El cantante chileno Nano Stern llega a España: 'La música es refugio de los problemas'

El cantautor y multinstrumentista chileno Nano Stern (Santiago, 1985), una de las voces más poderosas y comprometidas de la nueva canción latinoamericana, viene a España e inicia gira por Europa.

Stern rinde tributo a figuras clave de la canción chilena como Víctor Jara, Violeta Parra y Patricio Manns. Lo hace interpretando su legado desde una mirada contemporánea que fusiona folk, rock, jazz y sonidos ancestrales.

Stern cuenta con una trayectoria de más de 20 años, diez discos y una exploración musical profunda. Ahora, en elcierredigital.com conocemos su nuevo gran proyecto.

- Comenzaste en la música desde muy pequeño. ¿Qué recuerdos guardas de esa etapa y cómo influyó en tu identidad artística?

- Mi primer recuerdo nítido de mi vida fue mi primera lección de violín. Me acuerdo claramente de la profunda sensación que sentía. Fue el momento en que descubrí mi oficio y mi pasión en la vida.

Por otro lado, estaba rodeado de mi familia: mi abuelo era músico, tocaba el acordeón; mi hermana es cantante y compositora. Para mí, la música es algo muy cotidiano desde muy temprana infancia. Es una parte de mi vida, no está separada, no es una actividad independiente.

- ¿Qué significa para ti regresar a Madrid con un concierto tan especial como este?

- Estoy muy agradecido y contento. El 8 de junio se llenó la mítica sala Galileo Galilei. El encuentro con el público siempre ha sido muy generoso conmigo. Tanto la comunidad chilena y latinoamericana como el público español. Que crece y me hace llegar a esta sala tan emblemática, donde me honra mucho tocar. Es una sala extraordinaria, con una gran historia ligada a la canción.

Es una gran alegría porque hace más de un año que no cantaba en Madrid, una de mis ciudades favoritas del mundo. Por la calidez, por el cariño con el que siempre me reciben y por la cantidad de amigos y amigas extraordinarios que tengo aquí. Tanto dentro como fuera del escenario.

Varios de ellos y ellas han estado presentes en el escenario. El Kanka, que es uno de mis cantautores favoritos de aquí de España en la actualidad; Guada, que viene de Argentina; Jon Wasserman, Bernard Engel y Jorge Drexler.

- ¿Cómo nació la idea de reunir a artistas invitados como El Kanka y otras sorpresas en esta gira?

- Es la oportunidad que se da en una ciudad como Madrid, en donde vive y pasa tanta gente extraordinaria. Madrid es uno de los focos culturales del mundo. No iba a dejar pasar esta oportunidad de venir, además vengo solo con mi guitarra. Está todo el espacio, toda la libertad para poder hacer estos encuentros y cruzar energía con la gente que uno quiere.

El público ve sobre el escenario a los artistas que se cruzan y colaboran. En realidad, al menos en mi experiencia, eso siempre es la capa más superficial de una amistad que va mucho más allá de lo que sucede sobre el escenario: son horas y horas de afecto, de cariño, de oficio compartido, de vidas compartidas.

- Este concierto es un homenaje a Víctor Jara, Violeta Parra y Patricio Manns. ¿Qué representa cada uno de ellos en tu camino musical?

- Tengo un concierto que mezcla gran parte de mi repertorio con algunas canciones de estos grandes referentes de la canción chilena. Para mí son una escuela, son la escuela de la cual provengo: en la canción, en la composición, en la mirada del mundo desde nuestro Chile, también mirando hacia fuera. Cada uno de ellos representa una visión colectiva y personal.

Víctor Jara, uno de los grandes cantautores de Chile, con una historia emblemática muy marcada, lamentablemente, por su trágico asesinato. Creo que mucho más determinante que eso es el brillo de su vida y su legado. El ejemplo que deja y las canciones extraordinarias que compuso.

Violeta Parra, sin duda, es la madre de la música contemporánea en Chile, de lo que entendemos hoy como música chilena. Ella es como el tronco de nuestra música popular. En el sentido en que los troncos son lo que conecta las raíces, que son subterráneas y difíciles de ver.

Patricio Manns es un compositor mayúsculo dentro de la canción chilena, que compartió muchísimo con Víctor Jara. Es muy especial para mí porque, siendo de la misma generación, es alguien con quien yo alcancé a compartir en su edad más avanzada y cultivar una amistad. Hablar de lo nuestro, tomar un vino y compartir la canción. Es emocionante haber tenido la oportunidad de estrechar ese vínculo a nivel personal.

- ¿Qué emociones te atraviesan al interpretar canciones de Víctor Jara en lugares con tanta carga histórica como el Aula Magna de la Universidad de Santiago?

Allí es donde se grabó este disco y se filmó. Es un lugar muy emblemático porque Víctor enseñaba en sus últimos años de vida. Este fue el lugar en donde Víctor y algunos otros, de la universidad y profesores, se refugiaron durante dos noches, una de ellas ya iniciado el golpe de Estado en Chile. De ahí los llevaron prisioneros al estadio que lleva su nombre, donde finalmente los asesinaron.

El Aula Magna está tan determinada por su vida y por su muerte. Ir a cantar estas canciones fue una emoción gigantesca, muy difícil. Tuve que hacer un esfuerzo grande por contenerme, también emocionalmente, para poder llevarlo adelante.

Pero ahí está el resultado: está publicado en YouTube, muy bello, realizado en colaboración con la universidad y con la Fundación Víctor Jara, que representa a su familia. Para mí ha sido un honor extraordinario haber podido hacer ese proyecto.

- En tus directos manejas una gran variedad de instrumentos. ¿Cómo eliges cuál usar para cada canción?

- Es una cuestión más bien táctica. Muchas veces no puedo andar con todos los instrumentos; los voy consiguiendo y me prestan algunos. Por supuesto, cuando estoy en casa, en Chile, o viajo dentro de Latinoamérica, tengo la posibilidad de llevar muchas más cosas.

Creo que los instrumentos te van sugiriendo: cada uno tiene su color y su momento dentro de un concierto. Los instrumentos no son el foco. Yo soy multinstrumentista, de mucha energía, y me gusta mucho tocar bien, dominar los instrumentos.

El fondo del asunto es la música, no los instrumentos. La música se puede hacer de tantas maneras distintas: se puede hacer a capela, con una mesa, incluso en silencio, en la mente. Entonces, para mí, lo importante es lo otro, sin duda.

- Tu propuesta fusiona música de raíz con sonidos contemporáneos. ¿Cómo logras ese equilibrio entre tradición e innovación?

- Ser original es una pretensión que solo hace sentido en función de que uno conozca su origen. Es ridículo pensar que uno va a inventar cosas nuevas si no conoce lo que ha venido antes. Es el ejercicio de mirar hacia atrás y proyectar hacia delante. En particular en lo que tiene que ver con las manifestaciones culturales como la música o la poesía.

Si uno mira en la tradición, están casi todas las claves allí, quizás con la excepción de las nuevas tecnologías, que permiten cosas que antes no eran posibles. Las nuevas tecnologías no son más que accesorios para nutrir y expresar nuestra creatividad, y ese proceso es el que realmente vale.

Creo que el proceso creativo se nutre cuando se aprende de la tradición. Para mí, no existe una dificultad para complementar tradición y novedad; son absolutamente dos caras de la misma moneda.

- Has colaborado con artistas como Joan Báez, Jorge Drexler o Inti Illimani. ¿Qué aprendizajes te han dejado esos encuentros?

- Son la oportunidad de aprender de mis maestros y, poco a poco, ir convirtiendo su admiración en amistad, que es lo más bonito.

Existe la posibilidad de aprender de primera fuente de quienes te anteceden. El otro día aprendí una palabra con una etimología muy linda en japonés: sensei, que se traduce como maestro. En realidad, literalmente significa “nacido antes”: aquellas personas que tienen más tiempo en estos caminos, que han recorrido más ruta y que te pueden enseñar desde su experiencia. Y eso es una maravilla que por siempre agradeceré.

- Eres también investigador y documentalista. ¿Qué te impulsó a codirigir 'En septiembre canta el gallo'?

- La necesidad de conocer con mayor profundidad la raíz de la cual provengo y en la que he crecido. Tanto en la música como en la cultura, sobre todo la historia de mi país.

Entendiendo que música, política y procesos sociales son inseparables, incluso como es el caso con este documental, desde la música podemos conocer de una manera diferente y complementaria los procesos históricos que han determinado nuestros países.

- En tiempos convulsos, ¿cuál crees que es el rol del arte y de la música en la sociedad?

Por un lado, el refugio. Me parece algo importantísimo. El cobijo de ternura que puede significar, en particular, la música en este mundo tan loco en el que nos toca vivir y en estos tiempos tan convulsos.

Por otro lado, la denuncia: la posibilidad, a través del arte, de iluminar ciertos aspectos que suelen ser oscurecidos dentro de nuestras sociedades. En ese equilibrio entre activismo y contención, creo que son los dos polos en los cuales se mueve, al menos, lo que yo hago. Se complementan; siempre están en algún punto intermedio.

- Has sido invitado como profesor al conservatorio de música en Boston. ¿Qué valor tiene para ti la enseñanza musical?

- Es muy lindo poder sentir que, estando a los 40 años, a mitad del camino, empiecen a pasar estas cosas. Que me inviten a Berklee, que posiblemente es la escuela de música popular más emblemática de la historia desde que se enseña este arte.

Es emocionante, me hace sentir mucho orgullo, por un lado, y mucha gratitud también. Poder compartir con un alumnado extraordinario, aprender también de ellos, de los colegas, de las otras personas que enseñan.

En lo personal, hay un regustillo dulce, porque yo de joven tenía toda la intención y la ilusión de poder estudiar allí. No fue posible con mi familia: era caro y complicado. Con la vuelta del ciclo, que me inviten como profesor es algo muy lindo.

- ¿Qué nuevos proyectos te esperan después de esta gira por España?

Continuaré todo este año por muchos lugares más. Estaré por Europa, con conciertos en Italia, Alemania, Suecia; después vuelvo a España y termino en Eslovenia. Paso a Chile, luego nuevamente a Estados Unidos, Canadá, México, y muchos conciertos por Chile. A final de año, en Asia.

Muchos kilómetros por delante. En paralelo, estaré presentando dos discos nuevos, dos grabaciones muy distintas entre sí y también respecto a lo que yo había hecho antes. Primero, un disco grabado en Nueva York, que hice en marzo de este año con un músico de jazz.

También una grabación sinfónica. Un segundo semestre muy intenso, de mucha actividad y de mucha música nueva.