Los rincones más curiosos de Villa Sagitario, el palacete que perteneció a Luis Ortiz

El nombre de Luis Ortiz ha vuelto a resonar con fuerza tras su fallecimiento. Conocido por su relación con Gunilla von Bismarck, Luis se mantuvo en el centro del panorama social marbellí durante décadas. Entre las huellas que dejó, destaca su icónica residencia: Villa Sagitario, un palacete que se convirtió en un símbolo de lujo, exclusividad y fiestas inolvidables.

Esta vivienda tomó su nombre del signo zodiacal de Gunilla von Bismarck, y fue un refugio para la pareja y el epicentro de celebraciones fastuosas. Las noches marbellíes no eran lo mismo sin una invitación a una de las legendarias fiestas de Villa Sagitario. Famosos, aristócratas y grandes personalidades de la época se daban cita en esta impresionante finca, que impresionaba tanto por su exterior como por su interior.

Las llamativas instalaciones de Villa Sagitario

Villa Sagitario era una pieza clave en la historia de Luis Ortiz. Este rincón paradisíaco de Marbella fue el escenario de innumerables anécdotas. Unas historias que ahora vuelven a la memoria de todos los que alguna vez pusieron un pie en ese lugar.

El imponente jardín que rodeaba Villa Sagitario era una de las primeras cosas que captaban la atención de los invitados. Con más de 2.700 metros cuadrados de terreno construido, el acceso a la finca ya era toda una experiencia.

Para llegar a la villa, había que recorrer una sinuosa carretera sin asfaltar, lo que añadía un toque de privacidad que la pareja valoraba mucho. Sin embargo, una vez dentro, la vista se abría a un paraíso de zonas verdes, setos perfectamente podados y una gran piscina. 

Este espacio al aire libre fue el centro de muchas de las fiestas que celebraban Luis Ortiz y Gunilla. Los invitados se relajaban bajo el sol en las hamacas, disfrutaban de chapuzones en la piscina y compartían risas en la gran terraza-porche.

Los eventos en Villa Sagitario eran un verdadero espectáculo social, donde la alta sociedad española se reunía para disfrutar de la hospitalidad de la pareja. Entre copas y música, la villa se convertía en el escenario perfecto para noches interminables llenas de diversión.

Si bien el acceso a Villa Sagitario era complicado, no tardaron en encontrar una solución. Decidieron que los invitados más exclusivos podían llegar directamente en helicóptero. Para ello, mandaron construir un helipuerto en la finca, un detalle que, sin duda, añadía un toque aún más extravagante a las ya ostentosas fiestas de la pareja. 

El interior de Villa Sagitario no se quedaba atrás en cuanto a lujo. Grandes salones luminosos, adornados con lámparas de araña, recibían a los visitantes. Un patio interior, gimnasio y una biblioteca completaban las estancias principales.

Sin embargo, uno de los espacios más comentados era la sala de cine privada, equipada con un bar. La villa también contaba con una segunda casa destinada a los invitados, que se encontraba al otro lado de la piscina. En la última etapa, este espacio fue ocupado por el hijo de Luis y Gunilla, Francisco, junto a su familia.

Cada rincón de Villa Sagitario estaba diseñado para impresionar. Las decoraciones interiores combinaban tonos de azul que recordaban al mar con el blanco de las paredes, evocando un ambiente mediterráneo y relajado. Las habitaciones estaban decoradas con elegancia, pero sin perder el toque excéntrico.

La venta de Villa Sagitario por 50 millones de euros marcó el fin de una era para Luis Ortiz y Gunilla von Bismarck. Aunque se mudaron a una residencia más pequeña, Villa Troll, el palacete siempre será recordado como el epicentro de sus mejores momentos.

Con la partida de Luis Ortiz, el recuerdo de Villa Sagitario vuelve a estar en boca de todos. Este majestuoso lugar no solo fue un testigo silencioso de los momentos más íntimos de la pareja, sino también un protagonista en la historia social de la Costa del Sol. Aunque la villa ya no pertenezca a Luis y Gunilla, su historia seguirá viva en la memoria colectiva de todos aquellos que alguna vez pusieron un pie en este impresionante palacete.