
Los 'amores' de Sara Montiel, casi al siglo de nacer: De Juan Carlos I a Anthony Mann
En la vida de María Antonia Abad varios artistas cayeron bajo su encanto y mantuvo una relación especial con el Emérito
María Antonia Abad Fernández (10 de marzo de 1928, Campo de Criptana), conocida popularmente como Sara Montiel, fue la primera española en conquistar Hollywood, pero no solo dejó su huella en la gran pantalla. También en la vida amorosa de algunos de los hombres más destacados de su época.
Su belleza arrolladora y su talento incuestionable fueron el imán para una serie de romances y matrimonios que marcaron tanto su carrera como su vida. Desde su primer amor en Hollywood hasta sus relaciones con empresarios y personajes de la realeza, estos amores marcaron el curso de su existencia.
Repasamos las figuras principales en la vida de Sara Montiel, que este 10 de marzo habría cumplido 97 años. No obstante, la actriz falleció 8 de abril de 2013.
La 'relación especial' de Sara Montiel: El rey Juan Carlos
Entre los 'amores' de Sara Montiel hay uno que sugiere especial relevancia. Se trata de su relación con el rey Juan Carlos. La relación entre Sara Montiel y el rey Juan Carlos I ha sido objeto de especulación y análisis a lo largo de los años.
Si bien no fue una de las más publicitadas ni oficiales, fue, sin duda, una de las más significativas y duraderas en la vida de la icónica actriz. Su vínculo comenzó cuando el entonces príncipe Juan Carlos aún era joven y ella ya se había consolidado como una estrella internacional del cine español.
El primer encuentro entre ambos ocurrió en 1960, durante una cena ofrecida por el embajador de Estados Unidos en Madrid. Según relató Montiel en sus memorias, al coincidir en la puerta del comedor, Juan Carlos le cedió el paso, a lo que ella, con una sonrisa, le respondió: 'Pues para mí será usted siempre mi Rey'. Este primer encuentro, tan casual como emblemático, marcó el inicio de una relación que, aunque discreta, perduró a lo largo de los años.
No fue el único encuentro relevante en la vida de Montiel. La actriz también recordó cómo, en una visita a Zaragoza cuando él tenía 19 años y ella ya era una estrella. El príncipe, acompañado de su tutor, el duque de las Torres, la recibió con entusiasmo. La ciudad entera salió a su encuentro, y ese momento quedaría grabado en la memoria de Montiel como uno de los más significativos.

A pesar de que ambos nunca confirmaron detalles íntimos sobre su vínculo, su relación se mantuvo cercana y continuó a lo largo de los años, entre encuentros públicos y privados. Uno de los momentos más destacados ocurrió en 1992, tras el fallecimiento de su esposo José Tous. En ese momento, el rey Juan Carlos I visitó a Montiel en su hogar para brindarle consuelo.
Según relatos de la actriz, el monarca permaneció a su lado durante media hora, juntos en la cocina, mientras ella lloraba. Este gesto de apoyo fue solo uno de los muchos que evidenciaron la cercanía entre ellos.
Montiel evitó en todo momento confirmar la naturaleza exacta de su relación con el rey, prefiriendo mantener la privacidad de su vínculo. Aun así, la conexión entre ambos era evidente. A lo largo de los años, se evidenció un mutuo apoyo entre la familia real y la actriz.
Además de la visita del rey tras la muerte de José Tous, la reina Sofía también mostró su apoyo a Montiel en momentos difíciles. Como cuando le ofreció el pésame por el fallecimiento de su esposo.
El rey Juan Carlos también elogió públicamente a Montiel en diversas ocasiones. En una cena en Casa Lucio, por ejemplo, el monarca no dudó en referirse a ella como 'la mujer más guapa que ha habido y que hay en España', un cumplido que la actriz recibió con gratitud, aunque siempre minimizando los detalles de su relación.
Anthony Mann: El cineasta de Hollywood
El primer gran amor internacional de Sara Montiel fue el director de cine estadounidense Anthony Mann. La relación entre ambos se gestó durante el rodaje de la película Serenade ('Dos pasiones y un amor') en 1956.

En esta obra, Montiel interpretaba a Juana Montes, una mujer mexicana que se enamora de un tenor, interpretado por Mario Lanza. Fue en este contexto donde surgió una relación sentimental entre la actriz española y el cineasta, quien se destacó en el género del western y el cine negro.
En 1957, tras un noviazgo relativamente corto, Montiel y Mann contrajeron matrimonio. Este acontecimiento ocurrió de manera urgente debido a los problemas de salud de Mann, quien padecía una afección cardíaca grave que preocupaba a los médicos. Este primer enlace fue un matrimonio apresurado, pero tras la recuperación de Mann, ambos se casaron nuevamente en una ceremonia civil.

Aunque la relación parecía tener un comienzo prometedor, las tensiones comenzaron a surgir. La actriz siempre habló de las diferencias personales que contribuyeron al final de su matrimonio, señalando que "cada uno tenía sus planes". A lo largo de los seis años de su unión, las incompatibilidades crecieron, llevando al divorcio en 1963.
Durante su matrimonio con Mann, Sara Montiel mantuvo una relación con el científico y Premio Nobel Severo Ochoa. Montiel describió esta relación como un amor intenso pero complicado, ya que Ochoa estaba casado, y la relación no pudo materializarse plenamente. De hecho, la actriz reconoció que su matrimonio con Mann fue, en parte, un intento de alejarse de este vínculo sentimentalmente complejo.

A pesar de los altibajos, la relación con Mann fue una de las más significativas en la vida de Montiel, tanto en lo personal como en lo profesional. El final de este matrimonio no solo marcó el cierre de una etapa, sino también la reflexión sobre sus prioridades y futuros proyectos.
José Vicente Ramírez Olalla: Un Matrimonio breve y problemático
Sara Montiel, tras varios años de éxito en su carrera, se casó en 1964 con el empresario vasco José Vicente Ramírez Olalla, conocido como Chente. La pareja se conoció en 1962 durante el rodaje de La reina del Chantecler, en una fiesta en la urbanización de La Florida, en Madrid.
A pesar de las diferencias en sus profesiones y estilos de vida, comenzaron a salir y su relación avanzó rápidamente. En 1964, se casaron en una ceremonia religiosa en la iglesia de Montserrat en Roma.
Oficiada por el abad del Valle de los Caídos, Fray Justo Pérez de Urbel. Después de la boda, la pareja fue recibida en audiencia por el Papa Pablo VI, lo que añadió un toque mediático al evento.

Sin embargo, el matrimonio fue breve y problemático. Apenas duró dos meses debido a diferencias irreconciliables. Montiel describió este período como un error, mencionando que su esposo le exigió abandonar su exitosa carrera artística.
Además, Chente tuvo problemas con el manejo del dinero de la actriz, lo que generó más conflictos. Según Sara, él se apropiaba de parte de sus ingresos y adquirió propiedades a su nombre utilizando su dinero sin su conocimiento.

El matrimonio fue, por lo tanto, tumultuoso, y a pesar de que la separación fue de mutuo acuerdo. Legalmente continuaron casados hasta que obtuvieron la nulidad matrimonial en 1978.
Durante este tiempo, Sara también denunció que Chente intentó borrar su identidad profesional. Insistiendo en que dejara de ser "Sara Montiel" y volviera a ser "Antonia Abad", el nombre con el que nació.
El matrimonio con José Vicente Ramírez Olalla fue, por tanto, uno de los más problemáticos en la vida de Sara Montiel. Marcado por conflictos financieros y de control personal, que acabaron con la disolución de su relación en un tiempo récord.
José Tous Barberán: Su gran compañero de vida
José Tous Barberán, empresario mallorquín y promotor teatral, fue el hombre que más marcó la vida de la icónica Sara Montiel. La relación entre ambos comenzó en 1970, cuando Sara llegó al aeropuerto de Palma de Mallorca acompañada por el actor italiano Giancarlo Viola, con quien mantenía una relación en ese momento.

José, conocido cariñosamente como "Pepe", la recibió con un ramo de flores, anticipando que podría ser una artista difícil. Sin embargo, la conexión entre ellos fue inmediata y los dos se sorprendieron gratamente, iniciando una amistad que rápidamente se transformó en una relación sentimental.
La relación entre Sara Montiel y José Tous se intensificó rápidamente. Tras varios años de convivencia, decidieron casarse el 31 de julio de 1979 en Palma de Mallorca. El enlace fue considerado como “la boda del año”, un evento ampliamente cubierto por los medios.
Curiosamente, intentaron que la ceremonia coincidiera con el bautizo de su hija Thais, pero debido a restricciones eclesiásticas, el bautizo se adelantó cinco días. A lo largo de su matrimonio, la pareja adoptó dos hijos: Thais y Zeus, formando una familia unida y estable.

La relación de Sara Montiel con Pepe Tous fue mucho más que un simple matrimonio; fue una historia de apoyo mutuo y complicidad. Pepe se convirtió en el pilar fundamental de su vida, respaldándola tanto en su carrera profesional como en su vida personal.
La estabilidad que encontró junto a él le permitió consolidarse como una de las artistas más destacadas de España. Sin tener que preocuparse por las turbulencias emocionales que habían marcado otras etapas de su vida. La relación se caracterizó por el respeto mutuo y una profunda conexión emocional, algo que Sara siempre destacó en sus declaraciones, refiriéndose a él como "el gran compañero de su vida".
Sara y Pepe compartieron casi tres décadas de vida en común, un periodo que estuvo marcado por momentos de felicidad y estabilidad. Sin embargo, la relación llegó a su fin en 1992, cuando José Tous falleció a los 60 años debido a un cáncer de colon.
Su muerte dejó un vacío profundo en la vida de la artista, quien quedó “totalmente destrozada” por su partida. A pesar de la tragedia, los años que pasaron juntos dejaron una huella imborrable en su vida. Siendo este uno de los periodos más felices para la diva de la canción y el cine.
A lo largo de su matrimonio, no existen registros públicos o declaraciones de Sara Montiel que sugieran infidelidades por parte de José Tous. Al contrario, la relación es recordada como una de las más sólidas y estables en la vida de la artista.
Tony Hernández: Un matrimonio efímero
La última relación matrimonial de Sara Montiel fue con Tony Hernández, un cubano 36 años más joven que ella. Se convirtió en uno de los personajes más controvertidos de la vida personal de la actriz.

Esta relación, que comenzó en 2001, captó la atención mediática desde sus primeros contactos, siendo uno de los capítulos más polémicos de la vida de la diva. El contacto entre ambos comenzó a través de cartas y llamadas telefónicas, facilitadas por amigos comunes.
En 2001, Tony viajó a España para conocerla personalmente y, a partir de ese momento, la conexión entre ambos fue inmediata. En octubre de 2002, se casaron en secreto en el ayuntamiento de Majadahonda, Madrid, sin la presencia de la prensa ni de la familia.
El matrimonio fue efímero, durando apenas un año, desde 2002 hasta 2003. La diferencia de edad, 36 años, fue un tema recurrente en los titulares de los medios, y generó muchas especulaciones. A ello se sumaron las preocupaciones de los hijos de Sara, Thais y Zeus, quienes desaprobaron el enlace. Los hijos de la actriz sospechaban que las intenciones de Tony no eran completamente sinceras, lo que generó tensiones familiares.
Durante su breve matrimonio, varios hechos polémicos marcaron la relación. El Atraco en la Casa de Sara en 2001. La actriz fue víctima de un atraco en su domicilio de Madrid. Aunque nunca se demostraron pruebas concluyentes, surgieron rumores de que Tony podría haber estado involucrado en el incidente, lo que aumentó las sospechas sobre su figura.
Las constantes disputas, sumadas a la desaprobación de sus hijos, llevaron al matrimonio a su fin en 2003. Tan solo un año después de su unión. Tras la separación, Tony Hernández mantuvo un perfil bajo, alejándose de los medios. Con el tiempo, ha declarado que su amor por Sara fue sincero y que nunca tuvo la intención de aprovecharse de su fama. Aunque la sombra de las controversias siempre estuvo presente sobre su relación.
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