La Seguridad Social te aprobará una pensión si tienes una de estas enfermedades
Descubre las enfermedades que te permiten acceder a una pensión por incapacidad permanente
La obtención de una pensión por incapacidad permanente puede ser un alivio financiero para quienes, debido a una condición física, mental o emocional, no pueden continuar desempeñando su trabajo habitual. Este tipo de pensión garantiza un ingreso mensual, en muchos casos vitalicio. El cual permite a las personas afectadas mantener su calidad de vida pese a la imposibilidad de trabajar.
Los diferentes grados de incapacidad permanente
Es fundamental comprender que la Seguridad Social distingue entre varios grados de incapacidad permanente, cada uno con características y cuantías específicas. Estos grados determinan el tipo de pensión que se otorgará y el nivel de apoyo financiero que recibirá la persona afectada.
En primer lugar, la gran invalidez es el grado más severo y, por tanto, el que otorga una mayor cobertura. Las personas en esta situación no solo reciben el 100% de la pensión, sino que también tienen derecho a un complemento adicional. Este complemento está destinado a costear la asistencia diaria de un tercero, encargado de ayudar en las actividades cotidianas.
Otro grado significativo es la incapacidad permanente absoluta, que también permite cobrar el 100% de la base reguladora. Este tipo de incapacidad incapacita por completo a la persona para cualquier tipo de trabajo.
Por otro lado, la incapacidad permanente total es menos severa, pero aun así garantiza una pensión vitalicia. En este caso, la cuantía de la pensión se ajusta en función de la gravedad de la condición, lo que refleja una mayor flexibilidad en la valoración de cada situación particular.
Finalmente, la incapacidad permanente parcial es la menos grave y, como tal, su compensación es diferente. No se trata de una pensión mensual, sino de una indemnización que se otorga en un único pago.
Las enfermedades que permiten acceder a una pensión por incapacidad permanente
Uno de los aspectos más relevantes es la lista de enfermedades reconocidas por la Seguridad Social. Las cuales pueden dar lugar a una pensión por incapacidad permanente. Esta lista incluye condiciones tanto físicas como mentales y emocionales, cubriendo un amplio espectro de patologías que afectan gravemente la capacidad laboral de las personas.
Entre las enfermedades más comunes que permiten acceder a esta pensión se encuentran el Alzheimer, el cáncer y la esclerosis múltiple. Condiciones que pueden progresar rápidamente y dificultar significativamente la vida cotidiana.
Además, enfermedades como la depresión y la esquizofrenia también están contempladas. Reconociendo así el impacto profundo que los trastornos mentales pueden tener en la capacidad para trabajar. Estas condiciones suelen ser debilitantes y, en muchos casos, resultan en una incapacidad que afecta todos los aspectos de la vida de una persona.
Las enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión pulmonar y el infarto agudo de miocardio, también son reconocidas por la Seguridad Social. Estas afecciones pueden limitar severamente la capacidad de una persona para llevar a cabo tareas físicas o incluso mantener un nivel de energía mínimo para el trabajo diario.
Enfermedades crónicas y degenerativas: un reto constante
Otro grupo de enfermedades que da acceso a la pensión por incapacidad permanente son las enfermedades crónicas y degenerativas. Condiciones como la fibromialgia, la artritis reumatoide y la espondilitis anquilosante son ejemplos de patologías que causan un deterioro constante con el tiempo.
Estas enfermedades suelen conllevar un dolor constante y limitaciones físicas que dificultan cada vez más el desempeño laboral. Además, su naturaleza progresiva significa que la condición del paciente puede empeorar con el tiempo. Algo que justifica la necesidad de una pensión que asegure su bienestar.
Enfermedades raras y su consideración en la incapacidad permanente
La Seguridad Social también contempla enfermedades menos comunes pero igualmente graves. Patologías como el síndrome de Ménière y el síndrome de Raynaud son ejemplos de condiciones raras que tienen un impacto significativo en la vida de quienes las padecen.
Estas enfermedades, aunque menos conocidas, pueden ser tan incapacitantes como las más comunes. Y por ello están incluidas en la lista de condiciones que permiten acceder a la pensión por incapacidad permanente.
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