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Mujer de cabello castaño con blusa de flores frente a un edificio histórico con carteles en la fachada.
CULTURA

La musa de la Transición Carmen Díez de Rivera, al teatro: El éxito de su historia

La política madrileña fue clave en la UCD y la representación de su vida en el Teatro Español de Madrid ha creado furor

Hemos tenido la oportunidad de disfrutar de una obra basada en hechos reales del principio de nuestra democracia, cuando era presidente del Gobierno Adolfo Suárez. En el escenario, Carmen Díez de Rivera, interpretada por Ana Fernández.

La obra va desgranando los momentos álgidos de su intensa y desafiante carrera política mientras recuerda los episodios íntimos que marcaron su desdicha y su carácter. Por su memoria y por nuestros ojos pasan algunos de los personajes más importantes de nuestra historia.

En Madrid ya ha terminado la representación de esta obra que, por segunda vez, se ha representado en el Teatro Español, a llenos diarios. En esta ocasión se ha podido disfrutar de ella del 10 de septiembre al 10 de octubre, en la sala Margarita Xírgu —con una capacidad de 110 localidades—.

El teatro lo que busca son buenas obras y público para verlas y aquí se dan las dos circunstancias. Aun así, hay mucho público que se ha quedado con las ganas de ver esta representación.

'Carmen, nada de nadie'

Pero vayamos a la obra. El cometido se plantea en dos planos. El sentimental personal de Carmen Díez de Rivera y el laboral, con su opción política de llegar a ser la mano derecha del presidente de Gobierno, “con mando en plaza”.

Así es como funcionaba Carmen, que bajo el entusiasmo de hacer el mejor trabajo posible y su terquedad en algún asunto llevaba al presidente a ceder. En este caso, “la almendra de la obra” es la legalización del Partido Comunista.

Los protagonistas son la citada Carmen Díez de Rivera, interpretado Ana Fernández; el rey Juan Carlos, por Oriol Tarrason; Adolfo Suárez, por Victor Massan y la madre de Carmen, interpretada por Beatriz Argüello. Todos ellos con la excelente dirección de Fernando Soto.

La historia tuvo sus comienzos entre los años 50 y 60, cuando Carmen era novia de Ramón Serrano Suñer, el hijo del no menos famoso cuñado y mano derecha de Francisco Franco.

Tres personas posando en una imagen en blanco y negro.
La marquesa de Llanzol, Carmen Díez de Rivera y Ramón Serrano Suñer. | El Cierre Digital

Ambas familias, la de Serrano Suñer y la de Carmen Díez de Rivera, se trataban con cerrada amistad y posición económica. Por ello, Carmen y Ramón, pasaron de ser amigos infantiles a adultos enamorados. Y aquí comenzó el lío.

Decidieron casarse y se lo comunicaron a sus respectivas familias. En la casa de los Suñer cayó como un mazazo la noticia y Serrano Suñer padre llamó a Ramón. Le dijo: 'No puedes casarte con Carmen porque es hermana tuya'. 

En la representación se agradece la pantalla gigante del fondo del escenario, donde se proyectan fotos de los momentos históricos de lo que ocurre en escena. Así podemos conocer a Ramón padre e hijo; a Santiago Carrillo y la mayor parte de los protagonistas del momento.

Su historia

Carmen viene de hacer una “travesía del desierto psicológico” con su anulación como mujer casada (que nunca volvió a plantearse). Se mudó a Francia con el fin de someterse a una cura de insomnio. Después, estuvo unos meses como monja de clausura en el convento de las carmelitas de Arenas de San Pedro (Ávila) y luego viajó a Costa de Marfil.

Allí permaneció tres años, ayudando a una ONG. Regresa a España desde África para seguir cultivando su amistad con Juan Carlos I y comenzó a trabajar con Adolfo Suárez. Fue en la época en que este dirigió Radiotelevisión Española (1969-1973), ocupándose de las relaciones internacionales.

En noviembre de 1975 murió Franco. El rey accedió a la jefatura del Estado con plenos poderes para forzar la dimisión del presidente del Gobierno, Carlos Arias Navarro, y designar a Adolfo Suárez. En ese momento era ministro-secretario general del Movimiento, convencido de que era la persona idónea para conducir el proceso de reforma política.

En esta parte de la obra es donde Ana Fernández pone de manifiesto sus grandes aptitudes actorales. Con lo difícil que es trabajar en el teatro con los espectadores tan cerca que los rozas al pasar. Hay que tener en cuenta que los escenarios de estos teatros, el público está en el mismo plano que los actores. Y el escenario no tiene cambios, salvo los ejecutados, como en este caso, de forma magistral con las luces o la pantalla trasera con escenas.

Una mujer con cabello rubio y expresión seria está sentada detrás de un escritorio hablando por un teléfono rojo en un ambiente con fondo rojo.
Ana Fernández en el papel de Carmen Díez de Rivera. | Teatro Español

Víctor Massan en su papel de rey intenta modular la voz al original, pero es imposible. A Juan Carlos I es muy difícil imitarle. Sin embargo, el director pone en escena gestos de Víctor, que son apreciables por muy pocos. Como la entrada en un momento en escena, subiéndose la cremallera del pantalón. Con ello, el director hace un guiño a la personalidad de Juan Carlos I o el aire, en ocasiones despectivo hacia Suárez por no ser más comprensivo con Carmen.

Oriol Tarrasón, en el papel de Suárez, tiene una buena actuación, siendo el personaje que interpreta muy neutro en la vida real. Y no es fácil sacar partido de ello. Pero Oriol lo consigue y en ocasiones ves a Suárez. Buen trabajo de la madre de Carmen, Beatriz Argüello, que consigue con su actitud y vestimenta un fiel reflejo de lo que era la aristocracia de la época. Y se sitúa frente al problema de Carmen. Más que de Carmen, el suyo propio, por la secreta relación vivida con Serrano Suñer. Por otro lado, hizo que su hijo Ramón pasara un infierno psicológico y una depresión de años.

La musa de la Transición

La vida de Carmen Díez de Rivera fue tan excepcional que tiene paralelismos con las tragedias griegas como Antígona o Ariadna. Nacida en unas circunstancias familiares rocambolescas, dentro de lo más granado de la aristocracia española, renunció a los privilegios de clase. Y llegó a alcanzar un puesto que ninguna mujer ha desempeñado en este país: jefa del Gabinete de la Presidencia del Gobierno.

Y lo hizo en uno de los períodos más complejos e intensos de la historia de España: la Transición. Luchó, a menudo sola, contra todo y contra todos. Poseedora de una voluntad firme, una mirada inteligente, tuvo siempre el propósito de guiar a su país hacia la democracia. Su fuerza y arrojo en este cometido público contrastan con su tristeza y su incapacidad para encontrar la paz interior. Rota desde su adolescencia por un secreto familiar que le atormentaba.

Dos años más tarde de 1977, tras su dimisión, Carmen se sometió a una intervención quirúrgica para extirparle un carcinoma de mama. Aunque de buen pronóstico inicial, la enfermedad se extendió, y a comienzos del otoño de 1999 ya había invadido el hígado y los pulmones.

Dos años después, en noviembre de 1999, falleció en la Unidad de Cuidados Paliativos del Cáncer del hospital San Rafael, en Madrid. Tenía 57 años.​

Fernando Soto, director de 'Carmen, nada de nadie'

La dirección de esta obra está dirigida impecablemente por Fernando Soto. Nació en Madrid en 1968, es director y actor, licenciado en Arte Dramático en la RESAD (1992). Como actor, ha trabajado en numerosas producciones, en el Teatro de la Abadía. Allí ha participado en espectáculos como “Maridos y mujeres”, “Me acordaré de todos vosotros”; “La melancolía de King Kong” o “Medida por Medida”.

Retrato en blanco y negro de un hombre con barba y cabello rizado mirando a la cámara.
Fernando Soto. | Fernando Soto

También se le ha podido ver en espectáculos como “Perfectos desconocidos” dirigido por Dani Guzmán; “La Avería”, dirigido por Blanca Portillo y en el Centro Dramático Nacional con “Madre Coraje” o “La ciudad oscura”, de Antonio Rojano.

En el Teatro Español con “Don Juan”; “El loco de los Balcones”, o interpretando a Sancho Panza en “Yo soy Don Quijote de la Mancha”, con texto de José Ramón Fernández junto a José Sacristán, entre otros trabajos.

Como director destacan “La Estupidez” de Rafael Spregelburd; “Drac Pack” de Najwa Nimry, Carlos Dorrego y Emilio Tome; “Constelaciones”, de Nick Payne; “El minuto del payaso”, de José Ramón Fernández; “Babilonia”, de José Ramón Fernández; “Las Cervantas” de José Ramon Fernández e Inma Chacón, y ahora las dos temporadas del Español con “Carmen, nada de nadie”.

El cine y la televisión han estado presentes en su profesión de actor con directores como Daniel Monzón (Celda 211), Paco León (Kiki), Ángeles González Sinde (Una palabra tuya, La suerte dormida), Imanol Uribe (Miel de Naranjas), Álex de la Iglesia (Balada triste de trompeta).

En televisión ha intervenido en numerosas series como Servir y proteger, La casa de papel, Amar es para siempre, La Catedral del mar, Isabel, Alatriste, Homicidios. También en Vive cantando, La pecera de Eva, Frágiles, Sin tetas no hay paraíso, Doctor Mateo, Hospital Central e infinidad de series más en las que intervenido.

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