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Una pintura antigua con signos de deterioro muestra una mano levantada con una herida en la palma.
CULTURA

Las tablas escondidas de Juan de Borgoña en Albacete

Albacete ha sido el escenario de dos importantes hallazgos artísticos de finales del siglo XV y comienzos del XVI

Un año después de encontrar ocho tablas del artista renacentista en la Iglesia de la Santísima Trinidad, en la localidad albacetense de Alcaraz, se han descubierto otras cinco tablas del destacado pintor Juan de Borgoña en la Iglesia de Santa Catalina, en el municipio albaceteño de El Bonillo, durante las labores de restauración de su retablo.

La localidad de El Bonillo se encuentra a 37 kilómetros de Alcaraz y ambas pertenecen a la comarca de la Sierra de Alcaraz, que en tiempos de Juan de Borgoña pertenecía al Arzobispado de Toledo. Estos descubrimientos convierten a la provincia de Albacete en el escenario de dos importantes hallazgos artísticos datados de entre finales del siglo XV y principios del XVI. 

Los restauradores han descubierto estas piezas un año después de encontrar otras ocho tablas del artista renacentista en la Iglesia de la Santísima Trinidad en la localidad albacetense de Alcaraz, a 37 kilómetros de El Bonillo. Ambos municipios pertenecen 

Pablo Nieto, restaurador a cargo de ambos trabajos de rehabilitación en las dos iglesias, asegura a elcierredigital.com que, por un momento, cuando empezaron la restauración en la segunda capilla, pensaron que ambos hallazgos podían tener relación, puesto que "a finales del siglo XV y principios del XVI, cuando Juan de Borgoña pintó las 13 tablas, la localidad de El Bonillo pertenecía a Alcaraz". A pesar de la relación entre ambas localizaciones, según señala el restaurador, "las tablas encontradas en noviembre de 2021 no están relacionadas con el hallazgo en El Bonillo, ya que estas últimas pertenecen a la antigua Iglesia de Santa Catalina". 

Después de más de 500 años, el renacentista Juan de Borgoña vuelve a tomar protagonismo en la provincia de Albacete, donde los investigadores no se imaginaban que pudiera haber una vinculación artística tan extensa del siglo XV. Las tablas encontradas tienen imágenes de Santo Domingo, San Francisco, San Andrés, San Jerónimo y un 'Llanto sobre el Cristo Muerto'.  No obstante, Pablo Nieto comenta que es "difícil" saber lo que se habrá perdido en sucesivas etapas de la historia, así que "es complicado sospechar si habrá más obras de Borgoña en otras parroquias albacetenses".

Un restaurador de arte trabaja minuciosamente en la restauración de una pintura, usando guantes azules y una lupa de cabeza, con un cartel de
El restaurador Pablo Nieto en su taller. Foto: Manuel Nieto García. | Manuel Nieto García

El restaurador también relata para elcierredigital.com el porqué del hallazgo de unas piezas datadas de principios del siglo XVI en un retablo del siglo XVIII, como es el de la Iglesia de Santa Catalina en El Bonillo: "El retablo viene del convento de San Agustín, en la desamortización del siglo XIX se lleva a la Iglesia de Santa Catalina y se llevan sus cuadros muy estropeados. Entonces decidirían coger unas tablas viejas, cortarlas y adecuarlas al retablo y pintarlas encima. Es en ese momento cuando desaparecen las obras de los maestros del renacimiento y se sustituyen por las pinturas de aficionados del siglo XIX y se les pierde la pista".

Para mantener vigentes tanto las pinturas del retablo del siglo XVIII como las obras de Juan de Borgoña de principios del XVI, "hemos fotografiado las pinturas que había encima, que no eran de muy buena calidad, las hemos limpiado y hemos hecho una restauración digital de las piezas antes de eliminarlas. Se imprimirán en un nuevo lienzo y se colocarán de nuevo en el retablo". Por otro lado, según explica Nieto a elcierredigital.com, las obras originales de Borgoña encontradas "pasarán al museo parroquial para que puedan ser contempladas de cerca. Ahora están restauradas y custodiadas por la iglesia de Santa Catalina".

Las piezas de Juan de Borgoña escondidas en Albacete

Considerado uno de los maestros pintores más importantes que trabajaron en España a comienzos del siglo XVI, Juan de Borgoña está más vivo que nunca en Albacete. Un año antes del descubrimiento de cinco tablas del pintor en el municipio de El Bonillo, los vecinos de Alcaraz añadieron a su patrimonio cultural el hallazgo de ocho "excepcionales" creaciones del artista, encontradas durante la restauración del retablo mayor de la iglesia de la Santísima Trinidad. Bajo unas anodinas pinturas al óleo barrocas, llenas de repintes y purpurina, se encontraban ocho tablas realizadas por Borgoña entre 1470 y 1535.

Conocido por ser uno de los introductores del Quattrocento italiano en Castilla, –primera fase del Renacimiento– el artista dejó trabajos como los realizados por encargo del cardenal Cisneros en el claustro y la sala capitular de la catedral de Toledo, a partir de 1495. Se dice que con esta aportación modificó el clima estético de la ciudad toledana.

Una imagen de un altar religioso con varias figuras y pinturas de santos, destacando una figura central con vestimenta roja y dorada, rodeada de rayos dorados.
Retablo de la Santísima Trinidad de Alcaraz. | El Cierre Digital

Las ocho tablas que Juan de Borgoña realizó para Alcaraz, según los expertos que las han podido analizar, son unas excepcionales pinturas sobre el ciclo de la Virgen María, con temas como La Anunciación, El Nacimiento y La Huida a Egipto, en las que sobresalen la calidad del dibujo, el brillo de los fondos dorados y la actitud reposada de las figuras. "Durante la restauración descubrimos pequeñas zonas doradas y restos de otra pintura. Encontramos que las tablas estaban repintadas", explica a elcierredigital.com Pablo Nieto, restaurador a cargo de este proyecto. Estos detalles muestran la vinculación de Borgoña con la pintura hispanoflamenca de influencias italianas de autores como el florentino Ghirlandaio, con el que se formó en su taller hasta 1494.

Según Nieto, en el siglo XVIII estas pinturas fueron cubiertas con yeso y luego se pintaron encima. La obra de Borgoña fue sustituida con óleo en tonos grises verdosos de mala calidad y con motivos de la vida de Jesucristo. La obra del aclamado artista podría haber desaparecido para siempre, pues lo habitual en esa época era, por cambios de gusto, desmontar las tablas y colocar otras a la moda del momento en su lugar. Según comenta Pablo Nieto, "se cree que los dos metros de altura y los casi 100 kilos de cada una de estas pinturas hicieron más fácil pintarlas encima que desmontarlas del retablo", que alcanza los 12 metros de altura, permitiendo su hallazgo en nuestros días.

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