. 

Unicaja, que está de celebración por el triunfo del equipo baloncestístico al que da nombre en la Basketball Champions League (una especie de segunda competición europea que organiza FIBA), también anda disgustada por su derrota en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 7 de Avilés (Asturias), que les ha condenado a devolver 71.824 euros por varias sustracciones que sufrió una familia de clientes mediante phishing (robo de datos). 

"Es la estafa de mayor cuantía que se conoce por fallos de este banco en su sistema de seguridad cuando estaba negociando la fusión con Liberbank, la media suele estar en 6.000 euros", ha señalado al medio especializado Economist & Jurist la abogada Sylvia Garrido. 

Según el fallo, Unicaja no desplegó "toda la cautela y protección en esta operación" y le dice que debe "poner los medios necesarios para garantizar ante posibles estafas que no se use fraudulentamente la banca online por terceros, y asumir esa realidad en la entidad y no transmitir la responsabilidad en los clientes".

Nuevos bríos en Unicaja tras cosechar los ingresos más bajos de la gran banca española 

Unicaja obtuvo en 2023 el menor de los beneficios de la gran banca española (267 millones, lo cual supone un 4% menos que en 2022) y ahora pretende disparar ganancias tras haber estabilizado su capital y haber renovado su cúpula después de una guerra.

El conflicto en la cúpula nació en 2021 tras la absorción de Unicaja de Liberbank (que una década atrás se había constituido con varias cajas regidas por el equipo de Cajastur). El poder, entonces, se configuraba entre Medel y Manuel Menéndez, consejero delegado de Cajastur primero, Liberbank más adelante y, hasta hace unos meses, de Unicaja. 

Esta pinza entre Medel y Menéndez soliviantó a Málaga, que mostró su enfado a través de sector del banco (incluido el controvertido Tomás Olivo, que se ha convertido en el segundo accionista del banco), políticos 'populares' como Juanma Moreno, Paco de la Torre y Elías Bendodo o el Partido Socialista. 

La vieja guardia del PSOE andaluz se hacía cruces al ver la actitud de su eterno aliado Braulio Medel, que había prometido renunciar a la presidencia de la Fundación Unicaja y finalmente intentó atrincherarse en el cargo. 

El enfado del PSOE estaba motivado porque Medel está íntimamente vinculado al partido. Este catedrático de Hacienda Pública por la Universidad de Málaga (de la que fue profesor desde sus inicios, allá por 1971), tuteló la fusión entre la Caja de Ahorros de Málaga y la de Cádiz.

De aquella unión nació en 1991 Unicaja, convertida desde sus inicios en una entidad de crédito muy ligada a los intereses socialistas. Y es que la cercanía entre el PSOE y Medel se había evidenciado cuando en los ochenta fue nombrado como viceconsejero de Economía y Hacienda de la Junta de Andalucía.