Logo El Cierre Digital
Un grupo de personas de pie en un escenario oscuro con humo en el fondo.
CULTURA

El teatro contemporáneo triunfa en Madrid: 'La Tristura' cumple 20 años

Esta compañía teatral ha puesto en escena su obra 'Renacimiento' en el Teatro Conde Duque por su aniversario

La Tristura “Renacimiento” cumple 20 años. Y se ha representado en el Teatro Conde Duque del Ayuntamiento de Madrid, con un trabajo actoral y una excelente dirección  a cargo de Celso Giménez.

Con este han culminado el cierre de la gira de “Renacimiento”. La obra con la que volvieron a la actividad hace tres años, tras la pandemia.

Ese ingrediente, Covid 19, se ha ido desdibujando a medida que la obra se ha mostrado por España y por Europa. Su título “Renacimiento” es por el hecho de ser un montaje con el que muchos teatros europeos reiniciaron su actividad tras el azote de la pandemia. La obra cobró una transcendencia especial, uno de esos trabajos que colocan a sus creadores un peldaño más por encima.

Pero pasado este tiempo, cobra fuerza la idea central de la obra, en un mundo entregado al presente radical que olvida rápidamente lo que supuso aquel seísmo. Y cuánto necesitamos los cuidados más básicos, los verdaderamente importantes.

Un grupo de bailarines en el escenario iluminado por una línea de luz naranja en el fondo.
Representación de 'Renacimiento'. | Conde Duque

Porque "Renacimiento" pone en el centro del escenario la vida interior del teatro por detrás. Lo que supone, la función de los regidores, ayudante de dirección, y en especial los Tramoyistas de los montajes técnicos y del resto de sus trabajadores.

Un homenaje a los tramoyistas

Es en los tramoyistas en los que se centra la obra, con sus problemas personales y económicos siendo la raíz de su trabajo. Observamos el tipo de diálogo y de intercambio que se genera entre ellos, cuando existe diferencias en los emolumentos en el convenio, y en el trato económico y no laboral.

Osea, que “todos dan el cayo igualmente”. Al existir esa diferencia les lleva a tener una asamblea, en la que anunciaron a la dirección de la empresa con una carta su preocupación e intereses. Y “no les hicieron ni caso”. Por tanto, no tienen una cooperación concreta y tangible donde se haga evidente que sin el colectivo, sin la comunidad, será imposible tener todo listo para cuando se alce el telón.

Es un endiablado juego teatral, con la manipulación de un continuo uso de un cartel colgado en la parte superior del escenario. Este sirve como hilo conductor de lo que sucede en el escenario.

Todo comienza con el final de una obra de Shakespeare, Ricardo III. Supuestamente en el momento en el que muere, frente a una enorme hoguera con un desarrollo en una especie de jardín. Allí, largos tiros de tela a ambos lados y un escenario “ad oc” en el tiempo que transcurre, permiten a Ricardo III salir de escena, despedirse y acabar la representación. Es el momento de los tramoyistas y su trabajo de desmontar el escenario. Lo hacen con la perfección que requiere para su montaje en la próxima representación.

Un grupo de personas sentadas en círculo levantando las manos en un ambiente oscuro.
Representación de 'Renacimiento'. | Conde Duque

Renacimiento se dibuja a partir de momentos icónicos de nuestra democracia. Un período de menos de 50 años que, lejos de cimentarse, parece sufrir un deterioro en línea con otras democracias occidentales. No se trata de juzgar nada, sino de observar desde otro lugar y tal vez tomar conciencia de que estamos simplemente en la infancia de nuestra historia democrática, y que todo está de nuevo por construir.

Tanto es así, que el desmontaje por parte de los tramoyistas se realiza con un orden y una exquisita organización, tanto de los cortinajes de descomunal tamaño, como los elementos del suelo. Hacen que parezca que estamos en un teatro dentro de otro teatro, pero los espectadores no lo vemos nunca.

Pasamos al escenario en negro y aparecen, al fondo, unos operarios que supuestamente hablan. Se escucha una conversación muy anodina y simple de sus fobias, que en ese momento están viviendo por la necesidad de una mayor cuantía en sus sueldos por su labor. Por parte de la empresa no están dispuestos a hacerlo y hablan de la necesidad de tener una reunión con todos los operarios del teatro, regidores, productores de escena, tramoyistas en general. En total, ventitantos empleados que se reúnen en círculo para llegar a una conclusión.

Es aquí donde podemos observar la intención del autor de dar a conocer el momento social y la interpretación que cada uno tiene según sus circunstancias. Uno de ellos, que lleva la voz cantante, se queja de que la empresa no ha contestado a la carta que enviaron requiriendo una elevación en sus sueldos por el exceso trabajo y la dedicación absoluta.

Tras una plática de opiniones, se requiere “a mano alzada”, los que estén de acuerdo con subir a quejarse a la empresa lo digan.

Ahí es donde empiezan las discordias. Solo once están de acuerdo y el que lleva la voz cantante increpa a uno de ellos y le dice que porqué no está de acuerdo. Y le contesta que él está bien y no quiere tener líos. Las discusiones se multiplican y el diálogo se convierte en un auténtico “Sanedrín” sin solución.

Como la vida misma. Todo se difumina y termina con un desacuerdo en la intención de apelar a la empresa en sus exigencias. Y regresan a sus puestos de trabajo y vuelta a empezar.

Renacimiento es un espectáculo con 20 intérpretes, bailarinas, actores y técnicos en escena. Una celebración del hecho teatral, que pone en valor el grupo, el diálogo y la comunidad.

Aniversario de 'La Tristura'

'La Tristura' nace en Madrid en el año 2004. Desde entonces, trabaja alrededor de las artes escénicas, tratando de generar "situaciones dignas de su deseo". Como decían los situacionistas, dentro y fuera del escenario. Algunos de sus trabajos son: “Años 90” y “Nacimos para ser estrellas”.

Sí, nacieron para ser estrellas, tirando del subtítulo que llevó su primera pieza. De esta, el profesor y crítico Eduardo Pérez Rasilla dijo que era: “Un trabajo paradójicamente maduro y extraordinariamente exigente”. Nacieron para ser estrellas y, en cierto modo, lo han conseguido. Al menos, siguen brillando 20 años después.

Tres personas posan sobre un puente con un paisaje urbano y un puente de fondo.
Compañía 'La Tristura'. | Conde Duque

Según Celso, "siempre hemos escrito pensando en la escena, intentando que las obras y sus procesos motivaran asociaciones que de otro modo no hubiesen existido. Asociaciones tanto con espacios y con instituciones, como con personas que a lo largo de su carrera han mostrado un interés por el teatro contemporáneo.

Buscan un compromiso con una forma nueva de hacer las cosas, con la palabra y la investigación, dentro de un arte que quizá no ha admitido con suficiente rapidez la necesidad de cambios. 'La Tristura', trabaja con la intimidad, el misterio y el deseo. Continúa persiguiendo una memoria colectiva, una exposición absoluta y alguna certeza, decididos a seguir modelando desesperadamente su propia caligrafía.

Durante este tiempo, 'La Tristura' y el espectáculo “Renacimiento”, colabora con espacios como el Festival de Otoño de Madrid; Cena Contemporânea de Brasilia; el Théâtre de la Ville de París;  el Festival Grec de Barcelona; el Teatro Łaźnia Nowa de Cracovia; el Festival Spielart de Múnich; El Canto de la Cabra de Madrid o el FITBH de Belo Horizonte, entre otros. Y como en este caso, en el Teatro Conde Duque del Ayuntamiento de Madrid, en los pasados días de octubre 18 y 19.

En estos años generan también contextos como el Festival Salvaje, la Gran Convocatoria Mundial, o el Ciclo “La tristura 2004-2014”. Lo hacen con el "deseo de seguir conectando diferentes agentes y artistas, confiando en que de esos enlaces saldrán movimientos inesperados e inspiradores".

El personaje a tener en cuenta en esta compañía, es el creador, actor, director escénico y dramaturgo Celso Giménez. En el año 2004, crea junto a Violeta Gil e Itsaso Arana la compañía 'La Tristura'. Lo hacen con el fin de ofrecer una alternativa teatral con obras de creación propia y creando un teatro contemporáneo. Algunas de sus obras son “Future Lovers”, “CINE” o “Renacimiento”.

Durante estos años colabora como asesor artístico, escritor o director de escena, con diferentes creadores como La Veronal, El Conde de Torrefiel, Mucha Muchacha, Emilio Rivas o La Phármaco.

Escribe, junto a sus directores, los largometrajes “El futuro no nos ha cambiado” de Adrián Orr, o “Anoche conquisté Tebas” de Gabriel Azorín. Son coproducciones internacionales que están pendientes de estrenarse en el 2024 y 2025 respectivamente. En junio de 2023 estrenó “Las niñas zombi”, un “guiño” a las niñas de la guerra Civil Española. Y fue producida por el Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque.

Como una señal de identidad de la compañía, hacen un llamamiento a los espectadores con esta frase de la poetisa Marina Garcés, instalada en el centro del escenario en una pantalla. A lo largo de la función, van dando datos indicativos como un hilo conductor:

“Nos queremos volver a despertar mañana. Es un deseo humano, íntimo y político, para el que  necesitamos herramientas y esfuerzo, pero también ternura y deseo”.

➡️ Historia ➡️ Teatro ➡️ Madrid ➡️ Cultura

Más noticias: