'Qué fue del verano de..., 1989': El amor entre el Príncipe Felipe e Isabel Sartorius
También se produjo la famosa fuga de El Dioni mientras los cines se llenaban de público para ver el debut de Martes y 13
El último año de la tumultuosa década de los ochenta dejó grandes acontecimientos para la historia reciente: la caída del muro de Berlín, el derrocamiento de Ceacescu en Rumanía o la represión del régimen chino a los estudiantes que pedían libertad en la plaza de Tiananmen.
Ese verano, sin embargo, todo el país se hacía dos preguntas: ¿Dónde está el Dioni y su botín? y ¿Se casará el Príncipe con su primer amor, la bella Isabel Sartorius?.
La saga/fuga de El Dioni
El 28 de julio de 1989, el día del robo, Dionisio Rodríguez tenía algo claro: comportarse como siempre y no mostrar nerviosismo, elementos que podrían delatarle. Llegó a su empresa a la hora de siempre y condujo el furgón como todos los días. Antes de comenzar la jornada, dejó su automóvil aparcado cerca del hipermercado Jumbo. La recolecta del dinero transcurrió con normalidad, hasta que se llegó al séptimo cliente.
En la parada siguiente los compañeros bajarían en la pastelería Mallorca: "En ese momento, en el que me quedé solo, me dije: 'Ahora o nunca’. No conocía bien el cambio de marchas del furgón y temía meter la primera en lugar de la marcha atrás y dar un golpe a un coche. Felizmente, Dios me ayudó a meter la marcha justa. Pensaba que todo el mundo me estaba viendo. Había trece a catorce coches en la calle y me entró un poco de miedo, pero proseguí mi plan firmemente”, contaba Dioni a Interviú unos meses después.
Recaló en Brasil, pero sólo pudo disfrutar cincuenta y cinco días de su “paraíso soñado”. Fue detenido el 19 de septiembre en un apartamento de la playa de Barra de Tijuca, al sur de Río de Janeiro, Brasil. Dioni era amante de la buena vida: playas brasileñas y compañías mulatas. Esta ilusión no pudo hacerla realidad porque el cirujano que le operó la nariz le recomendó que no tomara el sol durante un tiempo.
El primer gran amor de Felipe VI
Mediaba el mes de agosto cuando la revista ¡Hola! publicó unas imágenes del entonces Príncipe de Asturias con una joven en actitud que no dejaba lugar a dudas sobre el vínculo que los unía. Ella era cuatro años mayor que él. Una rubia de ojos verdes que parecía salida de una serie estadounidense. Pronto lo supimos todo sobre ella. Que se llamaba Isabel Sartorius, que era hija de los Marqueses de Mariño, que sus padres estaban divorciados, que había pasado su adolescencia en Perú, que había estudiado en Estados Unidos y que había sido novia de Riky Fuster, amigo del Príncipe.
Cuando en 1993 finalizó el romance entre el Príncipe Felipe e Isabel Sartorius, ésta heredó algo con lo que no contaba: la fama. Desde entonces no ha dejado de ser protagonista de las revistas del corazón con sus idas y venidas sentimentales. Intentando huir de la prensa se trasladó a Londres, pero no le sirvió de nada. Allí la fotografiaron con la pandilla de la actriz porno Koo Starr y en Nueva York con José María Cano.
A su vuelta a Madrid vivió su romance más polémico con Javier Soto con el que tendría a su hija Mencía. Nunca quedaría del todo claro si se habían casado o no, tal y como publicó en su momento la revista ¡Hola!. Lo cierto es que, tras el nacimiento de su hija en 1997, Javier trocó sus apellidos para ser Soto Fitz-James Stuart. Luego se casaría con María Chávarri, hermana de otro nombre popular, Marta Chávarri, que en los 90 ocupó casi tantas portadas como Isabel.
Luego tendría relaciones con Fernando Ballvé, un rico heredero dueño de la empresa cárnica Campofrío y de Telepizza fallecido en 2009 que estuvo casado con Sandra Macaya, hija de Cristina Macaya, y con el hermano del actor Francis Lorenzo.
Tras estos fracasos sentimentales intentó lanzarse como empresaria de bolsos y como colaboradora televisiva. Su última ruptura tuvo lugar con hace unos meses con el empresario César Alierta.
Cine y música
La canción de ese verano fue Aquí no hay playa del grupo The Refrescos. Otras canciones que se colaron entre las más radiadas fueron Te dejé marchar de Luz Casal, Cadillac solitario de Loquilloy los Trogloditas, Mi novio es un zombie de Alaska y Dinarama y Loco Mía.
En el cine la película más taquillera del año fue Las cosas del querer de Jaime Chávarri, un filme musical protagonizado por Ángela Molina y Manuel Bandera que contaba de manera sucinta la historia de Concha Piquer, que se molestó por el filme, y de Miguel de Molina. El filme funcionó también en los cines de América Latina, en especial en Argentina donde se mantuvo un año en sus carteleras.
El otro bombazo del año fue el debut en pantalla grande del dúo cómico más popular del momento, Martes y 13, Aquí huele a muerto. Esta parodia del cine de terror fue machacada por la crítica pero al público le entusiasmó y reincidieron con más éxito aún dos años después, con la comedia El robobo de la jojoya.
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