Juanjo Artero vuelve con 'Ifigenia': 'La cultura es fundamental para crear conciencia'
'Ifigenia', que triunfó en el festival de Mérida, inicia su gira el 8 de febrero en Alcobendas con sus actores estrella
"La cultura tiene una labor muy importante a la hora de crear conciencia social". Esta es una de las muchas frases que el actor Juanjo Artero (Madrid, 1965) ha declarado en la última entrevista concedida a Elcierredigital.com.
A su llegada al lugar concertado, bromea sobre su aspecto. Artero nos revela que "aún tengo que llevar el bigote del inspector Hércules Poirot".
También nos confiesa que se está "dejando la barba para volver a interpretar al rey Agamenón", uno de los personajes de 'Ifigenia'. La obra de teatro que 'cerró' la última edición del Festival de Teatro Clásico de Mérida.
Una obra coproducida por el Festival y la productora Maribel Mesón. El texto ha estado a cargo de Silvia Zarco y la dirección la ha ejercido Eva Romero. Después de una gran acogida en Mérida, 'Ifigenia' ha iniciado su gira. La primera parada será el próximo sábado, 8 de febrero, en el Teatro Auditorio Ciudad de Alcobendas.
Juanjo Artero no necesita presentación. Es uno de los actores más queridos de la pequeña y la gran pantalla. Y lo es gracias a personajes como Javi, el subinspector Charlie Márquez o el Capitán Montero.
También del teatro. No podemos olvidar algunas de sus actuaciones sobre las tablas como en 'La discreta enamorada', 'Seis Clases de baile en seis semanas' o 'El milagro de la tierra'.
Después de una trayectoria de más de cuatro décadas, el actor suma nuevos proyectos profesionales y no para de trabajar. Además de 'Ifigenia', Juanjo continúa su gira con 'Asesinato en el Orient Express'.
- No ha dejado de trabajar desde que ‘cerró' el Festival de Mérida con ‘Ifigenia’, ¿cómo se encuentra?
- Estoy tranquilo y muy bien. Deseando irme a Extremadura para retomar los ensayos de ‘Ifigenia’.
- Vuelve con ‘Ifigenia’, donde se puso en la piel del rey Agamenón, y que fue todo un éxito, ¿cómo recibieron las críticas?
- Con muchísima alegría porque fueron muy buenas. El hecho de hacer una obra y que guste, siempre es una alegría. Los aplausos y la crítica del público denotaba que la obra gustó mucho. Este es nuestro trabajo. Nos apasiona y nos mueve.
- El festival de Mérida impone por su historia y su público, ¿sintió vértigo al actuar en un escenario con tanta tradición?
- Es una especie de vértigo, pero cargado de energía. El Teatro de Mérida es un lugar que impone muchísimo. Ahí ya interpretaban los romanos. A mí ese vértigo me hace volar y crecer. En mi caso, Agamenón comienza con una decisión tremenda después de una pesadilla. Y los nervios que puedas tener los canalizas y siempre llevan a algo mucho mejor. Ese vértigo me impulsó más.
- Los textos clásicos suelen reflejar valores de otra época, ¿hay algo en ‘Ifigenia’ que le haya hecho replantearse el mundo actual?
- Profundamente sí. Los textos griegos estaban inspirados en la cultura india, hindú, etc. En aquella época solucionaban los problemas con los dioses degollando a una mujer o a un menor. Todo ello está escrito y se debería de erradicar, por lo menos, en nuestra civilización.
Está escrito que hay matar a una mujer para conquistar Troya. De no ser así, llega el castigo por parte de los dioses. Actualmente, esta situación sigue pasando en algunos países. Hay gente que muere en las guerras y que se ve obligada a huir, sociedades sometidas o niños que sufren violencia. El mundo no ha cambiado tanto y la tragedia sigue estando ahí.
- En ‘Ifigenia' la tragedia y el sacrificio son dos de los temas centrales. En la actualidad, ¿sacrificaría algo en su vida?
- Es cierto. Y a los que se enfrenta Agamenón, mi personaje. Él no quiere hacerlo. Se ve forzado y tiene que tomar una decisión. Si Agamenón no mata a su hija, ella va a morir de todas formas y también toda su familia. Pero no, yo me cortaría el cuello antes que matar a alguien de mi familia.
- ‘Ifigenia’ es una obra que pone el foco en la violencia contra las mujeres, ¿cree que es necesaria la creación de más proyectos que lancen mensajes para crear conciencia social?
- Totalmente. Creo que siempre ha sido la labor del teatro, la televisión y el cine. Pero hacen falta este tipo de contenidos, siempre y cuando no estén manipulados. La cultura tiene una labor muy importante a la hora de crear conciencia. Pero, en muchas ocasiones, no interesa y se ciñen al entretenimiento.
- De Agamenón a Hércules Poirot, ¿qué ha sido más desafiante: la intensidad trágica del teatro griego o el misterio de Agatha Christie?
- Cada personaje tiene su dificultad. En el caso de Ifigenia, hay más esfuerzo físico. Cuando interpreto a Poirot lo disfruto de otra manera. También tiene su dificultad aprenderte el texto o los nombres del guion en otros idiomas. Ha sido desafiante el desgarro de la tragedia porque tienes que implicarte emocionalmente para poder hacerla.
- Poirot es uno de los personajes más populares de la interpretación internacional, ¿se ha empapado de otros ‘Poirot’ o ha creado el suyo propio?
- He creado mi propio Poirot. Conociéndole y sabiendo cómo es.
- En ‘Asesinato en el Orient Express’, el público se convierte en un detective más. ¿Qué tipo de crimen cree que podría cometer sin ser descubierto?
- No sé mentir. Se me da muy mal. Aunque, si tuviera que cometer un crimen sería relacionado con saber el número del Gordo de la Lotería.
- En ‘Asesinato en el Orient Express', una verdad se oculta tras una maraña de secretos. ¿Cuál es la mayor mentira que ha dicho en su carrera para salir de un apuro?
-Después de ‘Verano Azul’ conseguí un papel en la película ‘Nosotros en particular’ dirigida por Domingo Solano. Era la primera de mi carrera. Yo había tenido motos, pero de 50 centímetros. Por aquel entonces ya había montado una de 75, pero solo un rato. Recuerdo que mi personaje en la película conducía una BMW K 10.000. Me preguntaron si sabía montar en moto y yo dije que sí cuando, en realidad, no tenía ni idea.
Me acuerdo que rodábamos una escena en la carretera de La Coruña con coche cámara detrás. Yo tenía un miedo terrible.
- Si tuviera que compartir un viaje a bordo del Orient Express con algún personaje histórico, ¿a quién elegiría?
- Me subiría con Jesucristo. Creo que habría otros con los que subiría al Orient Express y podrían llegar a decepcionarme.
- Después de tantos años de carrera, ¿cuál ha sido la peor crítica que ha recibido?
- Hace muchos años yo hacía una obra en el Clásico. Nos hicieron una crítica. Pusieron muy bien a los actores mayores. Respecto a los jóvenes, la crítica decía que aún teníamos mucho que aprender en cuanto al verso y la métrica. Recuerdo que hubo una charla y en ella estaba el periodista que firmó la crítica. Dijo que yo me había saltado una sinalefa sin saber él lo que era una sinalefa.
Me acuerdo que en aquella charla estaba Miguel Narros. Y le dijo al periodista: “¿estás juzgando a Juanjo porque no sabe lo que es una sinalefa sin saber tú lo que es una sinalefa?”.
- Javi, Charlie, el capitán Montero, el comisario Bremon, Maldonado, Michael Minetti... ¿Algún personaje ha sacado a la luz algo de usted que aún no había descubierto?
- No, no hay nada de mí que no pueda mostrar. Pero, por ejemplo, yo he interpretado a un maltratador en dos cortometrajes ‘Rotas’ y 'Un niño escucha'.
Sabes que es mentira, pero cuando he acabado las secuencias he necesitado darle una abrazo a la persona que he estado, teóricamente, maltratando. Cuando me he visto no me he gustado, pero creo que es algo normal. He de decir que tan solo he dicho que no a ponerme en la piel de un pederasta. Rechacé el papel.
-Dicen que en cada personaje hay algo del actor que lo interpreta, ¿qué parte suya diría que hay en Agamenón y Poirot? ¿qué parte de ellos ha quedado en usted?
- En el caso de Poirot, hay una línea de pensamiento que sale cuando estás trabajando en el personaje. En mi caso, esa parte de Poirot ha salido y yo la he investigado. De él, quizás, ha quedado en mí esa faceta de investigador. Pero muy poco Poirot, porque es muy ordenado. Yo soy un desastre.
De Agamenón, la faceta protectora y familiar. Él se tiene que ir a la guerra y yo me tengo que marchar a trabajar, de gira, etc. De él creo que ha quedado la energía guerrera que tengo.
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