
Las mujeres de Francisco de Ayala: Desde estudiantes a poetisas rodearon al escritor
Al cumplirse casi un siglo de su nacimiento, repasamos el entorno sentimental en el que vivió el gran literato granadino
Francisco Ayala (Granada, 1906- Madrid, 2009) es considerado uno de los escritores y pensadores más influyentes de la literatura española del siglo XX. Su vida, que se extendió por más de un siglo, estuvo marcada por los grandes cambios sociales y políticos de su país. Sus obras reflejan una profunda reflexión sobre la identidad, la moral y la libertad en contextos turbulentos.
A lo largo de su carrera, Ayala dejó una huella indeleble en la narrativa española. Explorando los dilemas existenciales y políticos del ser humano a través de novelas, cuentos y ensayos. Estos siguen siendo fundamentales en el panorama literario contemporáneo.

Algunas de sus obras más significativas incluyen 'Tragicomedia de un hombre sin espíritu' (1925), 'Historia de un amanecer' (1926), 'Los usurpadores' (1949), 'Muertes de perro' (1958) y 'El jardín de las delicias' (1971), entre otras. Abordan temas tan diversos como la vanguardia literaria, la Guerra Civil española y la moralidad en contextos de opresión.
Sin embargo, la vida de Ayala no solo estuvo definida por su producción literaria. También por las mujeres que lo rodearon y que, de una u otra forma, influyeron profundamente en su obra y su evolución personal.

Desde su primer matrimonio en la década de 1930 hasta sus últimos años, su vida estuvo marcada por una serie de relaciones que fueron tanto afectivas como intelectuales. ¿Qué papel jugaron estas mujeres en la configuración de su pensamiento? ¿Cómo influyeron en los temas que abordó en sus obras más emblemáticas?
Etelvina Silva: La primera esposa y madre de su hija
Etelvina Silva Vargas, una estudiante chilena, fue la primera mujer de la vida de Ayala. Ambos se conocieron en Berlín en 1929, cuando Ayala se encontraba en la capital alemana ampliando sus estudios. Su matrimonio en 1931 en la iglesia Santa Agnes de Berlín marcó el inicio de una relación. Esto los llevó a Madrid, donde nacieron sus primeros años como pareja. Juntos tuvieron a su única hija, Nina Ayala Silva, nacida en 1934.

La vida de Ayala y Etelvina se vio profundamente afectada por la Guerra Civil Española. Hecho que les obligó a huir y trasladarse por varios países de América del Sur. Desde Uruguay hasta Chile, su exilio los llevó a una separación en Buenos Aires en 1939, poco después de llegar a la ciudad.

Aunque no se dispone de muchos detalles sobre la separación, se sabe que Etelvina vivió una vida tranquila hasta su fallecimiento en 1990.
Aurora de Albornoz: El vínculo intelectual y personal en el exilio
Aurora de Albornoz Peña, una escritora y poetisa asturiana, fue otra figura clave en la vida de Ayala, especialmente durante su exilio. Ambos compartieron no solo un profundo respeto profesional, sino también una colaboración intelectual significativa. En 1950, Ayala se trasladó a Puerto Rico, donde conoció a Aurora, quien también se había exiliado debido a la Guerra Civil.

En Puerto Rico, ambos participaron en la creación de la revista literaria 'La Torre' y la colección 'Biblioteca de Cultura Básica', que buscaba promover la literatura y el pensamiento universal. Si bien no se sabe con certeza si su relación fue estrictamente personal, su amistad y trabajo conjunto fueron fundamentales en el enriquecimiento de la cultura literaria del exilio republicano. Aurora, quien más tarde se mudó a Madrid, continuó su carrera como profesora y escritora, mientras que Ayala permaneció influenciado por su visión literaria.
Carolyn Richmond: La última compañera en su vida y legado
Carolyn Richmond, académica y crítica literaria estadounidense, fue la última mujer en la vida de Francisco Ayala. Nacida en Charlottesville, Virginia, en 1938, Richmond dedicó gran parte de su carrera a estudiar y difundir la obra de Ayala. Tras una fructífera carrera académica, se trasladó a Madrid tras su jubilación en 2000. Donde se dedicó a la investigación y a la Fundación Francisco Ayala, que ambos fundaron.

Richmond y Ayala compartieron una relación tanto profesional como personal. Ella editó las 'Obras Completas de Ayala' y escribió diversos ensayos, entre ellos 'Días felices'. Aproximaciones a 'El jardín de las delicias', que le valió el Premio Manuel Alvar de Estudios Humanísticos en 2018. La relación de ambos fue profundamente intelectual, con Ayala participando activamente en los avances de los trabajos de Carolyn. A través de su dedicación a la Fundación, Carolyn continuó promoviendo el legado de Ayala tras su fallecimiento en 2009. Carolyn nos dejó el pasado año 2024.
Un legado compartido: Entre el amor y la guerra
Las mujeres que pasaron por la vida de Francisco Ayala no solo fueron figuras personales. También intelectuales y profesionales que influyeron en su obra y en su legado. Desde su primer matrimonio con Etelvina Silva, que lo acompañó en sus primeros años de escritor y exiliado, hasta la relación con CarolynRichmond. Carolyn quien lo ayudó a preservar su memoria y difundir su obra, estas mujeres fueron esenciales para el desarrollo de su vida literaria.

A través de ellas, Ayala no solo encontró inspiración, sino también un espacio para compartir su visión literaria y continuar su trabajo más allá de las fronteras físicas y políticas. Su historia, marcada por el exilio, la guerra y el amor, revela cómo las relaciones humanas pueden influir profundamente en el curso de la historia literaria y cultural.
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