'Guerra royal' en Mónaco: Por qué la princesa Charlène sigue a la sombra de Carolina
La mujer del príncipe Alberto II ha vuelto a aparecer en actos públicos entre tensiones con su cuñada Carolina de Mónaco
Parece un día de color para los Grimaldi, pues la princesa Charlène de Mónaco cumple 47 años. Era el pasado mes de noviembre cuando la princesa consorte del Principado reaparecía junto a su esposo, el Príncipe Alberto II y sus hijos. Un retorno que marcó un cambio de rumbo tras una prolongada ausencia que levantó cantidad de especulaciones sobre su salud y su matrimonio.
Mientras tanto, Carolina de Mónaco, su cuñada y principal rival por influencia, también ha celebrado recientemente por motivo de su nacimiento. Era el pasado 23 de enero cuando la mayor de los hijos de Grace Kelly, celebraba su 68º cumpleaños. Dos días antes de la princesa Charlène.
Una fecha que a la vez vistió de luto a gran cantidad de personalidades en Mónaco, por el fallecimiento del Ministro de Estado, Didier Guillaume.
De nadadora olímpica a princesa consorte
Nacida en Bulawayo, Zimbabue, Charlène Wittstock (de nacimiento) destacó desde joven por su faceta como nadadora. Representó a Sudáfrica en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000, donde su equipo terminó en quinta posición en los relevos de 4x100 metros. Su carrera, que incluyó numerosos títulos nacionales, se vio truncada por una lesión en el hombro que la obligó a retirarse antes de los Juegos de Pekín 2008.
Fue en el mundo del deporte donde coincidió con el príncipe Alberto de Mónaco. Concretamente en los Juegos Olímpicos de Sidney. Sería en 2006 cuando iniciaron su noviazgo que culminó en su matrimonio en 2011.
La boda se convirtió en un evento que atrajo la atención internacional y consolidó a Charlène como princesa consorte. Desde entonces, su papel ha estado marcado por su implicación en causas humanitarias, como la prevención de ahogamientos a través de su fundación. Y su presencia en eventos destacados como el Gran Premio de Mónaco o la Gala de la Cruz Roja.
Es una de las consortes, entre las que también están Letizia y Sofía de España, que ostentan el Privilegio de Blanco. Este les da permiso para poder vestir de blanco ante el Papa.
La salud, un obstáculo en su agenda que ha levantado rumores
El 2021 fue un año especialmente difícil para Charlène, quien estuvo alejada de la vida pública debido a una grave infección otorrinolaringológica. Su prolongada estancia en Sudáfrica y posteriores tratamientos en Suiza desataron rumores entre los medios, sobre una crisis matrimonial con Alberto. Es de resaltar que su matrimonio siempre ha estado acompañado de este tipo de habladurías, especialmente por los hijos ilegítimos que tiene él.
Aunque ambos desmintieron estas especulaciones, su regreso al Principado estuvo rodeado de misterio y una aparente debilidad que mantuvo a la princesa alejada de compromisos oficiales durante más de un año.
A finales de 2022, Charlène volvió paulatinamente a la escena pública, participando en actos clave como el Día Nacional de Mónaco. La princesa afirmó sentirse "más fuerte" y decidida a retomar su agenda, aunque con un enfoque medido. Las apariciones de Charlène en actos públicos del Principado estarían ligadas a un contrato con retribución económica de alta cuantía.
"Ha sido un camino largo y doloroso, pero estoy lista para avanzar", declaró en una entrevista.
Su eterna rivalidad con Carolina de Mónaco
La relación entre Charlène y su cuñada, Carolina, ha estado bajo la constante atención de los medios desde siempre. Desde su llegada al Principado, la exnadadora ha enfrentado la sombra de Carolina. La hija mayor de la icónica Grace Kelly y hermana del príncipe Alberto, ostenta un poder de gran influencia en la Casa Grimaldi.
Carolina, conocida por su influencia cultural y social, preside instituciones como la Fundación Príncipe Pierre y el Ballet de Montecarlo. Consolida un legado que Charlène no ha logrado disputar y por el que Carolina aún no parece renunciar.
La tensión entre ambas alcanzó su pico durante la ausencia de Charlène, cuando Carolina asumió un papel aún más resaltable en eventos oficiales. Aunque las apariciones conjuntas han sido diplomáticas, los rumores sobre desavenencias persisten.
Al parecer, fuentes cercanas al Principado confirman que la rivalidad se extiende al ámbito familiar. Donde ambas luchan por el protagonismo y la atención del soberano.
Carolina, una influencia insustituible
A sus 68 años, Carolina sigue siendo una figura clave en la dinastía Grimaldi. Su experiencia y conexión con el legado de Grace Kelly le dan esa autoridad e influencia que va más allá de su rol oficial.
Incluso Alberto ha reconocido en entrevistas su confianza en el juicio de su hermana mayor. "Carolina tiene un instinto brillante. Siempre acudo a ella en momentos difíciles", dijo el soberano monegasco.
Por otro lado, Charlène parece más cómoda en un papel secundario, centrándose en sus hijos y en proyectos benéficos relacionados con el deporte. A pesar de ello, la princesa consorte ha demostrado una notable evolución en su papel público tras los retos que ha enfrentado.
Un futuro incierto pero prometedor
El discurso de fin de año de la familia real, en el que Charlène y sus hijos participaron junto a Alberto, simbolizó un punto de unión tras un periodo de rumores. Con su habitual elegancia estuvo acompañada de los mellizos Jaime y Gabriella en su discurso. La princesa envió un mensaje de optimismo y compromiso con el futuro del Principado.
Aunque las comparaciones con Carolina seguirán siendo inevitables, su reaparición recuerda que aunque las tensiones persistan, el rol de cada miembro en la dinastía tiene su propio valor y significado.
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