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Dos hombres mayores sentados en una grada, uno de ellos sonriendo y el otro con una gorra a cuadros.
CULTURA

Adiós al ganadero albaceteño Daniel Ruiz, el inventor del toro moderno

Ha fallecido de forma repentina a los 72 años, tras sufrir un infarto en el coche donde volvía de la Feria de Castellón

Conocí a Daniel Ruiz Yague en Albacete. Y cuando nos veiamos nos saludabamos cordialmente. Recuerdo que un día en la Feria de Sevilla se me acercó en la barra de un bar próximo a La Maestranza y me dijo: "Esta ya todo pagado, paisano". Siempre fue un apasionado de la tauromaquia. De él, desde muchos años atrás, me hablaban maravillas amigos y familiares. Tanto Daniel como yo teníamos muchas personas en comun en nuestros ámbitos personales. Personas que lo adoraban. Desde mi tío Jose María López-Galiacho hasta mi primo Paco Martínez Paños, por no olvidar a su acérrimeno fan, su fiel amigo Pepe Gómez.

Daniel era hijo del doctor "Don Daniel", pero su vida, sin embargo, la dedicó al ámbito taurino. Estudió el bachillerato en Madrid, para posteriormente dedicarse de lleno al mundo del toro. Entre sus 'anécdotas' taurinas, se cuenta que estaba en el coche en el que tras un accidente murió el mítico torero Juan Montero. Él iba junto al banderillero Palomo de Albacete y se salvaron de milagro.

Años después, en 1985 fundó en el pueblo serrano y albaceteño de Vianos la "nueva" ganadería, que a día de hoy lleva su nombre con reses del encaste Juan Pedro Domecq, tras eliminar todo lo que tenía de Coquilla de la Viuda de Garrido. Su padre, que era médico como he dicho, tenía una ganadería de segunda con procedencia de la línea de Garrido, que venía del escaste de Coquilla.

En sus inicios, a lo sumo, la familia Ruiz soltaba algún sobrero en la plaza de toros de Madrid, cuando Las Ventas era regentada por la familia del empresario Fernando Jardón. Pero luego, a mediados de los años ochenta, eliminó todo lo de Coquilla vía Santa Coloma y metió la línea de Domecq vía Jandilla, tras comprarle al ganadero jerezano sementales y vacas. Se metió en la línea del toro moderno, con poquita vara y en la línea absoluta de Domecq. Daniel Ruiz se convirtió así en el verdadero inventor y diseñador del toro moderno, que anhelaban las figuras del momento. 

Una persona de pie en el suelo mira hacia arriba a un hombre mayor que está en un balcón rojo, mientras otras personas observan desde el interior.
Imagen del torero 'El Juli' junto al ganadero Daniel Ruiz Yagüe/ Fotografía de 'Lanza. Diario de La Mancha'. | Archivo

Poso a poco se convirtió en el ganadero de moda, al que querían todas las figuras. Sus toros eran deseados por los llamados 'vips' de la tauromaquía. Se convirtió en el ganadero preferido de una de las grandes estrellas del firmamento taurino, Julián López 'El Juli', que le cogió como ganadería fetiche. El torero madrileño se encandiló de él. Siempre los toros de 'El Juli' en la plaza francesa de Nimes eran de Daniel Ruiz. Y luego, mas tarde, los recogió también su buen amigo, el diestro José María Manzanares.

De esta manera, Daniel y sus toros se convirtieron en fijos continuos de grandes toreros en plazas como Valencia, Castellón o Sevilla. En Madrid, sin embargo, no terminó triunfando. Pero su éxito ganadero va más allá. Ya que también se convirtió a su vez en madre de otras ganaderías, de sementales de Daniel Ruiz para refrescar otras ganaderías vía Domecq. Un encaste, al que le fue fiel desde 1985. El encaste al que supo reformular y diseñar para convertirlo en la base del toro moderno de hoy en día.  

Siempre con su puro en la boca 

Daniel era un ganadero de calle. Siempre fiel a su puro. Cuando podía lo hacía con sus puros habanos Cohibas, que fumaba con sus amigos en los burladeros de las distintas plazas de toros. Era un elemento vital que adornaba su figura, como así lo plasman sus múltiples fotografías.

Era un taurino al uso, de los últimos ganaderos con espíritu, ya que no se dedicó a otra cosa en su vida. Su aguda interpretación de la tauromaquía moderna, le llevó a comprender que frente al toro espectáculo de Vitorino Martin en los años ochenta había que colocar otro tipo de toro más manejable para el espectáculo taurino. Y siempre a favor de los toreros.

Así de la mano de su colega Fernando Domecq, propietario del hierro de Jandilla y sobrino de Don Álvaro Domecq, lograron establecer el refresco de muchas ganaderías a través de lo que es la sangre Domecq. Un toro muy diferente. Un ejemplar hecho para el lucimiento del torero. El verdadero amo y señor, con el permiso precisamente del toro.

Un hombre mayor con un cigarro en la boca está sentado en una grada, rodeado de otras personas.
El ganadero Daniel Ruiz Yagüe/ Fotografía de 'Lanza. Diario de la Mancha'. | Archivo

Daniel era a su vez un profundo conocedor del arte de la tienta, por lo que siempre fue un buen torero práctico.Tentaba muy bien en su finca albaceteña de 'El Cortijo del Campo' e, incluso, iba gente allí a tentar, que se llevaban incluso sus propios toros, para que el ganadero albaceteño les diera el visto bueno. 

No cabe duda que, con su muerte inesperada a los 72 años, deja huérfanos a muchos diestros del firmamento taurino a los que sus toros han hecho millonarios en vida, como a Julián López 'El Juli' o a José María Manzanares hijo, entre otros, por ser los dos últimos toreros que lo vieron con vida compartiendo cartel en Castellón.

Tampoco hay duda que los toros de Ruiz Yagüe han dejado una trayectoria llena de éxitos a otras muchas figuras de la tauromaquia. Estaba casado con Alicia con la que tuvo a sus dos hijos Daniel y Alicia, quienes continuarán el legado del ganadero. Ahora le va a seguir su hijo Daniel que está casado con una hija del también ganadero Sancho Dávila, que va seguir por esa línea. 

Daniel ha muerto con las botas puestas. A las cuatro de la mañana dejó de existir en un coche camino de su Albacete natal procedente de la Feria de la Magdalena de Castellón. Venía de sentir y disfrutar lo que era para el su gran pasión: los toros. De eso no hay la menor duda. Hoy me toca a mí decirte, que no sé si lo tienes todo pagado allá donde estés. Lo intentaré. Pero sí te puedo decir que descanses en paz. Te lo has ganado. Has sido el inventor y diseñador del toro moderno. Y eso ya no te lo quitará nadie. Descansa en paz, paisano. 

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