África en el punto de mira de Europa como mano de obra
Columna de opinión por Alfonso Abril
La migración a Europa es la mayor manifestación de esta pobreza estructural, que además descapitaliza aún más a los países de origen, puesto que migran las personas más cualificadas y con más iniciativa. Por otra parte, la frontera entre España y Marruecos constituye la tercera zona más caliente del mundo, por sus diferenciales de renta. El proceso migratorio ilegal es un problema que afecta muy especialmente a España por ser una de las puertas de Europa.
Las continuas guerras, la inseguridad física y jurídica, los conflictos internos, la corrupción y los regímenes autoritarios son las principales razones que explican su retraso. Todo ello a pesar de ser la zona del mundo que más ayuda al desarrollo ha recibido desde la descolonización.
Contemplando la situación de África, desde este lado de Europa, aún a pesar de la proximidad con nuestro país, en cierta manera, es necesario saber que planteamiento de encrucijada es, en la que se encuentra África. Tanto en lo social, como en lo económico y en su riqueza exportadora.
Con el fin de aclarar en lo posible, esta situación, La Fundación Wellington, celebró el pasado lunes, un coloquio que permitiera, un mínimo análisis de las perspectivas actuales, los problemas y retos del continente africano.
Para ello, se contó con la presencia de José Manuel García Margallo, exministro de Asuntos Exteriores y exdiputado al Parlamento Europeo; la profesora de la Universidad Complutense, y Coordinadora en la Fundación de Mujeres por África, Ainhoa Marín, y el abogado, político, periodista y exparlamentario europeo, Javier Nart.
Ainhoa Marín manifestó en su intervención que África no es un país. “Acostumbramos a tratar al continente africano como un todo, como un bloque ignorando su diversidad cultural, económica y política. Pero, es un continente enorme que está formado por 55 países, si se incluye el Sáhara”, señaló.
También indicó una realidad fuertemente estereotipada, una visión sesgada que nos llega a través de los medios de comunicación: guerras, hambrunas, pobreza, violencia y corrupción. Y, por añadidura, la percepción errónea de que los africanos son mano de obra que arriesga su vida en patera para llegar a Europa.
Del mismo modo Ainhoa afirmó, qué se trata de narrativas arcaicas que se centran en el afro-pesimismo, aspectos negativos que pasan por alto la complejidad y diversidad del continente.
Marín considera que no se puede generalizar, “hay países que son ejemplos de democracia como Sudáfrica, Namibia, Gana o Botsuana, llevan décadas y décadas con mucha estabilidad política, pero son menos conocidos y salen poco en las noticias”. Tampoco se habla de una iniciativa del año 2018 de poner en marcha una “Unión Económica y Monetaria” en África, algo parecida a la Unión Europea.
Jose Manuel García-Margallo, por su parte, intercambió sus impresiones sobre la situación actual en el continente africano. Manifestó qué a la hora de hablar de África hay que distinguir tres zonas que muy poco tienen que ver entre sí en cuanto a su desarrollo: el Magreb, el Sahel y la África subsahariana.
Las proyecciones
Asimismo, afirmó que las proyecciones demográficas prevén que la población del continente se duplique en 2050, (se calcula en 16.800 millones de habitantes). Luego, una cuarta parte de la población mundial, será africana, eso nos da la cifra de cerca de cuatro mil millones de africanos, con una edad media que apenas alcanzará los 18 años.
Los africanos miran hacia Europa, pero en la actualidad su destino principal sigue siendo, curiosamente, la propia África, aunque su migración hacia Europa sigue siendo una constante, en estos momentos y llegaremos a verlo como algo natural,su mano de obra será de auténtica necesidad.
García Margallo, advirtió de los desafíos globales ante la situación geopolítica internacional y planteó algunas reflexiones sobre los estados africanos. Por ejemplo, comentó la lectura de un texto del iraní, Hassan Abbasi, conocido como el “Kissinger persa”, sobre la confrontación entre Estados Unidos y sus aliados frente a China, Rusia e Irán. Un eje internacional, unido por la aversión a EE.UU. y decidido a poner fin a la hegemonía de Occidente en el mapa de las tres zonas de tensión: Ucrania, Palestina y Taiwán. La reelección de Donald Trump puede reforzar esta nueva guerra fría.
Todo ello sin olvidar que, en las últimas décadas, China se ha convertido en el principal socio económico de África, no podemos olvidar que China tiene,1.411 millones de habitantes, y se sitúa en el segundo puesto mundial detrás de la India con más de 1.500 millones de habitantes y Estados Unidos con 340 millones de habitantes.
España ocupa el puesto 31 del ranking con 48 millones de habitantes, lo que representa un 0,6 de la población mundial, estando por delante, países como Indonesia con 282 millones; Pakistán con 236 millones; Nigeria con 222 millones; Brasil con 213 millones y posteriormente Bangladesh, Rusia, etc.
En otro orden de cosas, y con respecto a Donald Trump, y su posible implicación en África, afirmó que, su postura es imprevisible y contó la anécdota de un señor que se subió a un atril con unos folios a dar una conferencia y vino una ráfaga de viento y se los llevó, entonces, empezó su discurso diciendo: “cuando subí a esta tribuna Dios y yo sabíamos lo que iba a decir, ahora sólo Dios lo sabe”.
Aun así, García-Margallo señaló que en la agenda de Trump estarán sus objetivos de siempre: el de la inmigración, el proteccionismo comercial y el aislacionismo”. ¿Cómo afectará eso a África en materia de inmigración? En su primer mandato suspendió las visitas a los países africanos, redujo el número de estudiantes que podían llegar a los Estados Unidos y tomó medidas proteccionistas, en este mandato que se inicia este año, todo puede ser igual o cambiar de forma radical, es un mandatario imprevisible.
Al hilo del debate, Javier Nart señaló las causas y consecuencias de la violencia; las guerras; el crimen organizado y el terrorismo yihadista, producidos por las crisis políticas, económicas y sociales. Realizó un recorrido de corte analítico-conceptual para poder comprender el funcionamiento de la sociedad y del Estado africano.
En su opinión, los esfuerzos desplegados por la UE son poco eficaces y más allá de las declaraciones, no tiene una política sólida con respecto a África. “A la Unión Europea les diría que a mí me indigna la cantidad de recursos que se han empleado en hacer absolutamente nada”.
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