El actor Eloy Arenas: 'Nunca pensé que el humor también sirviera como ansiolítico'
El humorista, ahora en el Teatro Maravillas de Madrid con su obra 'El Humor Locura', nos habla de la comedia inteligente
Si tuviéramos que hacer un listado de los humoristas que han superado décadas en nuestro país haciendo humor inteligente y bien pensado, teatro para otras compañías, escribiendo libros, trabajando en series televisivas, ocupándose en la radio los fines de semana, casi todo al mismo tiempo, se lleva la palma nuestro interlocutor Eloy Arenas.
Arenas arrancó el pasado 12 de julio una nueva obra, un monólogo —aunque tiene una actriz que le ayuda en los comentarios y en ocasiones 'le pone en evidencia'—, que se llama “El humor Locura” y se representa en el Teatro Maravillas de Madrid hasta el próximo 3 de agosto.
Eloy Arenas nació en Dolores, un pueblo de Alicante, y desde pequeño gastaba bromas y se le consideraba un niño ingenioso. De niño fue monaguillo e, incluso, pensó en ser sacerdote. Sin embargo, las circunstancias le llevaron a Alicante, donde se interesa por el mundo de la música, el rock, los espectáculos; en definitiva, otra vida.
Tras diez años se traslada a Madrid y se inscribe en el Estudio de Arte Dramático, además de buscar un hueco en el cuadro de actores de Radio Madrid que, por aquel entonces, realizaba obras de teatro radiadas con los mejores locutores del país. Puedo recordar esa voz inigualable de Juana Ginzo, Matilde Conesa, Pedro Pablo Ayuso y el inigualable Guillermo Sautierca Caseca. Entre ellos estaba Eloy, aprendiendo una profesión que le supondría en el futuro la base de su vida profesional.
En los 70 Eloy hacía dúo con Manolo de la Cal. Se llamaban “Arenas y Cal”. Era un gusto verles. Y un éxito.
En cuanto a cine, tiene de todo. Desde El poder del deseo, con Bardem, pasando por El secreto inconfesable de un chico bien, de Jorge Grau, o Raluy, una noche en el circo, de Óscar Vega, a la comedia Desde que amanece apetece, de Antonio del Real.
En el programa televisivo de humor Me resbala ha participado en 13 emisiones. También ha intervenido en la serie de comedia televisiva Algo que celebrar.
Ahora, se presenta en el Teatro Maravillas de Madrid para hacernos disfrutar de El Humor Locura, que trata de diversos temas, como la generación Z y su relación con la tercera edad o la invasión anglosajona que vivimos. Todo con su gran sentido del humor particularmente “negro”.
Hablamos con él de su trayectoria y su visión del humor hoy en día.
- Los primeros diez años en Madrid, ¿cómo fueron?
- Muy felices. Fue llegar y me llamaron de Radio Madrid. Entré en el cuadro de actores y aprendí lo que no me imaginaba. Hablar entonando, pausar, hacer los giros, los silencios. Mientras tanto me preparaba en la Escuela de Arte Dramático, fueron tres años.
- Eloy, defina monólogo.
- Es una historia de un solo personaje en escena frente a los espectadores, un personaje que va contando historias. Algo de sí mismo o podría contar la historia de España. Y lo puede hacer cantando o haciendo voces. Es difícil, hay que hacer reír y saber muy bien lo que se quiere decir.
- Con De la Cal hizo una comedia prodigiosa.
- Hacíamos comedia y yo escribía los guiones, Entiéndeme tú a mí fue importante por lo ingenioso del planteamiento. Eran 5 cuadros, yo tenía los brazos en cabestrillo y Cal era casi ciego, era una locura, era necesitarse el uno al otro para todo. Imagina para hacer pis o decirle que coja algo, era una locura de hilaridad, un tormento. Hay veces que el humor llega al paroxismo absoluto.
Es una forma de hablar. En una ocasión, se reía tanto la gente que al final vino una señora al salir y me dijo: No he parado de reír, llevo mucho tiempo con mucha tristeza y tengo que tomar ansiolíticos, pero hoy estoy tan contenta y feliz que voy a llamar a mi hija y la voy a decir que hoy voy a suprimir la pastilla.
Yo sabía que el humor servía, para distraerse, y para gozar, pero nunca llegué a pensar que fuese útil como ansiolítico. Un neurótico, en una ocasión, leyó en un periódico que vendían radios, así que compró una. Y la devolvió porque decía que oía voces. La vida es así, hay de todo, suele estar llena de sorpresas. La gente es muy diversa y en sus pensamientos son incalculables los deseos.
- En radio estuvo mucho tiempo, ¿cómo lo compaginaba?
- Estuve con Isabel Gemio en su programa de fin de semana, durante ocho años. Intervenía cuando me parecía adecuado, pero yo hacía unas largas “greguerías” sobre los temas del día de la sociedad y la política, tocaba lo más importante que había pasado esa semana con un tono jocoso y festivo. Fue una etapa que todo era inventar textos.
- ¿Qué es el teatro para usted?
- El teatro es historia viva, tiene todas las emociones de los grandes escritores de todos los tiempos. Lope de Vega, Cervantes, Shakespeare y es complementario de la poesía, sin ella no sería posible el teatro.
- ¿Qué supuso para usted 'Burundanga'?
- Burundanga en el teatro ha sido un fenómeno, con monólogos estudiados y con el resultado de una obra con 12 años de representación ininterrumpida en el Teatro Lara de Madrid y una gira por España. La obra era un éxito día tras día. Una obra con un tratamiento delicado por su contenido, ya que toca el tema del terrorismo, pero la delicadeza con la que se trata lleva al público a la hilaridad continuamente.
En la gira, estuvimos en Bilbao y el primer día se suspendió. Pero la vieron y seguimos adelante, porque se dieron cuenta de que aquello era una auténtica obra de divertimiento y el público disfrutaba
- Hablemos de su hijo, Eloy Azorín. ¿Le ha salido dramático?
- Sí, pero tiene un sentido del humor bárbaro, incluso me ha dicho que tiene preparado un monólogo, pero que no me lo deja leer. Tuve ocasión de verle actuar en La gata sobre el tejado de Zinc, con Juan Diego, y estaba fantástico, luego le volví a ver en El retrato de Dorian Grey, y estuvo fabuloso. Está viviendo un momento maravilloso. Tiene un estilo propio, no tiene trucos. Es un gran actor y ya está muy considerado.
- ¿Es verdad que cuando salió Google regaló a su pueblo todas las enciclopedias?
- Sí, y muchos de mis libros a la biblioteca de mi pueblo. Y lo agradecieron mucho. Ellos, por pura iniciativa, me han puesto una calle. Y yo enseñaba la foto de la calle y me sentía muy satisfecho, más quizá mis padres. Luego me pusieron otra en Alicante, donde viví hasta que me vine a Madrid.
- Sabemos de su adición al humor, pero ¿qué pasa con la dirección de obras?
- En el teatro es imprescindible un director, pero yo considero que al elaborar los textos e interpretarlos la dirección de los mismos no aporta nada, porque lo esencial está allí, en quien lo escribe y quien lo interpreta. Eso no quita que hiciera de director en algunas obras, como la comedia que dirigí a Antoni Ferrero y a Óscar Ladoire, en Mujer busca hombre. Fue una producción de Antoni y fue una obra divertida y de éxito clamoroso e interpretada maravillosamente. Pero no es mi juego la dirección. Según yo trabajo está todo hecho y, además, me doy bastante a la improvisación.
- ¿Qué es lo que le da miedo en escena?
- Olvidarme del texto. Por ello estoy preparado para la improvisación, no me suele suceder, tampoco soy dado a las “morcillas” para cubrir el momento.
- Hablemos ahora de su nueva obra, 'El Humor locura', que se representa en el madrileño Teatro Maravillas. ¿Tiene un hilo conductor?
- Sí, consiste en un hilo imaginario a lo largo de toda la obra, que va desde se nace a nuestros días. Todo salpicado de chistes con ingenio. Hago una referencia a la generación Z y su relación con los que se denominan “boomer”. Con eso quieren decirnos que somos inservibles y para ellos es como si estuvieras descalificado. En los años cincuenta, se necesitaba repoblar la especie y nacían niños como conejos, había casos de cinco, seis y doce hijos, a los que les daban una medalla. Yo tenía amigos que eran tantos que les llamaba por el apellido porque no podía retener tantos nombres.
Elcierredigital.com estuvo viendo la obra. Se puede decir que es un monólogo diferente y divertido. No son chistes encadenados, es un diálogo —incluso con los asistentes— y con una voz en off. Trata con auténtica soltura humorística el Big-Ben, la creación con Adán y Eva y su presencia en el paraíso. Son miles de momentos de risa externa e interna, llena de imaginación e inteligencia.
- Eloy, ¿hasta cuándo en el Maravillas?
- Hasta el 12 de septiembre. A mí el verano en Madrid me gusta, no hay mucha gente, la suficiente para moverte.
Más noticias: