Preocupa 'la soledad' de Doña Sofía al perder a otro de sus íntimos confidentes
La Emérita despidió a su tío Miguel de Grecia y se encuentra volcada en su hermana, la princesa Irene de Grecia
La reina Sofía siempre ha sido el ‘bálsamo’ de la familia real española. Admirada y querida por los españoles, la Emérita adoptó el rol de nexo de unión de los Borbones. Este sábado —reapareció en la isla balear de Mallorca tras asistir al funeral de su tío Miguel de Grecia el cual se celebró en Atenas. Fue en la capital griega donde la Emérita se reunió con gran parte de la familia real helena y donde estuvo acompañada por su hermana, la princesa Irene de Grecia quien se desplaza en silla de ruedas para despedir al príncipe griego.
Miguel de Grecia era uno de los confidentes de la Emérita al igual que la conocida como ‘tía Pecu’ quien se ha convertido en su gran preocupación debido a los problemas degenerativos que padece desde este pasado año. La muerte del que fuera nieto del rey Jorge I ha sido un duro golpe para la madre de la infanta Elena, quien en tan solo dos años ha perdido a dos de sus pilares fundamentales: Miguel y Constantino de Grecia, su hermano y último rey de los helenos, a quien doña Sofía estaba muy unida.
Y desde que el monarca griego falleciera el pasado mes de enero de 2023, la Emérita se encuentra muy volcada en la familia real griega. De hecho, siempre que tiene ocasión viaja hasta su tierra natal. Es más, una de las citas más relevantes que doña Sofía ha fijado en su agenda es la boda de su sobrina la princesa Teodora de Grecia que pasará por el altar este próximo 28 de septiembre junto al abogado Matthew Kumar. Otra de las fechas a la que la reina Emérita no faltará será a la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos —que se celebrará este próximo 11 de agosto en el estadio galo de Saint-Denis — donde asistirá junto a los reyes de España y sus hijas.
Sofía de Grecia —que este próximo mes de noviembre cumplirá 86 años —se ha visto obligada a convivir con la soledad y, también, con las ausencias. En especial, de su círculo íntimo de quien han formado parte diversas figuras con las que la Emérita no dudaba en transmitir sus preocupaciones o se desahogaba sobre los escándalos que, desde hace años, han salpicado a la familia real española.
El ‘círculo íntimo’ de la reina Sofía
La reina Sofía de Grecia siempre ha visto obligado a convivir con el escándalo y con la soledad. Desde que llegara a España tras contraer matrimonio con Juan Carlos I, la Emérita supo ganarse el cariño del pueblo español hasta tal punto que es uno de los miembros más queridos y mejor valorados de la familia real española. Pero lo cierto, es que desde hace años la madre de Felipe ha adoptado el rol de ‘bálsamo’ de los Borbones y no ha dudado en mantenerse en un discreto segundo plano.
Los distintos escándalos protagonizados por el rey Emérito, las desavenencias familiares en el seno de la Monarquía española y la tensión que —en la actualidad y tal y como ha podido confirmar elcierredigital.com —mantiene con la reina Letizia han hecho mella en la Emérita. Esta acostumbra a apoyarse en un reducido círculo íntimo con el que mostraba sus preocupaciones que —mayoritariamente —tenía en torno a su familia.
Uno de los confidentes de la reina Sofía era su tío segundo Miguel de Grecia. El que fuera hijo del príncipe Cristóbal de Grecia estaba muy unido a la madre de la infanta Cristina. Y no solo por los lazos de sangre sino por la pasión que ambos compartían con la arqueología. Junto al príncipe Miguel, la reina Emérita realizaba viajes a Atenas así como a lugares como Siria, es más, también era asiduo a los viajes que los reyes Pablo y Federica de Grecia realizaban con sus hijos por el Mediterráneo.
Junto a su mujer, la artista griega Marina Karella se dejaba caer por el archipiélago de Mallorca. De hecho, en agosto de 2004 fue uno de los ‘guías turísticos’ de la entonces princesa Letizia durante su primer verano en la isla y no dudó en acompañarla al icónico Hotel Formentor —que abrirá las puertas este mes de agosto —junto a las princesas Irene de Grecia y Tatiana Ratziwill.
La princesa Tatiana es, desde hace décadas, una de las íntimas amigas de la Emérita y con quien reapareció el pasado domingo en la isla, concretamente, en el restaurante Mía —localizado en el puerto de Portixol —donde acudió a cenar junto a su marido el doctor Jean Henri Fruchaud, los reyes de España, la princesa Leonor, la infanta Sofía y la princesa Irene de Grecia.
Junto a la princesa polaca —quien padece problemas de movilidad que le obligan a desplazarse en silla de ruedas— forjó una relación de amistad durante los años de exilio que la familia real helena pasó en Sudáfrica y Egipto. Es más, en 1962 la princesa polaca fue una de las damas de honor de la reina Emérita en su boda con Juan Carlos I. La princesa Tatiana es prima lejana de doña Sofía y entre ellas no solo existe la relación de consanguinidad sino también de estrecho afecto que la Emérita también comparte con su marido, el doctor especializado en cardiología Jean Henri Fruchaud.
El matrimonio es, desde hace años, asiduo en el archipiélago balear y uno más en el Palacio de Marivent. Era costumbre ver a la pareja junto a doña Sofía en alta mar o dando un paseo por el casco histórico de Palma de Mallorca. Pero el archipiélago no es el único destino al que los Fruchaud Ritzawill solían visitar sino que también se dejaba caer por Atenas donde se reunían con asiduidad con la familia real helena, de hecho, el cardiólogo era considerado como el “médico personal del rey Constantino de Grecia”.
Y, de hecho, el palacio de Marivent no solo acoge a los Fruchaud Ritzawill sino que, durante años, acogió a los reyes Constantino y Ana María así como a sus hijos los príncipes Pablo, Nicolás, Felipe, Teodora y Alexia. Los reyes helenos eran, también, confidentes de la Emérita y la muerte del monarca —que acarreaba diversos problemas de salud — en enero de 2023 fue un duro golpe para doña Sofía quien se volcó tanto en sus sobrinos como en su cuñada quien también se ha convertido en un pilar fundamental para ella.
Junto a la familia real griega la reina se ha reunido en el marco del funeral de Miguel de Grecia pero también lo hará este próximo 28 de septiembre cuando asistirá a la boda de la princesa Teodora de Grecia.
Más allá de los lazos de sangre, la reina Sofía también ha forjado grandes amistades. Una de ellas con la reina Noor de Jordania. Un vinculo que se estrechó a raíz de la íntima relación que mantenía el rey Hussein con Juan Carlos I. Junto a Noor, la Emérita ha competido vacaciones y actos de tal relevancia como lo fue el 80º cumpleaños que la madre de Felipe Vi celebró en el Teatro Real de Madrid.
Otro de los pilares fundamentales en la vida de doña Sofía fue Laura Hurtado de Mendoza, quien fue la ‘mano derecha’ de la reina desde que llegara a España y una mujer de férreas convicciones monárquicas. Fue en 1970 cuando se convirtió en consejera y secretaria de la entonces princesa de España. Una relación que traspasó el ámbito profesional y ambas entablaron un estrecho vínculo.
La princesa Irene de Grecia, la gran preocupación de la reina Sofía
Pero la confidente por excelencia de la reina ha sido su hermana, la princesa Irene de Grecia y quien también se ha convertido en su gran preocupación. Junto a ella acudió al funeral de su tío Miguel de Grecia y, también, reapareció este pasado domingo. La conocida como ‘tía Pecu’ acompañó a la familia real española en su tradicional salida nocturna.
La hermana de doña Sofía apareció frente a los medios sentada en una silla de ruedas a las puertas del restaurante mallorquín Mía ya que padece problemas de movilidad al igual que problemas degenerativos que han hecho mella en la salud de la princesa Irene.
A finales de 2023, la revista Lecturas informaba que a la que es la mayor confidente de la Emérita "se le están borrando los recuerdos”. Según informaba el medio mencionado, Irene de Grecia no solo estaría olvidando momentos de su pasado, sino que también tendría dificultad para reconocer los nombres o las caras de sus seres queridos.
Fue la propia Sofía de Grecia la que se dio cuenta de que algo iba mal con la memoria de su hermana, con quien reside en el Palacio de la Zarzuela. Irene de Grecia, su gran confidente, se ha converitdo en su gran preocupación al igual que la soledad con la que la reina Emérita convive en la actualidad.
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