
Valentín Paredes regresa a las tablas: 'Para un actor, la mejor escuela es el teatro'
Este 7 de mayo Valentín Paredes estrena la obra 'Magia' dirigida por Ruiz Barrachina en el Teatro Pavón de Madrid
El actor Valentín Paredes (Manchita, 1955) tenía 7 años cuando descubrió que quería ser actor tras ver una película en un cine de verano. Más de seis décadas después y una dilatada carrera, el actor extremeño estrena la obra Magia, que llegará a Teatro Pavón de Madrid el próximo 7 de mayo.

El estreno coincide con una fecha muy especial para el templo madrileño, pues celebra su centenario con el estreno de 'Magia', la cual fue escrita por el escritor británico G.K. Chesterton en 1913. “Es una obra que invita al público a reflexionar sobre las paradojas de la vida y la importancia de mantener la fe, razón e imaginación. Aborda cuestiones universales que siguen siendo de gran relevancia en la sociedad”, revela el actor a Elcierredigital.com.
-¿Qué fue lo que le atrajo de 'Magia'?
-A lo largo de mi carrera he hecho mucho teatro y he interpretado diversos personajes dramáticos. Magia me llegó de manos del director Emilio Ruiz Barrachina. Esta obra tiene un registro de comedia que me apetecía mucho hacer. La comedia es muy necesaria en los momentos que estamos viviendo.
-En 'Magia' interpreta al duque, ¿qué nos puede contar de su personaje?
-El duque es un personaje muy especial. Se hace más el ‘tonto’ de lo que realmente es. Es un poco necio y rompe la trama dramática con sus tonterías.
Él reúne a todos los personajes en su casa y hace de observador del desarrollo de los acontecimientos. Quiere saber si la magia ocurre de verdad o es todo mentira. Él lo arregla todo con dinero y está dispuesto a pagar lo que sea necesario al mago para que me cuente cuáles son los trucos que utilizar para que se haga esa magia.
El duque utiliza su posición y poder para enterarse de todo lo que va ocurriendo entre los personajes que ha convocado en su casa.

-¿Ha encontrado algún paralelismo entre usted y el duque?
-No. Sin embargo, sí encuentro ciertos paralelismos con muchos de los políticos que gobiernan actualmente en España.
-'Magia' profundiza sobre la razón, política, fe o el misterio a través de sus personajes y que se podrían aplicar a la sociedad actual…
-Efectivamente. El sacerdote representa la religión y el poder de la Iglesia. Igualmente sobre las dudas sobre creer o no. La ciencia está representada por el médico, un personaje que no cree en casi nada. Es más realista que soñador. El amor está encarnado por Patricia, la sobrina del duque que representa la política.
-Si tuviera que dejar al público con una única pregunta tras ver 'Magia', ¿cuál sería?
-Yo saldría del teatro creyendo que hay algo mágico. A veces, la magia aparece en tu vida. Eso es lo que quiero transmitir al público, el hecho de que no se cierre a que en su vida pueda aparecer algo mágico.

-En cuanto a sus inicios, ¿cuál fue el detonante para que quisiera dedicarse al ámbito de la interpretación?
-Fue inesperado. Tenía 7 años y estaba viendo una en un cine de verano de Manchita, el pueblo extremeño donde nací. Vi que salía una luz del proyector e inconscientemente señalé a la pantalla y dije: “Yo quiero salir ahí”. Sin embargo, todo quedó en ese momento. En plena adolescencia volvió a entrarme el gusanillo. Fue entonces cuando empecé a indagar y estudiar en teatro. Finalmente, se cumplió el sueño de aquel niño que vio su primera película en un cine de verano.
-Ha trabajado con nombres míticos como José Sazatornil, María Garralón, Lina Morgan o Berlanga. ¿Qué le enseñaron ellos sobre el oficio?
-Fueron unos maestros. Debuté con José Sazatornil en la obra de teatro ¡Qué Campanada!. A lo largo de mi trayectoria he trabajado con los mejores. Desde Fernando Fernán Gómez, Alfredo Landa, Arturo Fernández, Carlos Larrañaga…Con Lina Morgan trabajé en Hostal Royal Manzanares y me enseñó a improvisar. Me dio mucha seguridad.
En cine, Alberto Closas y José Luis López Vázquez fueron mis padrinos. Junto a ellos debuté en la película La familia bien Gracias de Pedro Masó.

Una de las cintas que marcó mi carrera fue El Pico II de Eloy de la Iglesia. En esta película interpreté al 'Tejas', el capo de la Marcel de Carabanchel.
La película estuvo en el cartel del cine de gran vía durante seis meses. Fue una experiencia increíble. Rodé con los propios presos y con actores que eran toxicómanos. Yo no daba crédito. Recuerdo que José Luis Manzano y El Pirri estaban enganchados a la heroína cuando trabajé con ellos. Me cogieron mucho cariño durante el rodaje y me decían: “Haces muy bien del Tejas, parece que eres de los nuestros”.
A lo largo de mi carrera, he tenido la suerte de coincidir con gente con muchísimo talento. Estoy muy agradecido y me siento muy afortunado. Después de tantos años, seguir encima de un escenario es precioso. Es lo mágico de esta profesión.
-En televisión ha participado en series como 'Verano Azul', ¿qué recuerdos guarda de aquella experiencia?
-Guardo un recuerdo maravilloso de todo el equipo. Antonio Mercero y Antonio Ferrandis fueron extraordinarios conmigo. Yo participé en el capítulo ‘La Navaja’. El actor que iba a interpretar mi personaje falló. Mi amiga Maria Garralón le comentó a Mercero: “¿Por qué no llamas a Valentín Paredes? Le he visto en la película ‘Los pecados de Mamá’ y está estupendo”.
Me llamaron de un día para otro. Llegué a Nerja por la noche. Yo me alojaba en el hotel Balcón de Europa. Esa noche no pude dormir y me acuerdo que me puse a repasar el guion.

La primera escena que tenía era un ‘mano a mano’ con Antonio Ferrandis y con sonido directo, que era la primera vez que se hacía en Televisión Española.
-En 1984 se une al elenco de Proceso a Mariana Pineda, el último proyecto de Pepa Flores en la pequeña pantalla, ¿qué supuso trabajar al lado de ella?
-Fue uno de los grandes momentos de mi carrera. Proceso a Mariana Pineda fue la única serie de la carrera Pepa Flores y su último proyecto profesional. Yo amaba a Marisol y, de repente, tengo la oportunidad de trabajar con ella. Era una persona muy cercana y sencilla con todo el equipo. Tenía una personalidad impresionante. Para mí sigue siendo un mito del cine español. Es un ser maravilloso y una mujer irrepetible.

-¿Dónde se encuentra más cómodo Valentín Paredes, en televisión, cine o sobre las tablas?
-Cada ámbito tiene su atractivo. El cine es una aventura y la televisión se hace de manera muy rápida. Creo que, en definitiva, la mejor escuela para un actor es el teatro. Después de la época de ensayos y montaje, cuando se abre el telón no hay vuelta atrás. Sobre las tablas evolucionas con el personaje. Cada día vas creciendo y en teatro está el público y tu mismo. Es un placer cuando la obra ha salido bien y el público reacciona de manera positiva.
-Después de más de cuatro décadas en el oficio, ¿qué le queda por hacer?
-Siempre esperas un buen guion con una buena historia. Eso, quizás, es lo que estoy esperando de alguna manera. Lo espero con fuerza y muchas ganas.
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