Y dale perico al torno

La perseverancia en el desaguisado político nos obliga a seguir insistiendo, como hacen nuestros gobernantes. Superando el descontaminador ideológico podríamos ser capaces de comprender cómo hemos podido llegar a este esperpento social. Los veteranos recurrimos a la expresión: Y dale Perico al torno. Se trata de repetir exageradamente un discurso o conducta. 

Bien parece que estamos atrapados en un bucle interminable de despropósitos, donde los bulos se difunden con un ejercicio pernicioso del poder. Sostenerla y no enmendarla, porque sale rentable, sin ningún amago de corregir o rectificar. Como el baturro que viendo venir a una locomotora le decía: ¡Chufla, chufla! ¡Cómo no te apartes tú! Es la terquedad del que se nota impune, por encima del bien o del mal, superior a los demás y protegido por un entramado legal injusto. 

No hay mayor ridículo que ver a toda una recua de palmeros mediáticos y políticos regalando trolas con un desparpajo propio de auténticos defraudadores sociales. Contra los timadores políticos se contraponen frases como: La verdad, permanece, la mentira, perece.

De la mentira viven muchos, de la verdad casi ninguno. Una larga lista de falacias fue calificada como cambios de opinión. Personas conocedoras de muchos detalles del momento han asegurado que se logran puestos políticos con pucherazos. Se dijo que no pactarían con Podemos y entró en el gobierno. Taparon el escándalo de las maletas fantasma venezolanas. No se pactaría con Bildu y lo hicieron.

No controlaron los accesos a España cuando empezaba la tragedia de una pandemia atroz. Celebraron el ocho de marzo, que costó contagios y muertes. El decreto de Alarma se utilizó para meter al zorro a custodiar a las gallinas. El encierro nacional fue declarado ilegal. Se gastó un dineral para material sanitario, que llenó los bolsillos de personas vinculadas al poder.

Se negaron a bajar el IVA de las mascarillas mintiendo sobre la prohibición de la Unión Europea. Se organizó el gobierno más costoso con paniaguados. Dijeron que un grupo de expertos se encargaría de controlar la pandemia y era falso. Se usó a la Guardia Civil para vigilar y perseguir a los críticos con el gobierno. Se montó un circo social para solapar la nefasta gestión. Impusieron el pasaporte COVID sin fundamento científico alguno. Echaron a violadores a la calle con una ley perversa e injusta.

La promesa de construir 140.000 viviendas no se ha cumplido, como tantas otras. Insultan y etiquetan negativamente a todos los que no piensan como ordena el aparato inquisidor del gobierno. La designación contaminada del Fiscal del Estado no ha hecho más que pudrirse. Han infectado al Tribunal Constitucional de sectarismo ideológico. Se han empeñado en imponer una agenda 2030 por motivos muy oscuros.

La mayoría de los organismos, instituciones, empresas públicas y algunas privadas han sido intervenidas de facto por el gobierno. Se está permitiendo la entrada de productos extranjeros sin cumplir las normas que se exigen a los españoles, lo que significa una deslealtad y traición a los agricultores nacionales. La transparencia que se vendió clamorosamente desde el gobierno se ha convertido en una tapadera opaca.

Prometieron que no habría indultos a políticos y se han concedido. Se prometió que no habría subida de impuestos y no han dejado de ascender. Han legislado en favor de independentistas y separatistas para mantener el poder. El endeudamiento de los españoles es imparable, a pesar de la recaudación en cifras record.

Se está consintiendo el aumento de la delincuencia. Promocionan y protegen la ocupación ilegal de viviendas. Están martirizando a los empresarios. No hacen más que subir las cotizaciones a los autónomos. Están obsesionados con cercenar la libertad de expresión. Propician y tapan la corrupción política.

La amnistía, que consideraban anticonstitucional, la están usando como moneda de cambio para seguir gobernando. No hay tiempo ni espacio que poder seguir relacionando lo que podríamos resumir como: Y dale Perico al torno.