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Hombre mayor de pie con los brazos extendidos en un escenario teatral iluminado, frente a un escritorio con papeles arrugados en el suelo y una cortina azul de fondo
CULTURA

'La Aventura de la Palabra', el discurso inédito de Fernán Gómez que llega al teatro

El Teatro Fernán Gómez de Madrid estrena la obra sobre el discurso del actor para su ingreso en la Academia de la Lengua

En el madrileño Teatro Fernán Gómez, situado en el Centro Cultural de la Villa, se ha estrenado la obra inédita sobre el discurso de ingreso a la Academia Española de la Lengua de Fernando Fernán Gómez. Lo hace cuando se cumplen los 25 años de su alocución.

No cabe desconocer la personalidad de Fernán Gómez en cualquier área de la cultura, ya sea en cine, literatura o teatro. Fue un novelista, dramaturgo, actor, guionista y director de cine, y teatro.

Sin embargo, vamos a ceñirnos a la personalidad que supone la presencia de Fernán Gómez en tan sabia Academia. Allí, los eruditos plantean día a día nuestro lenguaje y la incorporación de nuevas palabras al idioma castellano. En este caso, la presencia del actor fue acceder a la silla de la letra B mayúscula.

Una vida difícil

Fernando Fernán Gómez nació en Lima, un 28 de agosto de 1921. Aunque de padres españoles, desarrolló toda su carrera en España, país del que obtuvo la nacionalidad en 1984. Su madre se llamaba Carola Fernán Gómez, igual que Fernando, por el hecho de ser un hijo extramarital.

Hombre mayor con barba y esmoquin de pie frente a un micrófono en un ambiente formal
Fernando Fernán Gómez. | Cedida

Su padre fue el también actor Fernando Díaz de Mendoza y Guerrero, hijo de María Guerrero. Esta impidió el matrimonio entre los padres de Fernando, motivo por el que llevó los apellidos de su madre. ​

Tras algún trabajo escolar como actor, estudió Filosofía y Letras en Madrid. Lo abandonó al comenzar la Guerra Civil, pero su verdadera vocación lo condujo al teatro. Durante la Guerra Civil recibió clases en la Escuela de Actores de la CNT, debutando como profesional en 1938 en la compañía de Laura Pinillos. Allí lo descubrió el dramaturgo Enrique Jardiel Poncela, quien le dio su primera oportunidad al ofrecerle, en 1940, un papel como actor de reparto. Fue en “Eloísa está debajo de un almendro”, estrenada en Madrid en mayo de ese año.

Curiosamente, esta primera intervención de Fernando fue la entrada en escena para decir una frase y no tuvo más en la obra. Cabe decir, que, en aquella época, las obras de Jardiel como las de Mihura, Edgar Neville o Cossío, tenían diez o doce personajes, con el mismo número de actores. Y no se hacía doblete como en el teatro actual. Los costos actuales no permiten obras de tantos actores. Incluso, existe ya una mentalidad de los autores actuales a llevar a sus obras un máximo de cinco actores.

Fernán Gómez irrumpe en el cine

Después de esto, continuó preparándose hasta que tres años más tarde le contrató la productora cinematográfica Cifesa. Y así irrumpió en el cine con la película “Cristina Guzmán”, dirigida por Gonzalo Delgrás. Ya al año siguiente, le ofrecieron su primer papel protagonista en “Empezó en boda”.

En efecto, trabajó como actor hasta principios de los cuarenta para dedicarse después al cine, como actor con éxitos como “Botón de ancla” o “Balarrasa”. Y como director más tarde, sin descuidar su vocación de autor de teatro y director de escena, y escritor y guionista asiduo de la tertulia del Café Gijón.

Llevó una madrileña vida noctámbula en los cincuenta, que ha contado en más de una ocasión. A mediados de esta década dio comienzo una popular asociación profesional con la actriz argentina Analía Gadé. Fue iniciada con “Viaje de novios” en 1956, película dirigida por León Klimovsky y luego con varias comedias más, muchas dirigidas por Pedro Lazaga, como “Las muchachas de azul “; “Ana dice sí” o “Luna de verano” en 1959. Fernán Gómez debutó en la dirección en 1954 con “Manicomio” y dirigió con Analía Gadé como protagonista femenina las películas “La vida por delante” y “La vida alrededor”.

Hombre mayor con barba y gafas leyendo un periódico sentado en una silla roja
Fernando Fernán Gómez. | Europa Press, Ayuntamiento de Madrid

Su vida sentimental se basó en un matrimonio con la cantante María Dolores Pradera (1945-1957), con la que tuvo una hija, la actriz Helena Fernán Gómez. También un hijo, Fernando, relacionado también con la cultura.

Tras su divorcio mantuvo una relación desde principios de los años setenta con la actriz Emma Cohen, tras conocerla en la serie de TVE “Tres eran tres”. Cohen y Fernán Gómez se casaron en 2000, y el matrimonio duró hasta el fallecimiento de Fernando en 2007. En 1995, fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes.

A partir de 1984, vuelca su cada vez más intensa vocación produciendo varios volúmenes de ensayos y once novelas, fuertemente autobiográficas unas e históricas otras. "El vendedor de naranjas"; "El viaje a ninguna parte"; "El mal amor"; "El mar y el tiempo"; "El ascensor de los borrachos"; "La Puerta del Sol"; "La cruz y el lirio dorado", etcétera.

Fue un gran éxito su autobiografía en dos volúmenes, “El tiempo amarillo”, de la que corren dos ediciones, la segunda algo más ampliada. Pero acaso su éxito más clamoroso lo haya obtenido con una pieza teatral prontamente llevada al cine, “Las bicicletas son para el verano”. Se trata de una extraordinaria obra teatral que siempre que se lleva a escena produce llenos diarios por espectadores. La obra trata sobre sus recuerdos de adolescencia durante la Guerra Civil.

Es extenso, muy extenso el currículo que Fernando acumuló a lo largo de su vida, tanto en cine como actor, director y autor en el teatro. Y en la literatura, con enormes proyectos y biografías. Hoy todavía lo hace en la obra “La aventura de la palabra”, estrenada en el teatro que lleva su nombre. Esta nos relata el momento en el que prepara el discurso.

'La aventura de la palabra'

En su ingreso en la Real Academia Española de la Lengua, de la que fue elegido miembro en 1998, tomó posesión del sillón B el 30 de enero de 2000. En ese momento, Fernando tenía 78 años, cumpliéndose ahora su 25 aniversario.

Por ello, Raúl Losánez aprovecha para hacer la dramaturgia de su discurso de acceso 'La aventura de la palabra' y la dirección queda en manos de Juan Carlos Pérez de la Fuente. El actor que representa a Fernando es Nancho Novo y le acompaña la actriz Marta Poveda. Esta encarna un supuesto personaje del pensamiento de ayuda a la redacción del texto, así como se vislumbra en ella, todas las mujeres que fueron importantes en su vida, de lo que hace comentarios sobre ese particular con Marta Poveda.

Un hombre mayor está sentado escribiendo en una mesa con papeles arrugados en el suelo mientras una mujer está sentada en un sillón al fondo y una marioneta de Pinocho está de pie sobre un libro gigante en un escenario iluminado con luz azul
Una escena de la obra 'La Aventura de la Palabra'. | El Cierre Digital

En palabras de su director Juan Carlos Pérez de la Fuente, con esta obra quieren rendir homenaje al actor, al director y al escritor recuperando su inagotable aventura de la palabra para convertirla, modestamente, en ese ‘hecho teatral’ que él mismo introdujo y simbolizó hasta el final de sus días en la Academia.

Por tanto, el análisis del personaje surge con toda su brillantez en manos de su director para enseñar a Nancho Novo cómo se comportaba. Porque todos sabemos que, a pesar de ser una admirable persona, su carácter iba por otros derroteros. Un cierto aire histriónico mezclado con un énfasis de altibajos en la voz, esa voz que Fernando presumía de ella por ser profunda, gruesa y fría. Que según a quién, podría atemorizar, pruebas de ello hay.

Fernando, según comenta Juan Carlos, no pudo por menos que hacer versar su discurso de ingreso sobre la ‘palabra’; así, en su más amplio y etéreo sentido. Sobre la palabra escrita y sobre la palabra hablada; sobre los variados usos que los seres humanos hemos hecho y hacemos de ella; sobre cómo la hemos amado y manipulado, y sobre cómo nos ha acompañado, en cualquiera de los casos, de manera indefectible. Toda una ‘aventura’ la de ese discurso, como ya se señala en su título, que solo él podía hacer de ello una aventura apasionante.

Este motivo hace que se le ponga más difícil a Nancho Novo el protagonismo de Fernando, a quien tiene una cierta similitud en el físico y en la altura. Nancho se acopla bien al papel y desarrolla la secuencia del escrito para la academia, con todos los contratiempos en los que se supone se encontró Fernando. En la actitud de hacer un escrito a la perfección y que estuviera lleno de interés para los oyentes, los académicos que esperan ansiosos su ingreso.

Hombre mayor con gafas sentado en una mesa blanca escribiendo con pluma rodeado de objetos antiguos
'La Aventura de la Palabra'. | El Cierre Digital

Por su parte, Raúl Losánez comenta que, cuando Fernando Fernán Gómez entró en la Real Academia llevaba consigo un tesoro hasta entonces no muy bien aquilatado por quienes iban a ser sus nuevos compañeros: el teatro. Evidentemente, no me estoy refiriendo al texto teatral, es decir, a la literatura dramática, que había estado muy bien representada en la docta institución casi a lo largo de toda su existencia. Sino a la dimensión representativa de ese texto, que es lo único que hace, en puridad, que el teatro pueda ser considerado… eso, teatro.

Claro que Fernán Gómez era autor, y muy bueno; había cultivado con acierto y estilo prácticamente todos los géneros. Sin embargo, no estuvo en su ánimo franquear aquellas puertas como un escritor más que fuera a encontrarse allí con otros selectos colegas. Sino como un humilde cómico enzarzado en su poética quimera de relacionar la escritura con el habla. Como un actor buscando sobre el escenario el valor artístico del lenguaje en su oralidad. Esto es, en su concreción expresiva, siempre diferente, fugaz e inaprensible.

No creemos que fuera tarea fácil. Muchos papeles arrugados cayeron de las manos de Fernando hasta llegar a quedarse contento con el texto definitivo. Todo este galimatías hace que Pérez de la Fuente se entregue en cuerpo y alma. Todo para que Nancho recoja la perfecta personalidad de gran maestro del teatro y el cine, que fue Fernando Fernán Gómez.

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