
Último ataque a la Tauromaquia
Columna de opinión por Antonio Martínez Iniesta
Los ataques a la Tauromaquia no son nuevos. Pero esta vez el intento de abolición disfrazado de Iniciativa Legislativa Popular (ILP) supone un paso más en la estrategia de la izquierda radical para imponer su ideología por encima de la cultura, la libertad y la voluntad del pueblo.
La recogida de 715.606 firmas, siendo 200.000 menos que los asistentes a Las Ventas solo en 2024, ha sido impulsada por Anima Naturis. Es una organización con estrechos lazos con el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, que en su juventud militó en movimientos abiertamente contrarios a la Tauromaquia. Que un ministro de Cultura se alinee con quienes pretenden derogar leyes que protegen el patrimonio cultural inmaterial de España es, como poco, una anomalía democrática.
Las ILP nacen con la finalidad de crear leyes, no de eliminar las ya existentes. Es evidente que los promotores de esta iniciativa han forzado los límites legales. Así, el Congreso de los Diputados estudia una propuesta que no busca regular, sino prohibir. No estamos ante un debate sobre la Tauromaquia, sino ante un intento burdo de borrar parte de la cultura española por motivos ideológicos.
Entre los impulsores de esta ofensiva figuran nombres conocidos en la guerra contra la Tauromaquia: Ione Belarra (Podemos), Juan López de Uralde (Alianza Verde), Javier Luna (PACMA) y otros representantes de formaciones minoritarias que nunca han ocultado su animadversión hacia una tradición con siglos de historia. Su objetivo no es otro que imponer su visión sectaria y minoritaria sobre el conjunto de la sociedad. Despreciando la libertad individual y la identidad cultural de millones de españoles.
Resulta paradójico que quienes abanderan la defensa de la "diversidad cultural" en otros ámbitos, en este caso, trabajen para aniquilar una manifestación cultural protegida por la ley. La Tauromaquia no es solo una afición o un espectáculo. Sino una manifestación artística, histórica y social con reconocimiento legal y constitucional.
Quienes no quieren ir a los toros, que no vayan, pero que respeten a quienes sí lo hacen. Esa es la verdadera esencia de la democracia y la libertad. Lo contrario es imposición, dogmatismo y sectarismo.
Si el ministro Urtasun quiere cumplir con sus obligaciones, debe defender la cultura en toda su diversidad. No convertirse en el instrumento de un plan orquestado para borrar de un plumazo una de las tradiciones más arraigadas de España. La Tauromaquia no se defiende con firmas, sino con la realidad de las plazas llenas.
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