
Frank Capra: El mito de Hollywood y sus secretos íntimos detrás de cámaras
Helen Howell, Barbara Stanwyck y Lucille Reyburn fueron las amantes de este director italiano que hoy cumpliría 128 años
Hoy, 18 de mayo, se cumplen 128 años del nacimiento de Frank Capra, uno de los grandes del cine clásico de Hollywood. Un contador de historias que convirtió el optimismo en bandera, la justicia social en trama, y el espíritu americano en mito.
Detrás de ¡Qué bello es vivir! o Sucedió una noche existió un hombre marcado por la inmigración, la pobreza y el ascenso al sueño americano. Pero también, por una vida amorosa compleja y poco conocida.

Por ello, recorremos las historia no solo del cineasta, sino también de las mujeres que compartieron, transformaron o inspiraron su camino.
Del puerto de Palermo a los platós de Hollywood
Nacido como Francesco Rosario Capra en Palermo, Sicilia, en 1897, llegó a Estados Unidos con apenas seis años. Su familia, como tantas otras, escapaba del hambre y la miseria.
Se instalaron en Los Ángeles, donde el joven Frank creció vendiendo periódicos, lavando platos y luchando por integrarse. Pese a las dificultades, logró graduarse en Ingeniería Química en el prestigioso Caltech, aunque fue el cine el que acabaría dando sentido a su vida.

Desde los años 20, Capra se abrió paso en Hollywood. Primero con cortos cómicos para Harry Langdon, luego como figura clave en Columbia Pictures, donde encontró su verdadera voz. Un cine cargado de humanidad, crítica social y héroes cotidianos.
En pantalla, los personajes femeninos de Capra eran algo más que acompañantes. Desde Jean Arthur hasta Donna Reed, muchas de sus heroínas reflejaban una mezcla de ternura, inteligencia y resistencia.
Pero fuera del set, la vida sentimental del director estuvo marcada por etapas intensas y, en ocasiones, dolorosas. Estas son las mujeres que marcaron su historia.
Helen Howell: El primer amor y la tragedia silenciosa
Capra conoció a Helen Howell en 1922. Su romance fue rápido y apasionado, culminando en matrimonio el 25 de noviembre de 1923. Pero lo que prometía ser un cuento de hadas se tornó en tragedia silenciosa.
En 1926, Helen sufrió un embarazo ectópico, que no solo la dejó sin posibilidades de ser madre, sino también emocionalmente devastada. Capra, incapaz de lidiar con la situación, se refugió en el trabajo. Helen, por su parte, cayó en el alcoholismo. Se divorciaron en abril de 1927.

Este episodio dejó huella en Capra. Si bien nunca habló públicamente de aquellos años, sus películas posteriores parecen explorar, con delicadeza, la fragilidad del amor y la resiliencia ante la pérdida.
Barbara Stanwyck: Pasión entre bastidores
En 1930 Capra conoció a Barbara Stanwyck, una joven actriz de carácter fuerte y talento arrollador. Se enamoraron durante el rodaje de Ladies of Leisure, un filme que marcó el inicio de la colaboración entre ambos y la consagración de Stanwyck.
Su relación, aunque breve, fue intensa. Duró aproximadamente un año y estuvo teñida de admiración mutua.

Stanwyck representaba un nuevo tipo de mujer en la pantalla, decidida y emocionalmente compleja, muy en sintonía con la visión de Capra. Sin embargo, sus ambiciones y estilos de vida divergentes acabaron separándolos en 1931.
Lucille Reyburn: La mujer que iluminó su cine
En 1929, durante el rodaje de Flight, Capra fue presentado en una cita a ciegas a Lucille Reyburn, una joven secretaria de carácter discreto pero firme. Se casaron en 1932, en Brooklyn, en un acto íntimo lejos de los focos de Hollywood.

Lucille fue el gran amor y pilar emocional de Capra. Tuvieron cuatro hijos, aunque la familia sufrió la pérdida del pequeño John en 1938.
A lo largo de cinco décadas de matrimonio, Lucille no solo lo acompañó en los momentos de gloria y crisis. También fue inspiración directa para varios de sus personajes femeninos más memorables.
Jean Arthur en El secreto de vivir o Donna Reed en ¡Qué bello es vivir! encarnaban, según algunos biógrafos, aspectos de la personalidad de Lucille. Su calidez, su determinación, su mirada empática hacia los demás.
Lucille falleció en 1984 por complicaciones derivadas del enfisema. Capra, ya retirado del cine, cayó en un profundo silencio tras su muerte. Vivió siete años más, retirado, como si con ella se hubiera apagado también su chispa creativa.
¿Quién fue Lou Capra? ¿Realidad o error de archivo?
Algunas fuentes mencionan la existencia de una mujer llamada “Lou Capra” con la que Frank habría contraído matrimonio en 1932, el mismo año en que se casó con Lucille Reyburn.
También se menciona un hijo, Frank Warner, nacido en 1934. Sin embargo, no existen registros sólidos que respalden esta versión.
La coincidencia de fechas y nombres hace pensar que “Lou Capra” podría haber sido un error documental, una confusión con Lucille Reyburn, cuyo nombre quizás fue transcrito de manera incorrecta.
En cualquier caso, no hay evidencia de una relación paralela o un matrimonio adicional.
Una obra que sobrevivió al tiempo y al olvido
Capra dirigió algunos de los títulos más emblemáticos del cine estadounidense. Sucedió una noche (1934), Caballero sin espada (1939) o ¡Qué bello es vivir! (1946). Esta última redescubierta décadas después como clásico navideño por excelencia.
Durante la Segunda Guerra Mundial, dirigió la serie documental Why We Fight. La película tuvo un papel clave en la motivación del ejército estadounidense y se estudia aún hoy como modelo de propaganda cinematográfica.

En sus últimos años, Capra se alejó de los focos. Su última película fue Un gángster para un milagro (1961). En 1982, recibió el homenaje del American Film Institute. Murió en 1991, en La Quinta, California, con 94 años, dejando un legado inigualable.
A través de sus películas, Frank Capra enseñó al mundo que incluso en los peores tiempos, la bondad humana podía triunfar. Pero tras esa voz que hablaba al pueblo, también existía un hombre marcado por pérdidas, amores complejos y una búsqueda constante de consuelo.
Las mujeres que amó, Helen, Barbara, Lucille, no solo dejaron una huella en su vida personal, sino que moldearon su sensibilidad artística y su visión del mundo.
Hoy, en su 128º aniversario, recordamos no solo al cineasta que hizo creer a millones que la vida es realmente maravillosa. También al hombre que buscó ese milagro en cada rincón del amor.
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