
Así llegaron los Borbones a España (II): Luis I el Efímero, sólo reinó 7 meses
El hijo de Felipe V murió sin descendencia tras contagiarse de viruela a los 17 años
Confieso que los Borbones han estado siempre presentes en mi vida literaria. Para escribir obras como "Los hechizos del Rey Carlos", "El motín de Esquilache" o "Todos contra la Monarquía, 1930", tuve que documentarme sobre reyes como Felipe V, Luis I, Carlos III o Alfonso XIII. Aún me asombra que la Monarquía sobreviviera a tanto personaje enfermo, corrupto o incompetente. Pero vayamos al segundo de ellos.
Luis I pasó a la Historia como el "Breve" o el "Efímero". Su reinado duró solo siete meses. Fue conocido por su inmadurez. También por las viruelas que acabaron con su vida.
No sé bien cómo empezar su historia. Lo primero que encontré fueron cartas suyas a su padre, Felipe V. Luis tenía solo 15 años cuando se casó con Luisa Isabel de Orleans, de 12. En su noche de bodas escribió: "Papá, me gustaría saber cómo se hacen los bebés".
Felipe V respondió: "Eso pregúntaselo a tu esposa". Luis contestó: "Ella tampoco lo sabe. Me puse sobre ella un rato, pero como no salía nada lo dejamos". Dos años después, el Rey había muerto y la Reina seguía sin embarazo.

Luis nació en agosto de 1707 en el Palacio del Buen Retiro. Su padre estaba en la guerra. Su madre, María Luisa de Saboya, gobernaba como regente. Lo hacía con ayuda de la princesa de los Ursinos. Esta mujer fue enviada por Luis XIV. Desde su nacimiento, Luis fue cuidado por damas de la corte. Fue nombrado Príncipe de Asturias a los dos años. Pero su infancia no fue la mejor para un futuro Rey.
La princesa de los Ursinos controlaba todo. Los nobles la llamaban "la Reina francesa". Su madre murió cuando Luis tenía siete años. Su padre se casó con Isabel de Farnesio. Ella mostró poco interés por Luis y su hermano Fernando. A los 15 años, Luis se casó con Luisa Isabel, hija del Regente de Francia. Fue una boda política. La nueva Reina causaría escándalo.
Luisa Isabel, de 12 años, llegó a España en 1722. Desde el principio mostró un comportamiento errático. Se paseaba desnuda. Eructaba y trepaba árboles. Se negaba a usar ropa interior. Se mostraba impresentable en la corte. Comía a escondidas de forma compulsiva. Limpiaba suelos y cristales con obsesión. Su salud mental estaba en duda.
La proclamación como rey
En 1724, Luis fue proclamado Rey con solo 17 años. Su esposa se convirtió en Reina de España. Las excentricidades de Luisa Isabel empeoraron. Luis decidió encerrarla. "Padre, no veo otro remedio que encerrarla pronto", escribió a Felipe V.
Es interesante leer la carta de abdicación de Felipe V. Asegura que deja el trono para servir a Dios. También para cuidar su alma. Dice que su esposa comparte ese deseo. Cede la Corona a su hijo con esperanza. Pero también le deja advertencias. Le recomienda ser justo. Defender la religión. Cuidar del pueblo.

Luis responde con humildad. Dice que no se siente capaz. Pide a su padre que siga gobernando. Pero si es su voluntad, acepta la carga. Se compromete a obedecer. Dice que repasará cada día los consejos de su padre.
Sin embargo, Luis no cumplió su deber como Rey. Delegó todo en Isabel de Farnesio. Prefería la diversión en Madrid. En ese ambiente se contagió de viruela. Era una enfermedad mortal. Ese año murieron 30.000 personas en España. En el mundo, 300 millones en ese siglo.
Una muerte sin descendencia
Ante el riesgo, los Reyes Padres se aislaron en La Granja. Llevaban con ellos a la familia. Dejaron a Luis en Madrid. Ya no había esperanza. Luisa Isabel sorprendió al cuidar a su marido. Se contagió, pero se recuperó. Sus escándalos quedaron atrás un tiempo.

La viruela fue letal durante siglos. Se extendía con rapidez. En América causó estragos. Entre los aztecas y los incas fue devastadora. Cuitláhuac y Huayna Cápac murieron por ella. El Imperio Inca pasó de 14 millones a 1,5 millones. En Europa también dejó un gran rastro de muerte.
Luis I murió sin descendencia el 31 de agosto de 1724. Tenía solo 17 años. España quedó de nuevo sin Rey. La sucesión volvió a ser un problema. El país estuvo a punto de entrar en otra guerra civil.
Pero los Borbones aún tenían mucho que sufrir. Como diría Unamuno: ¡Pobre España!
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