El 'Mancheguito', un siglo sin el torero que revolucionó La Mancha: Su heroica vida
Cándido Martínez fue el primer diestro que puso a Albacete en el mapa taurino y ahora su historia sale del olvido
Al hablar de los inicios de la Tauromaquia en Albacete, no podemos evitar mencionar al primer matador de toros de la ciudad, Cándido Martínez Pingarrón, conocido como "Mancheguito". Este 3 de febrero de 2025 se cumplen 100 años de su fallecimiento. Un momento que invita a reflexionar sobre la importancia histórica y cultural de este embajador de esta tierra manchega.
Martínez Pingarrón abrió un camino lleno de valentía y sacrificio.
Nacido el 1 de febrero de 1868, en una Albacete humilde y trabajadora, "Mancheguito" forjó su destino desde el matadero local. Allí, entre reses y sudores, comenzó a soñar con el ruedo.
Años más tarde, tomaría la alternativa el 9 de septiembre de 1895 en su ciudad natal. Fue en una tarde histórica, apadrinada por Julio Aparici "Fabrilo" y con Antonio Reverte como testigo. Ese día, Albacete se colocó en el mapa taurino de la mano de un hombre que no solo fue un gran estoqueador, sino también un ejemplo de esfuerzo y tenacidad.
Un torero de leyenda
Las crónicas de la época describen a "Mancheguito" como un novillero destacado, especialmente en la plaza de Madrid. Llegó a torear hasta 40 tardes por temporada, algo insólito en aquellos tiempos.
Compartió carteles con figuras como Lagartijo, Mazzantini, Espartero y Frascuelo. Y se enfrentó a las dificultades propias de una profesión que en el siglo XIX era sinónimo de peligro extremo.
Los viajes largos en trenes de vapor o carretas, las comunicaciones limitadas a telegramas y la precariedad de la medicina convertían la profesión del torero en un reto para la vida.
Se enfrentó a toros de trapío imponente. Como en 1885 en Yecla, cuando apenas con 17 años lidió seis novillos en solitario, ya que sus compañeros de terna rehusaron hacerlo.
Su valentía le llevó a ganarse el respeto de los aficionados y el aprecio de personalidades como Azorín. El dramaturgo lo mencionó en varios de sus escritos: "Fue mi amigo, estoqueador, valiente... Era un buen torero".
Un cuerpo cosido a cornadas
El precio de su oficio fue alto, su cuerpo quedó marcado por las cornadas sufridas en plazas como Zaragoza, Murcia o Madrid. Es un recordatorio de la precariedad médica del siglo XIX, cuando las infecciones y las complicaciones podían costar la vida.
Sin embargo, "Mancheguito" nunca se rindió. Fue un luchador incansable que continuó llevando el nombre de Albacete por toda España, Francia y México.
Entre sus gestas destaca el quite providencial con el que salvó la vida a Lagartijo en Gandía. Un acto que los periódicos de la época no dudaron en calificar de heroico.
También fue un torero comprometido con su sociedad, participando en las "corridas patrióticas" para recaudar fondos durante la Guerra de Cuba. Algo que demuestra su faceta solidaria y su amor por España.
El legado pendiente
A pesar de su relevancia histórica, el nombre de "Mancheguito" ha quedado injustamente relegado al olvido. Es momento de hacer justicia.
Su bisnieto, Jesús Picazo, ha liderado una admirable iniciativa para que su memoria perdure. Ha recopilado documentos, crónicas y testimonios, y recogió casi mil firmas para dar su nombre a una calle de Albacete. Preferiblemente cerca de la Plaza de Toros.
Valga como propuesta la calle Alegría, sita en la ubicación de la antigua plaza de toros, donde tantas tardes de gloria vivió.
Esta reivindicación no solo es un acto de justicia histórica. También una manera de honrar a un hombre que simboliza los valores de esfuerzo, humildad y valentía que tanto identifican a los albacetenses.
En un mundo que parece alejarse cada vez más de sus tradiciones, recordar a figuras como "Mancheguito" no es solo un homenaje. También un compromiso con nuestra identidad. Porque con él empezó todo. Con su estoque, con su montera, con su nombre en los carteles de las plazas más míticas y de máxima importancia del panorama taurino.
Hoy, un siglo después de su muerte, es nuestra responsabilidad devolverle el lugar que merece en la historia de Albacete. Que su figura inspire nuevas generaciones y que su nombre, finalmente, quede grabado en las calles que tanto le vieron soñar.
Cándido Martínez "Mancheguito", torero, albaceteño y leyenda. Por siempre.
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