26 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

El periodista e historiador David Casado cuenta el contexto que propició la creación de la Constitución de Cádiz, curiosidades y otras cartas magnas

Los 210 años de 'la Pepa': "Constitución que fue más simbólica por su sentido que por lo que estuvo en vigor"

La promulgación de la Constitución de 1812, de Salvador Viniegra, con la frase '¡Viva la Pepa!'.
La promulgación de la Constitución de 1812, de Salvador Viniegra, con la frase '¡Viva la Pepa!'.
Este año se celebra el 210 aniversario de la Constitución de Cádiz de 1812. El periodista e historiador David Casado cuenta en 'Elcierredigital.com' los grandes avances que pretendía establecer y garantizar esta carta magna, además de las curiosidades que lleva detrás y el contexto histórico que propició su creación. Casado hace un breve repaso, además, por las distintas constituciones y los distintos intentos para garantizar los derechos y libertades de los españoles.

El 19 de marzo tiene, desde hace años, distintos significados en España. Se celebra San José, patrón de los carpinteros, que dio lugar a las Fallas de Valencia. También es el Día del Padre, relacionado, a la vez, con la festividad cristiana. Este año, además, se celebran los 210 años de la Constitución de Cádiz de 1812, más conocida como ‘La Pepa’. “Recibe este nombre porque la promulgan el día de San José”, cuenta a elcierredigital.com el historiador y periodista David Casado.

En este marco surgen los gritos de ‘¡Viva la Constitución de Cádiz!’. “Por un lado, la alegría del momento, y por otro, que se habían conseguido una serie de derechos y libertades que, a causa del poder absolutista, no habían podido disfrutar antes”, explica Casado. Dos años más tarde, el rey Fernando VII devolvería el absolutismo a España, así que prohibió los gritos a su favor. La gente que se oponía a este tipo de monarquía comenzó a usar la expresión ‘¡Viva la Pepa!’, refiriéndose a la carta magna en clave.

La Constitución de Cádiz es un símbolo de la constitucionalidad en España y un símbolo de los derechos y las libertades del pueblo español, un pueblo que vivió, durante muchos años, bajo la alargada sombra de las monarquías absolutistas.

Franceses, reyes y guerras

La Pepa’ nació en el seno de un conflicto bélico. “Concretamente, durante la Guerra de la Independencia, que comenzó en el año 1808 y que se prolongaría hasta 1814”, narra el historiador. “Todo parte del afán de Napoleón Bonaparte por aislar Inglaterra y llevar a cabo un ‘bloqueo continental’, es decir, cortar todo tipo de suministro que llegara a la isla de Gran Bretaña”, asegura. De este modo, Portugal, aliada de las islas británicas, se convirtió en el objetivo de Bonaparte.

España, que ya había demostrado en distintas ocasiones –como en la batalla de Trafalgar– su afianzada alianza con los franceses, contaba con un papel fundamental en la conquista de Portugal. “Napoleón firma el tratado de Fontainebleau en 1807 con Manuel Godoy, el valido del rey Carlos IV. En este tratado, se permite que los franceses entren por España para invadir Portugal para terminar con su alianza con Inglaterra”, relata David Casado. Este tratado hizo que muchos acusaran a Godoy de ingenuo porque, lejos de limitarse a marchar hacia Portugal, “las tropas francesas iban ocupando puntos clave de la geografía española, de donde tomaban las armas”.

Más allá del conflicto con los franceses, España se encontraba sumida en una situación donde los conflictos internos, sobre todo relacionados con la monarquía, no dejaban de aflorar. El ‘complot del Escorial’, el ‘motín de Aranjuez’, las ‘abdicaciones de Baiona’… Esos fueron unos años especialmente convulsos en la historia de un país que, en realidad, nunca ha sido tranquila. Volviendo a los hechos de Baiona, Napoleón citó allí a Fernando VII y a Carlos IV, puesto que este último había abdicado en su hijo. “Obligó a Fernando a abdicar de nuevo en su padre, y luego a este en él –Napoleón–, y luego él cedió el trono a su hermano, José I, conocido popularmente como Pepe Botella”.

Caricatura de Pepe Botella.

En este contexto, en 1808, “se producen diversos levantamientos que parten del conocido como ‘Bando de Independencia’. Es un documento que firman los dos alcaldes de Móstoles, Andrés Torrejón y Simón Hernández, en el cual advierten de la invasión francesa”. En este marco nacería también el Día de la Comunidad de Madrid, el 2 de mayo que Francisco de Goya inmortalizaría en sus pinturas. Aquel día la ciudad llevaría a cabo un gran levantamiento que “fue duramente reprimido”, asegura el historiador, “aunque sirvió al resto de los territorios para llevar a cabo una insurrección que desembocó en la Guerra de la Independencia”.

La creación de las ‘Juntas Provinciales de Defensa’ y la posterior ‘Junta Central Suprema’, y el constante arrinconamiento de las mismas por parte de las tropas francesas llevaría a sus miembros a Cádiz, donde se hicieron fuertes. “Aquí es donde se reúnen por primera vez y constituyen las Cortes de Cádiz, donde nació ‘La Pepa’, que, a lo largo de sus 384 artículos, establecía desde la soberanía del pueblo, hasta la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos”, explica Casado. “Establecía incluso la libertad de imprenta, algo rompedor porque acababa con la censura. También se amparaba la igualdad jurídica y el derecho a la educación, algo muy novedoso para la época”.

El dos de mayo de 1808 en Madrid, de Francisco de Goya.

Sin embargo, según el historiador y periodista David Casado, “la Constitución de Cádiz tiene más simbolismo por lo que establece que por lo que realmente llegó a estar en vigor. Se promulga en 1812 y no llega realmente a aplicarse por el mandato de José Bonaparte y, cuando se expulsa a las tropas francesas dos años más tarde, Napoleón vuelve a dar el trono a Fernando VII, quien deroga la constitución y devuelve a España al absolutismo”.

Leyendas populares y otras curiosidades

“En todo este contexto y a causa de la guerra, muchos alimentos prácticamente dejaron de estar disponibles. Entonces, se tenían que aprovechar los ingredientes como buenamente se podía”, explica David Casado. “Aquí es donde surge, al menos, según la leyenda popular, la ‘tortilla francesa’, porque en el sitio de Cádiz, en 1810, con la falta de alimentos proliferó el ingenio y como las patatas eran un bien escaso, no se podía realizar, normalmente, la tortilla española”. Así, a la tortilla que realizaban empleando únicamente huevos, la llamaron ‘tortilla francesa’, puesto que “estaban sitiados por los franceses y achacaban a eso esta escasez”, relata el historiador.

Por otra parte, unos días antes de la promulgación de la Constitución de Cádiz, el 4 de marzo de 1812, nació lo que hoy se conoce como ‘lotería moderna’ o ‘lotería nacional’. “En el año 1811, a causa de esa merma de fondos de la hacienda pública por el conflicto armado, el por entonces ministro del consejo, Ciriaco González Carvajal, inicia esta tradición creando por instrucción la Real Lotería Nacional de España con el claro objetivo de aumentar los ingresos y, así, el primer sorteo fue el 4 de marzo de 1812 en Cádiz”, asegura Casado.

Constituciones, cartas otorgadas y otros intentos

“La Constitución de Cádiz se solía tomar de referencia en la elaboración de las futuras constituciones”, explica el historiador. El punto previo al constitucionalismo español se establece en el ‘Estatuto de Baiona’, “que se crea en 1808 y que no es una constitución como tal, sino una carta otorgada, que no fue votada por nadie, sino que es el rey José Bonaparte quien otorga unos tímidos derechos y libertades al pueblo”.

“En 1834 se produce una cierta apertura. Se establece a Isabel II como reina, aunque, por su minoría de edad, su madre, María Cristina, asume la regencia y lleva a cabo el ‘Estatuto Real’, que también era una carta otorgada, pero con una gran influencia de los liberales”, cuenta.

Isabel II, fotografiada por J. Laurent en 1860.

Tras esto, y con la mayoría de edad de Isabel II, “hubo una proliferación enorme de constituciones, puesto que cada gobierno quería imponer su ideología mediante su creación”. Se abre el llamado Sexenio Democrático tras el exilio de Isabel, donde el General Francisco Serrano asume la potestad y convoca Cortes. “Él mismo crea un texto constitucional donde establece algunos elementos como el sufragio universal masculino”. En 1871 se elige a Amadeo de Saboya como rey, quien mantendrá el texto, pero acaba renunciando poco después, en 1873.

En ese año tiene lugar la Primera República, que pretendía elaborar una constitución que nunca llegará, puesto que duró solo un año en el que se vivió una gran inestabilidad. Fue en el pronunciamiento de Sagunto de 1874 cuando el General Martínez Campos pone fin a la Primera República y restablece la monarquía de los Borbones, encabezada por Alfonso XII, hijo de Isabel II. “Este elabora una carta magna que ejecuta Cánovas del Castillo, quien deseaba dar estabilidad al sistema monárquico. Establece un sistema político que partía de elementos como el pucherazo o el caciquismo”, explica el historiador.

“Un poco más adelante, bajo la aparente monarquía se produciría la dictadura de Primo de Rivera, que quería instaurar un régimen autoritario antiliberal y antidemocrático. Llegó a presentar, incluso, un proyecto de constitución, que nunca se llegó a promulgar”, cuenta David Casado. Poco después, el 12 de abril de 1931 se producen unas elecciones provinciales que, al ganar los partidos republicanos en las grandes ciudades, adquieren el papel de referéndum. Así, el 14 de abril se proclama la Segunda República. “Se elabora la Constitución de 1931, que estará vigente hasta la Guerra Civil”.

El rey Alfonso XIII (izquierda) junto a Miguel Primo de Rivera (derecha).

Después, durante la dictadura de Franco no se reconoce el principio de soberanía, pero se elaboran las ‘Leyes Fundamentales del Reino’. Con la muerte de Franco se dio paso a la reforma política, “y así nacería la Constitución de 1978, la actual, que establece un estado de derecho”, aunque aún queda mucho por avanzar.

Al final, parece que la frase que se atribuye a Otto von Bismarck, excanciller alemán, tiene más razón de la que a veces somos conscientes, y es que la libertad y los derechos de los españoles han pasado por tantas manos y se han movido al antojo de tantos intereses, que cada logro es celebrado como único: “España es el país más fuerte del mundo, lleva siglos intentando destruirse a sí mismo y todavía no lo ha conseguido”.

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