
La moda latinoamericana consolida su presencia en el panorama internacional en Madrid
La sexta edición de Fashion Week Latam anticipa el regreso de Carolina Herrera a España
Madrid vuelve a abrir sus puertas a la moda. Los días 8 y 9 de mayo se celebró la sexta edición de Fashion Week Latam (FWLATAM). Un evento que ha crecido con paso firme. Y que este año ha encontrado en la capital española no solo un escenario, sino un auténtico cómplice. Porque esta edición no ha sido una más: ha sido una declaración de intenciones. Diseñadores llegados de distintos rincones de América Latina llenaron la ciudad de color, carácter y sensibilidad. Demostrando que la moda también es memoria, identidad y emoción.
La conexión entre Madrid y Fashion Week Latam ha funcionado como pocas. Por un lado, la ciudad ha ofrecido su vitalidad, su mezcla de culturas, su lugar privilegiado dentro del mapa europeo de la moda. Por el otro, el evento ha devuelto a Madrid una mirada nueva: fresca, auténtica, con historias que vienen de lejos y que se sienten muy cerca. Esa suma ha dado como resultado algo que va más allá de los desfiles. Una experiencia compartida, una celebración de lo que somos cuando abrimos los ojos y dejamos que lo distinto nos hable.
Esta edición ha sido, en muchos sentidos, un punto de inflexión. Más cuidada, más completa, más conectada con el público. Un claro acierto por parte de la organización y que ha sabido apostar por una ciudad que no solo tiene infraestructura. Sino que aporta sensibilidad y ganas de acoger lo nuevo. Y Madrid, por su parte, ha sabido mirar con respeto y con orgullo a un evento que no viene a imitar nada. Sino a aportar una visión propia, rica y llena de matices.
Un escaparate multicultural con sello latinoamericano
El arranque del evento no pudo tener un escenario más especial: el imponente edificio Monbull. En pleno corazón del barrio de Salamanca, abrió sus puertas para acoger una pasarela que no solo mostró moda, sino una forma de entender el mundo. Allí, ante un público expectante, las colecciones comenzaron a desfilar una tras otra contando su propia historia.
Nedaraga (Paraguay) apostó por la delicadeza y la fuerza silenciosa, con vestidos ligeros que parecían flotar, cargados de simbolismo y sutileza.
Glamo (Honduras) llevó el calor del Caribe al centro de Madrid, con tejidos llenos de color, movimiento y una alegría contagiosa que celebraba la libertad de ser.

Pánuco (México) cambió el tono y sumergió al público en una propuesta más introspectiva, donde el diseño se convirtió en herramienta de búsqueda personal, con formas envolventes, estructuras firmes y una paleta emocional.
Desde Colombia, Faride ofreció una pausa necesaria: una colección tejida con la calma del lino, los tonos de la tierra y el lujo de lo bien hecho, recordándonos que también se puede emocionar desde la sencillez.
Y como cierre, la siempre impredecible y luminosa Ágatha Ruiz de la Prada llenó la sala de color, de volúmenes inesperados, de guiños al verano y al juego. Reafirmando por qué su sello es tan querido como inconfundible.
Más allá de la pasarela
En esta edición también se apostó por el pensamiento crítico, la formación y el diálogo. Con espacios diseñados para inspirar y acercar la moda a quienes están construyendo su camino en ella. Uno de los momentos más enriquecedores fue el Fashion Talk organizado junto a la EIDM Fashion Business School. Institución con sede en París y campus en Madrid. Que representa una puerta de entrada a la industria para las nuevas generaciones. Este encuentro fue una oportunidad para reflexionar sobre el futuro del sector. Explorar el vínculo entre creatividad y consumo. Entender cómo el escaparatismo puede ser una herramienta poderosa de comunicación. Más allá de los contenidos, este tipo de iniciativas son esenciales para acercar a los jóvenes al oficio. Mostrándoles que hay un proyecto profesional sólido, ilusionante y posible en el mundo de la moda.

El evento ofreció un Pop-Up Day que no solo permitió admirar las creaciones de los diseñadores. También conocerles, escucharles y entender el espíritu y la historia detrás de cada prenda. Espacios como el concesionario de Mercedes-Benz Mobility Centro se transformaron durante unas horas en lugares de encuentro. Donde creadores y público compartieron miradas, ideas y emociones. Poder hablar cara a cara con quienes piensan, dibujan y cosen cada colección le da a la moda un valor añadido: la vuelve humana, cercana y profundamente inspiradora.
Un impulso cultural para Madrid
La Fashion Week Latam no solo enriquece el calendario de moda de Madrid; lo transforma, lo expande y lo llena de matices que hablan de nuestras raíces compartidas. Este evento ha encontrado en la capital española mucho más que una sede. Ha encontrado una ciudad que cree en la moda como vehículo cultural. Que apuesta por la creatividad como motor económico; y que sabe lo valioso que es tender puentes con América Latina. Con la que comparte un idioma, una historia y una sensibilidad profundamente conectada. Madrid está comprometida con el sector moda. Lo demuestra al acoger iniciativas que no solo presentan colecciones. Impulsan talento, visibilizan voces y enriquecen el relato global del diseño contemporáneo.
La FWLATAM es una pasarela única por su enfoque, por su diversidad y por la autenticidad que transmite. Y Madrid es el lugar ideal para amplificar ese mensaje. Porque aquí confluyen culturas, aquí se escucha lo nuevo. Se respeta lo distinto y se celebra lo que viene de lejos con la misma emoción que lo que nace en casa. Este evento es un auténtico win-win: la pasarela gana visibilidad, proyección internacional y el respaldo de una ciudad que vive la moda como parte de su ADN; y Madrid, a su vez, gana frescura, pluralidad, nuevas narrativas. El privilegio de ser altavoz de un talento que no necesita imitar a nadie para deslumbrar.
Con esta edición, la FWLATAM se consolida en Madrid, pero es que Madrid también se enriquece con cada paso dado en esta pasarela. Es una alianza sólida y generosa, en la que todos ganan: diseñadores, público, industria y ciudad. Y eso solo ocurre cuando el compromiso es real y la apuesta es honesta. Detrás de esta impecable organización están Alejandro Medrano, director general de la Pasarela Latinoamericana, y Geobana Guerrero, al frente de relaciones públicas. Junto a un grupo de colaboradores clave como Madrid Capital de Moda, KIKO Milano, Flor de Caña, Monbull y muchos otros socios que creen en el poder transformador del diseño. Esta no es solo una cita anual con la moda. Es una celebración de todo lo que podemos crear y compartir cuando miramos hacia el mismo lado.
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