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Persona con peluca azul y maquillaje vistoso frente a un fondo colorido con el texto OTXOA y un recuadro circular mostrando el rostro de la misma persona con cabello rubio corto
CULTURA

La intrahistoria de 'La Otxoa': El ícono vasco LGTBI que desafió a Franco y la censura

José Antonio Nielfa Antón, hoy con 77 años, fue preso franquista y el primer artista abiertamente homosexual en Euskadi

José Antonio Nielfa Antón (77), conocido como La Otxoa, es una de las figuras más revolucionarias de la historia reciente del País Vasco y de España. Al mismo tiempo, es también una de las más injustamente olvidadas.

La Otxoa  fue artista, transformista, cantante, empresario y activista. También se convirtió en un símbolo de la resistencia frente a la represión franquista. Fue el primer artista abiertamente homosexual conocido por el gran público en Euskadi y uno de los pioneros visibles del colectivo LGTBIQ+ en toda España.

Hombre de cabello rubio corto y camisa azul con fondo desenfocado y luces circulares
José Antonio Nielfa Antón 'La Otxoa' | Europa Press

Su carrera, desarrollada entre los años 70 y su retirada en 2023, fue un grito a favor de la libertad sexual, la diversidad de género y la creatividad sin fronteras. La Otxoa recorrió un camino único. Pasó de las cárceles franquistas a los teatros de  Aste Nagusia, y de la calle Barrenkale a los platós de televisión nacional. Construyó una identidad pública que combinaba comedia, música y activismo con una valentía sin precedentes.

Hoy recorreremos la vida y otra de una de las figuras menos conocidas pero más importantes de la historia moderna de nuestro país.

Entre el bar familiar y los primeros tacones

Nacido en Bilbao el 11 de septiembre de 1947.  José Antonio creció en el barrio de San Francisco, un entorno obrero y popular de Bilbao marcado por la pobreza y la represión social. A los 11 años ya trabajaba sirviendo copas en el bar familiar, subido a una banqueta para alcanzar la barra. Su familia se trasladó más tarde al barrio de Santutxu, donde desarrolló su adolescencia.

En su entorno no existía ni una mínima educación sexual ni referencias visibles sobre la homosexualidad. A los 14 años, se atrevió a decirle a su madre que era homosexual, sin que ella comprendiera siquiera qué significaba el término. A los 17, dejó de jugar al fútbol y decidió abrazar su identidad, en una sociedad donde ser "maricón" podía significar la cárcel, el escarnio o incluso algo peor.

Persona con peluca rubia y maquillaje llamativo posando junto a un texto que dice Otxoa y En Cada Puerto un Amor
En cada puerto un amor. La Otxoa | Wikimedia Commons

Con apenas 19 años, en 1966, Nielfa se marchó a Torremolinos, que comenzaba a consolidarse como una especie de enclave turístico “tolerante” dentro del franquismo. Trabajó en bares como La Sirena y Apolo 1, rodeado de otros homosexuales, artistas y transformistas. Allí descubrió que no estaba solo y que la libertad , aunque limitada y vigilada, era posible.

Ese mismo año, también visitó por primera vez Barcelona, donde frecuentó espacios artísticos y espectáculos de transformismo en locales como La Reja Dorada o Barcelona de Noche. Comenzó a actuar allí, todavía con su nombre real, y a forjar las bases de su identidad artística.

1968: Represión, cárcel y la Ley de Peligrosidad Social

En marzo de 1968, a los 20 años, fue detenido en una redada policial en un  bar gay de Barcelona. La dictadura aún aplicaba la Ley de Vagos y Maleantes (modificada en 1954 para incluir explícitamente a los homosexuales) y, más adelante, la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social  (1970). Fue encarcelado primero en la Modelo de Barcelona  y luego en  Carabanchel  (Madrid).

Su caso fue parte del primer traslado masivo de hombres homosexuales detenidos en España. En él, 200 personas fueron llevadas esposadas en un autobús, con escalas en Zaragoza, Palencia y Burgos. La Otxoa lo describió como un auténtico “vía crucis”. Pasó más de un mes y medio entre rejas.

Portada de un disco con una persona de cabello azul y maquillaje llamativo sobre un fondo rosa, con el nombre Otxoa en la parte superior y el título Toma bacalao en la parte inferior
Toma bacalao. La Otxoa | Wikimedia Commons

Durante su servicio militar en Santander, su detención fue conocida por sus superiores. Paradójicamente, Nielfa volvió a jugar al fútbol, dejando perplejo a su capitán, que no entendía cómo un homosexual podía destacar en un deporte "de hombres".

En 1971, fue arrestado de nuevo, esta vez en una redada en Bilbao. La mera presencia de maquillaje o ropa femenina podía llevar a la detención. La censura moral franquista era asfixiante.

Décadas después, durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, fue indemnizado. También logró borrar sus antecedentes penales. Esto fue posible gracias a la mediación de la asociación de ex-presos sociales y formó parte de una política de reparación histórica.

1978: Nace La Otxoa, "humorista con faldas" y agitador festivo

Fue en 1978, ya fallecido el dictador Franco, cuando Nielfa se transformó oficialmente en La Otxoa, un personaje provocador, divertido y liberador. Adoptó el nombre del Bar Otxoa, donde había trabajado. A diferencia de transformistas clásicos como  Paco España o Juan Gallo, conocidos por imitar a figuras femeninas, apostó por crear un alter ego diferente.

Su estilo era original, canciones propias, humor político, provocación social. "No soy travesti, soy un humorista con faldas", decía. Su seña de identidad era la sátira irónica, el doble sentido y la crítica envuelta en lentejuelas.

Su gran salto a la fama llegó en la Aste Nagusia de 1980, cuando un grupo feminista proyectó sin cesar un vídeo suyo cantando 'Libérate' en las txoznas de Bilbao. La canción se convirtió en un himno inmediato. Compuesta por el valenciano Vicente Raga para  El Titi  (quien la rechazó por atrevida), fue finalmente interpretada por La Otxoa, que adaptó la letra y la hizo suya.

Libérate - La Otxoa

La canción se viralizó a través de pegatinas con el lema "Libérate por fin", que circularon por toda la ciudad. Fue un gesto disruptivo: inspiró a muchos a salir del armario, incluso a romper matrimonios heterosexuales forzados.

En medio de ese éxito artístico, La Otxoa  vivía una tragedia personal. En marzo de 1980, su madre murió. Y en octubre de ese mismo año, su pareja falleció de cáncer. Aun así, subió al escenario. El arte como forma de resistencia.

Una carrera prolífica: discos, escenarios y televisión

La Otxoa  publicó su primer álbum en 1981, titulado Libérate. A partir de ahí, grabó 17 discos. Algunos de sus títulos más conocidos:  Todas al fútbol  (1983), Sexual y autoritaria (1987), Toma bacalao (1989), Con mucho orgullo  (2022)

Cassette de Otxoa titulado Toma bacalao sobre una mesa con objetos decorativos como un gramófono en miniatura, una figura de estufa y una pieza roja con grabado de pez
El disco Toma bacalao (1989). | Wikimedia Commons

También apareció en televisión, como en el programa 'Si yo fuera presidente' (1985), y fue protagonista de un episodio de 'Vivir cada día' (1987). En 2013, el documental  'La Otxoa, sin complejos', dirigido por Joseba Gorordo, retrató su vida como referente del activismo LGTBIQ+ antifranquista.

En cine, participó en 'La muerte de Mikel' (1984). En 2024 fue invitado como estrella a la cuarta temporada de Drag Race España, donde compartió escena con  La Niña Delantro.

En teatro, en 1984 protagonizó el musical 'Bilbao, Bilbao' junto al grupo Karraka. En 2023 presentó su despedida oficial con el espectáculo '¡Agur, Otxoa feroz!', dirigido por Getari Etxegarai y escrito por Unai Izquierdo. El éxito fue tal que las ocho funciones programadas se agotaron, y se reprogramaron para enero de 2025 en el Teatro Campos Elíseos.

Vida personal, familia y militancia sin matices

A pesar de su visibilidad, Nielfa mantuvo una vida personal discreta. Tiene un hijo llamado Ismael, que es cocinero profesional. Él ha declarado públicamente que su padre es “natural” y que el personaje de La Otxoa  está completamente integrado en él.

Su madre, aunque sin comprender del todo su identidad, nunca lo rechazó. Su padre, hombre serio, tampoco. Su abuela, una figura clave en su vida, era una mujer combativa que “le tiraba cubos de carbón a los falangistas”.

Políticamente, se define de izquierda sin ambigüedades. Ha criticado abiertamente a los homosexuales conservadores: “No entiendo que haya homosexuales de derechas”, afirmó en una entrevista con Rivas Ciudad en 2019.

También ha cuestionado el rumbo del movimiento LGTBIQ+ contemporáneo. Cree que el Orgullo ha perdido su carácter reivindicativo y ha sido “folclorizado”. Tampoco se identifica con canciones como A quién le importa, que considera demasiado comercial.

En noviembre de 2019, fue homenajeado por el festival LesGaiCineMad. En agosto de 2023, recibió un homenaje en la Residencia Txurdinagabarri, donde residentes y trabajadores recrearon su estética, canciones y memoria. Bilbao lo reconoce como parte de su historia viva.

Cinco personas posan con pelucas coloridas y ropa llamativa en un ambiente festivo y alegre
José Antonio Nielfa Antón 'La Otxoa' | Europa Press

Su club de fútbol, el Athletic Club, ha sido otra constante en su vida, a quien ha dedicado canciones. También regentó un bar de copas en Barrenkale hasta su jubilación en 2012.

Hoy, con 77 años, La Otxoa  es mucho más que una figura artística. Es un símbolo de resistencia, un referente de identidad y una pieza clave en la historia social de España. Su obra, lejos de apagarse, sigue resonando en cada nueva generación que descubre que la libertad también se canta… a tacón y pluma.

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