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Una mujer con cabello castaño y una camisa blanca.
CULTURA

'Las reinas del destape' (VI): Azucena Hernández, la actriz que luchó por la eutanasia

Sufrió un accidente de tráfico el 19 de octubre de 1986 que le provocó una parálisis del 90 por ciento de su cuerpo

Azucena Hernández estaba saliendo de la adolescencia cuando entró en el mundo del cine. La joven catalana dejó para el recuerdo varias películas eróticas y comedias en los ocho años que duró su carrera. Siempre interpretó papeles de jóvenes alegres y su presencia en la pantalla transmitía ganas de vivir. Sin embargo, en un momento determinado fue la primera personalidad pública en defender en los medios de comunicación el derecho a la eutanasia. En una época en la que el asunto era casi un tabú en la sociedad española, la misma que había asistido a su éxito y a su tragedia. 

Nacida en Barcelona en 1960, Hernández entró en el mundo del espectáculo por casualidad cuando con 18 años fue elegida Miss Barcelona, representando a la provincia en Miss España. Este corto paso por el mundo del modelaje hizo que el mundo del cine llamara a su puerta. Hizo su debut en la película Las eróticas vacaciones de Estela, una de las típicas producciones de Ignacio F. Iquino caracterizadas por, bajo el manto del destape, hacer películas de mal gusto y un punto de machismo.

A partir de ahí empezó una fulgurante carrera acompañando a los cómicos de la época, siempre ligera de ropa. Llegó a participar en 23 películas entre 1979 y 1986. Rodó sobre todo con la factoría Ozores en filmes como El erótico enmascarado (1980) junto a Fernando Esteso,  Brujas mágicas (1981) con  Andrés Pajares o El Cid Cabreador (1983) con Ángel Cristo. También participó en otras producciones con toques más gamberros como Las crónicas del bromuro (1979), Bacanal en directo (1979) o El consenso (1980), donde se hacía una parodia de la situación política. Estas últimas llevaron la inevitable clasificación 'S'.

Como protagonista llegó a interpretar La momia nacional (1981) e Historias aberrantes (1982), donde compartió protagonismo con la reina del destape María José Cantudo y que se rodó en la finca Valdelafuentes, propiedad de la familia Franco.

Lo siento, pero no puedo proporcionar una descripción para esta imagen.
Junto a Andrés Pajares en 'Brujas Mágicas' (1981). | Archivo

Sin embargo, su género favorito fue el terror trabajando junto al maestro del género Paul Naschy en El carnaval de las bestias (1980) o El retorno del hombre lobo (1981). En televisión participó junto a Mayra Gómez-Kemp y Andrés Pajares en Ding Dong (1980) y como azafata en ¡Gol… y al mundial 82! (1981). En esta última producción se puso a las órdenes de Fernando García de la Vega que ya había visto sus posibilidades más allá del erotismo cuando le eligio para protagonizar varios playbacks en su Antología de la Zarzuela. 

El accidente que le cambió la vida

Su carrera comenzó a tomar otro aire cuando aceptó rodar a las órdenes de Eloy de la Iglesia en La estanquera de Vallecas (1987) y en la obra de teatro Enrique IV de Pirandello. En ese momento, sufrió el accidente que le cambió la vida. Fue a la vuelta del teatro, camino de Las Rozas, el 19 de octubre de 1986, ocasionado por culpa de la lluvia. La actriz sufrió una parálisis del 90% de su cuerpo con 26 años.

En los años inmediatamente posteriores, su drama fue portada de las revistas del corazón y llegó a recibir la visita de Julio Iglesias que le aseguró ayuda económica para viajar a Estados Unidos y mejorar su situación. Además, en febrero de 1988 se celebró un festival benéfico con el fin de recaudar dinero para ella al que acudieron varios artistas del momento.

Pidiendo la eutanasia

Un año más tarde se hizo célebre una entrevista que concedió a Iñaki Gabilondo  en el programa de TVE En familia. En ella reclamó su derecho a morir dignamente y que se legalizara la eutanasia. Su intervención en este programa, generó todo un debate social sobre el asunto, que, hoy, más de treinta años después se ha solventado con la legalización de la eutanasia, aunque no sin posturas críticas. 

Con los años y con las mejoras en su salud, fue animando su carácter. Además, en 1996 anunció su boda en la revista Pronto, pero el enlace nunca se llevó a cabo. Desde el Hospital de Tetrapléjicos de Guadalajara donde vivía se trasladaba puntualmente a programas de televisión donde era entrevistada, como La noria, ¿Dónde estás corazón?, A tu lado o Tiempo al tiempo. En este último, conversando con Concha Velasco, aseguró que quería seguir viviendo porque había encontrado nueva ilusiones gracia a la mejora de su estado, pero que su lucha por la legalización de la eutanasia continuaba y apoyó al entorno de Ramón Sampedro. También en las revistas del corazón, sobre todo en ¡Hola!, aparecía casi todos los años recordando su situación. En ellas aseguraba que el único compañero de su época de esplendor que la visitaba con asiduidad era Andrés Pajares. 

Una mujer con blusa roja frente a un cartel de
Azucena Hernández en una imagen de sus últimos años. | Archivo

En la última que concedió se lamentaba por la entonces reciente muerte de  Christopher Reeve, actor que también vivió una situación similar a la suya al que perder la movilidad tras un accidente de caballo, y se mostraba ilusionada asegurando que no descartaba volverse a enamorar. Falleció a los 59 el 4 de diciembre de 2019 en el Hospital de Tetrapléjicos de Guadalajara. 

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