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Una persona adulta y un niño sentados en una roca junto a un lago al atardecer, rodeados de naturaleza y reflejos en el agua.
COLUMNAS

¡Sé consciente, sé libre!

Columna de opinión por Federico de Sánchez

Lamentablemente, solemos emplear mucho de nuestro valioso tiempo en absurdas ideas que nos paralizan, devoran e impiden ser nosotros mismos y manifestarnos como auténticos seres humanos (hombres y mujeres).

Por ello no resulta extraño que desde hace más de cinco décadas podamos observar la proliferación de una serie bien delimitada de métodos que pretenden ayudarnos, guiarnos por el camino correcto, evitar tensiones innecesarias, problemas de complejidad no bien delimitada; en definitiva: hacernos “prisioneros” de nuevos mandatos que, de hecho, poco pueden aportar a nuestra cotidiana existencia.

Debemos alejarnos de postulados “maravillosos” que presentan paraísos artificiales; falsos profetas de la nueva conciencia tienden a arrastrar al ser humano hacia extrañas realidades; nos hablan de crear “superhombres” –nada nuevo dado que el filósofo Federico Nietzsche ya apuntaba dicho concepto- olvidando, por encima de todo, la realidad más íntima del ser humano: su capacidad para el asombro, poder equivocarse y corregir (el derecho al error ha marcado la historia misma de la humanidad).

En nuestra intención solamente existe un claro pensamiento: tu eres un ser libre y debes ejercitar tu libertad con responsabilidad plena.  He aquí dos conceptos básicos, libertad y responsabilidad. Por mucho que ciertos grupos –de concepción nada cristalina- hayan querido imbuirnos, no se puede ser libre si no se es responsable. La libertad consciente se asume y manifiesta como responsabilidad plena. 

¿Crees que es necesario tener características sobrenaturales para vivir intensamente? No. Ciertamente, no. ¡No es cuestión de hacer o crear superhombres!, se trata de formar seres humanos…conscientes, eficaces, armoniosos. No lo dudes: eres muy importante, tu vida es tan valiosa que resulta totalmente absurdo que la desperdicies inútilmente con incoherentes planteamientos y postulados existenciales cotidianos.

¿Te encuentras conforme con el curso que estás dando a tu vida? Pregunta a tu conciencia, reflexiona por un instante, ¡pierde unos breves momentos y da un paso definitivo para ser el timonel y capitán de ese maravilloso barco que está reservado exclusivamente para ti!

Es preciso no dejar nunca en manos de otros (llámense guías, gurús o maestros) la propia libertad, la responsabilidad, la capacidad que permite erigirte en juez de tus propios actos.  Refuerza constantemente esta idea en tu conciencia: piensa en sentido constructivo, eficiente.

Los principios básicos del pensamiento eficiente descansan en simples conceptos que han sido falsamente presentados bajo una etiqueta de insuficiencia constatable. Disfrutar de la vida no es delictivo, pecaminoso o malvado.

¡Justamente lo contrario! El “crimen” que se comete contra el ser humano descansa en esa práctica de renegar del auténtico placer que dignifica la condición humana: vivir con eficacia…Y vivir con eficacia es ser el auténtico y máximo responsable y protagonista de los propios actos.

Cuando todo el esfuerzo ha ido encaminado a intentar –no siempre puede lograrse o incluso no en su totalidad- evitar que el ser humano sea el responsable de sus actos (de ahí el continuo reforzamiento a que nos vemos sometidos para privarnos de la capacidad de elección) a un nivel emocional, decir justamente lo contrario es, sin lugar a duda, cuando menos complicado.

Indudablemente hay una reflexión que debemos retener en nuestra conciencia:    solamente la autenticidad de tus pensamientos determinará la autenticidad de tu vida.

Al recordar la máxima del filósofo y científico Descartes: “Pienso, luego existo”, debemos añadirle algo de naturaleza fundamental: “soy consciente de mi existencia eficiente”. Ser uno mismo es lo más valioso que se puede obtener en esta especie de carrusel que denominamos cotidiana realidad.

Reflexiona por unos instantes

¿Crees en ti mismo?

¿Respetas tu propia identidad?

¿Te aceptas sin falsos convencionalismos?

¿Valoras la opinión de los otros más que la tuya propia?

¿Eres un ser atormentado por la idea de la muerte?...

Básicamente, toda gira en torno a pensamientos que refuerzan la idea de autodestrucción del ser humano; son pensamientos de carácter claramente negativos, desechables, peligrosos por su propia esencia exterminadora. 

No dudes y sé de verdad tú mismo; o mejor aún, duda de todo y de todos, pero jamás dudes de tu propia señal de identidad. La duda no es, en absoluto, algo negativo en sí mismo; dudar es interrogarse, plantear (en su esencia fundamental y primaria) cuestiones que deben ser entendidas para poder ser asumidas.

Nos han enseñado a no dudar en cuestiones que van a la raíz de nuestra propia existencia. Por el contrario, nos refuerzan con sentimientos y pensamientos sobre la desconfianza, el resentimiento, la desarmonía…Sí, dudar no es desconfiar; dudar es indagar…e indagar es encontrar.

Si crees, exclusivamente, que son los demás (“los otros”) los responsables de tus problemas, angustias y temores existenciales, voy a darte una fórmula muy simple para solucionarlo: mete a todos juntos en una simbólica cajita de madera, ciérrala y échala a la basura.

Claro está que poseemos formas diferentes y opuestas para afrontar cada nueva situación que se presenta. Ahora bien, en el fondo, sólo encontrarás un planteamiento que aporta la verdadera posibilidad de salida; dicho planteamiento descansa en un concepto simple pero fundamental para tu vida: pensar en forma activa y consciente.

Es necesario hacer trabajar la conciencia en sentido de actividad consciente, positiva y despierta. Abordar un problema –una situación a resolver- puede resultar fácil o complejo; decidir, es decir, ejecutar realmente la orden de afrontar y solucionar dicho problema es la clave de la victoria. 

El pensamiento consciente y activo te ayudará a encarar y ejecutar con posibilidad efectiva de solución cualquier situación que se presente en tu vida cotidiana. ¡VIVE TU VIDA!

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