
Horadar la estructura del olvido
Columna de opinión de Pilar Redondo
Es una honesta confesión, su viaje vital, su particular aventura interior, una necesidad emocional. El corazón es el que guía sus palabras. En un solo corpus literario nos muestra los diferentes senderos de la existencia.
La tinta toma cuerpo y con vehemencia entra en estado de ebullición. La esperanza fuera de servicio, despojada de todo futuro se encamina hacia su tumba, se vuelve contra la voluntad lívida, que contraída hierve, analiza y rugiente parece pensar: las pavesas y la tierra me esperan... Hablo del último libro del escritor Antonio García Siles, titulado: 'Empoderado'.
Tengo que confesar que cuando el autor me dijo el título quedé gratamente sorprendida, y me gustó mucho que tomara un término lingüístico exclusivamente femenino y lo pasara al plano masculino.

"Saldré de la noche, fértil./ Desvelé la cura de su hipnosis,/ el método para ventear la ceniza/ que obstruye respirar el aura de la Luna/ y exhalar ese vaho de frialdad/ -a ausencia de respuestas-./ Renacer implica un nuevo augurio/ (...)./ Dejo inerte el apego a tu imagen/ fecundando la tierra del olvido." Del poema: Renacer. Perteneciente al apartado: Del interior.
Este volumen se ha presentado en el Salón de Columnas del edificio "Pedro López de Alba" de la Universidad de Córdoba.
Estéticamente es bello y elegante. Está editado en Detorres Editores, en la Colección de poesía: Año XXV. Y es que el trabajo bien hecho es la seña distintiva de esta editorial y del editor: Calixto Torres.
Dividido en tres partes: "Del interior", "Del exterior" y " De profundis"
Poemas que son porciones de vida que hacen un trato con el pasado. Textos que rompen la cuarta pared, estableciendo un vínculo absoluto, involucrando sensitivamente al lector. Poseen capacidad inmersiva, te sumerges en ellos, te invitan a interactuar, ahí nos reencontramos.
Al encuentro del desamor acuden la ausencia reciclada, la soledad impetuosa, la insatisfacción astillada, el recuerdo despoblado, que bombean sangre y guardan la voz. Que miran dentro del abismo que no se olvida se reconstruye. Algunos podríamos calificarlos como crucigramas inexpugnables que atraviesan blindajes, que arrasan fortalezas, que tienen su propio mirador desde el que el poeta divisa el horizonte.
"Desde lo alto de esta escalera/ posiblemente interminable,/ diviso la ausencia de amar./ Ella alza los ojos y yo/ mantengo fija la mirada, retándola./ (...)./ Con el tiempo me obligó a dejarla,/ mejor eso que nada, dijo ella./ No, respondí, mejor que tú, la nada." Del poema: Escalera. De la sección: Del exterior.
Antonio habita en las venas de sus versos que acogen al dolor. En ellos su alma se desdobla con voracidad para etiquetar y embotellar las heridas que supuran, y en perfecto equilibrio levantan el telón para horadar la estructura del olvido inconformista que no desiste de intentarlo y consumar la hoguera donde nace el fuego y la ceniza.
Los hay que son piedras preciosas engarzadas a su entraña.
La sangre arrodillada se dirige a la inasequible bahía de la autoestima. Todo para encender el incombustible y amortajado silencio que le impide volver a la orilla.
"Aquí yace el poeta/ que resucitó de todas sus muertes,/ el que con sus versos perdonó a la vida/ y os aseguro que bajo esta lápida/ se encuentra un sepulcro vacío,/ acaso, con suerte, perduren/ bajo el polvo, algunas cenizas/ de los más desoladores poemas de desamor." Poema titulado: Epitafio. Del grupo: De profundis.
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