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COLUMNAS

Razones por las que soy cristiano

Columna de opinión por Federico de Sánchez

Vivimos tiempos de agitación. Los conceptos éticos parecen quedar relegados a la noche de los tiempos. Hay una ausencia muy sensible de valores esenciales para el ser humano; por ello, en estos precisos momentos, es necesario alzar nuestra voz para reafirmar el firme compromiso con una auténtica calidad de vida, bienestar emocional y desarrollo espiritual. Pilares que el cristianismo sustenta y difunde a través del Maestro nazareno: Jesús de Nazaret.

Del título es fácil comprender que es todo un enunciado, una afirmación de vida. Los fundamentos de por qué soy cristiano, son de naturaleza diferente, pero están basadas –en lo esencial- en el reconocimiento de la figura del fundador del cristianismo, Jesús de Nazaret, el Cristo, la Luz de Dios.

También es cierto que los seguidores del Maestro nazareno, en la mayoría de las ocasiones, hemos dado un lamentable ejemplo en el día a día; por tanto, en poco hemos contribuido a la causa crística entre aquellos que piensan o sienten que el discurso de Cristo no pertenece o influye en esta realidad.

A lo largo del caminar por la vida, buscando las explicaciones a mi propia existencia, alcance un estado de paz, armonía y serenidad que solo he logrado mantener con la ayuda de la fuerza de Cristo. Quisiera expresar mi manifiesto, sobre lo que considero que hoy día tiene que significar el hacer referencia al Espíritu y a la Nueva Espiritualidad en la que estamos completamente inmersos. En resumen:

- Que la Enseñanza Universal ha acompañado al Ser Humano a lo largo de su historia, evolución y constante transformación, siendo fuente inagotable de inspiración; aportando calma, sosiego y paz interior a nuestras vidas.

- Reconocimiento y respeto de la Espiritualidad Humana, fuente de sabiduría y avance, individual y colectivo.

- El conocimiento científico y tecnológico es útil, valioso y aporta una calidad de vida significativa, aunque jamás podrá sustituir el anhelo de comprensión y búsqueda de trascendencia y espiritualidad humana.

- El respeto máximo a la vida humana, su dignidad, bienestar y calidad. Y a la vida de los demás seres sintientes del planeta Tierra.

- El derecho a una muerte biológica serena y lúcida, sin dolor ni sufrimiento innecesario.

- La fe es esencial para la autorrealización personal de nuestra especie. Una fe basada en la vivencia interior, en la certeza de que no todo es posible explicarlo a través de lo objetivo y fenoménico; una fe experimental, vivencial, desarrollada con honestidad y autenticidad, sostenida en valores de respeto y tolerancia con opiniones o creencias diferenciales.

- El sentido de la vida humana es la búsqueda de la verdad, de las raíces auténticas de su existencia, de su día a día, desde la libertad de conciencia individual.

- Especial reconocimiento y valoración de la figura del Cristo, de la energía y fuerza cristica, sin cuya ayuda, guía y orientación se dificultaría un desenlace espiritual auténtico.

Vivir es una experiencia maravillosa, eterna en el presente eterno. El compromiso de toda persona, mujer u hombre debe estar encaminado a su proyección vital como ser humano, disfrutando de una libertad y responsabilidad maravillosa que le permita ser feliz, dueño de su destino. Soy consciente de las dificultades que una sociedad tecnológica y demasiado deshumanizada conlleva. Por ello, la esperanza debe ser un poderoso motor para afrontar el día a día. La esperanza de cambiar, mejorar, disfrutar, crecer interiormente…

Por todo lo que con anterioridad he manifestado, afirmo que: Soy seguidor de la Enseñanza Universal, soy seguidor de Cristo.

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