Logo El Cierre Digital
Tres personas posando frente a un fondo azul, una mujer con vestido blanco, una mujer con vestido claro y un hombre con traje y corbata roja.
CLOSET

La otra historia de Ana Boyer: la difícil infancia de la hija de Isabel Preysler

Un nacimiento que consolidó a la pareja, la cual fue objetivo y asedio durante las décadas de los ochenta y noventa.

La socialité filipina Isabel Preysler ha sido abuela por octava vez. Era este pasado miércoles cuando su hija  Ana Boyer y su pareja, el tenista Fernando Verdasco, se convertían en padres del pequeño Martin. Un nacimiento que ha tenido lugar en la Clínica Ruber Internacional de Madrid y que ha colmado de alegría a la familia.“Bienvenido Martín. 24.04.24. ¡Tus hermanitos y padres ya te quieren más que a nada en el mundo!”, ha publicado la hija del exministro socialista Miguel Boyer en su perfil personal de la red social Instagram.

Además de la aristócrata y hermana de Ana, Tamara Falcó,  la ex mujer del cantante Julio Iglesias ha acudido hasta la clínica madrileña para conocer a su nuevo nieto. Montada en un vehículo y acompañada del chófer Rafael, uno de los 'hombres de confianza' de la familia, la socialité se mostraba radiante y pletórica ante la llegada del pequeño Martin. Tras el anuncio de la buena nueva, la 'reina de corazones' contaba a la revista ¡Hola! que: "La sorpresa más bonita que me tenía guardada la vida son mis nietos. No te puedes imaginar el gran amor que se siente por ellos hasta que los tienes".

Logotipo de
Ana Boyer y Fernando Verdasco. | El Cierre Digital

Desde hace siete años la pareja Boyer y Verdasco, que contrajo matrimonio el 7 de diciembre de 2017 en la isla caribeña de Mustique,  tiene fijada su residencia en la ciudad árabe de Doha  donde residen junto a sus otros dos hijos Miguel y Mateo. No obstante, pasan largas temporadas en España y, de hecho, cuando lo hacen se instalan en casa de la ex pareja de Carlos Falcó. Es por ello que Ana ha elegido dar a luz en la capital española con el fin de estar más cerca de su entorno familiar.

Según reveló la revista 'Semana': "Ana Boyer se instaló en casa de Isabel Preysler hasta que naciera su bebé y, no sería de extrañar, que madre e hijo pasen una larga temporada junto a la 'reina de corazones' en Madrid antes de volver a Qatar". 

Pese a pertenecer a una de las sagas más notorias de nuestro país, Ana Boyer ha decidido mantener un perfil bajo frente a los medios de comunicación. Tal es la discreción que tanto le caracteriza que, como mencionábamos anteriormente, ha fijado junto a su pareja y sus ya tres hijos su residencia en la capital de Qatar. Y ha sido el nacimiento de su hijo Martin el que ha hecho que acapare los flashes como ya lo hizo ella el día que llegó al mundo, el 18 de abril de 1989.

Una exclusiva involuntaria 

Fue el 18 de abril de 1989 cuando Ana vino al mundo y se convirtió en el gran alivio y la mayor satisfacción posible para un Miguel Boyer un tanto 'desequilibrado' a costa de tanta turbulencia vivida. Era el quinto hijo para Isabel y el tercero para él, quien ya tenía por entonces dos nietos. La filipina dio a luz en la clínica Ruber Internacional, situada en el noreste de Madrid, la misma donde fue ingresado Boyer tras el derrame cerebral sufrido en febrero de 2012 y donde ahora ha dado a luz la propia Ana. Así lo contaba Juan Luis Galiacho,  director de elcierredigital.com, en su libro 'Isabel y Miguel'.

Fue un parto prematuro, al igual que ocurrió con los otros cuatro alumbramientos que Isabel tuvo con anterioridad. Eso sí, no hubo complicaciones. Su ginecólogo, Eduardo García del Real, le había realizado previamente una biopsia corial para comprobar que la niña no tendría ningún problema genético dada la edad de la madre, 38 años.

Sin embargo, la foto de Isabel tumbada en la cama de la Ruber tras el parto publicada en portada por la revista Panorama y por el diario El País, revolucionó la crónica social española. Los fotógrafos Juanjo Vega y Nacho Castellanos habían logrado burlar las medidas de seguridad y penetrar saltando una alta valla en el jardín de la clínica. Tras inspeccionar por las ventanas todas las habitaciones que daban a la planta baja de este espacio, lograron ver cuál era la de Isabel Preysler: la 1011, curiosamente la misma que había ocupado meses antes la hija de Miguel Boyer, Laura, cuando dio a luz al segundo nieto del exministro, Hugo Alfonso, fruto de su matrimonio con Luis Imedio.

Estaba tumbada en la cama con un gesto visible de dolor, según ella porque en esos momentos sufría un ataque severo de migraña, una molesta enfermedad que padece con asiduidad y para la que se medica. Con sumo cuidado para que el click de la cámara no levantara sospechas, y aprovechando las rendijas de la persiana de la habitación, lograron hacer la fotografía. En ella aparecía una sufrida Isabel, con el pelo recogido hacia atrás, sin pendientes, con las manos cruzadas sobre su cuerpo, cuidada por su hija Chabeli, por entonces con 18 años, y sobre la mesilla de noche, una botella de agua mineral y un yogur de fresa desnatado. 

“Aquello si fue de gran mérito, porque las máquinas de entonces no eran tan efectivas como las de ahora (automáticas) y había que abrir mucho el objetivo y tener mucho cuidado con el ruido. Tanto que en un momento determinado la propia Chabeli abrió la ventana y se asomó fuera, pero no nos vio. Primero hice yo la fotografía y luego Castellanos. Cuando la tuvimos, salimos corriendo mientras que el resto de compañeros, unos sesenta, hacían guardia en la puerta.

"Buscamos la suerte y la encontramos, pero no nos ayudó nadie”, confirma al elcierrdigital.com el fotógrafo Juanjo Vega, quien niega tajantemente que en su estrategia compraran a la chica de la limpieza de la clínica Ruber, como dijo en su día Isabel Preyler: “Esa foto fue después del parto de Ana. Lo cierto es que iba a posar para todos los periodistas, pero yo quería posar cuando ya me encontrara bien. Padezco migrañas y tuve una muy, muy fuerte, y estaba tumbada así porque no me podía acostar del todo. Los fotógrafos se pusieron de acuerdo con la chica de la limpieza y consiguieron así esa imagen. Exactamente la chica entró a hacer el cuarto y, seguramente, ellos se pondrían no sé dónde, a kilómetros, porque yo tenía gente de seguridad y no era fácil hacer la foto cerca. Le dijeron a la chica “a tal hora abre la ventana. Ella vino a hacer el cuarto y la abrió y los fotógrafos usaron teleobjetivos (…) Yo estaba tumbada, y además con migraña y la imagen era estática porque no podía ser de otra manera en las condiciones en que me encontraba. Pero es que en un cuarto de un hospital tú puedes estar de mil maneras, y además totalmente indefensa (…) El argumento es que estás considerada persona pública y que, por tanto, ellos tienen todo el derecho a sacar lo que puedan, además de lo que les dejes…”.

La principal consecuencia es que la publicación de esa fotografía rompió la posible exclusiva que Isabel pudiera haber hecho del nacimiento de su hija Ana. Así, tras pasar tres días en la clínica, la filipina posó a su salida para todos los medios junto a Miguel Boyer y a la recién nacida, que iba vestida con un faldón y cubierta con un gorrito, estando todo el tiempo dormida. Muchos gritos, aplausos y constantes disparos de las numerosas cámaras fotográficas acogieron la presencia de la primera hija del matrimonio más cotizado de la prensa del corazón, siempre resguardado por varios guardaespaldas.

El nombre de Ana fue elegido expresamente por Miguel Boyer, aunque inicialmente se barajó el de Bárbara. "Ana es un nombre que le ha gustado siempre a Miguel", aseguró Isabel. La pequeña llegó a su nuevo domicilio de Arga 1 con todo lo mejor preparado para ella.  La madre le había dispuesto una habitación especial, decorada en tonos rosas y blancos, con osos y peluches, una cuna, un armario, un cambiador, varias estanterías para los juguetes y una mesita con dos sillas. Su coste total fue de unas 400.000 pesetas y fue encargada por la propia Isabel a la tienda El Osito Azul.

Pero lo que más se recuerda todavía tras el nacimiento de Ana fue lo que aconteció en agosto de 1989, cuando  el sacerdote Manuel Torres se negó a bautizar a Ana Boyer Preysler en Marbella, ya que Isabel quería celebrar la ceremonia en su casa alquilada de la Luna, en la Milla de Oro de la Costa del Sol, en lugar de acudir a la iglesia.

Lo traía todo preparado desde Madrid. Los padrinos serían sus dos hijos mayores, Chabeli y Julio José. Además, unos sacerdotes amigos habían telefoneado desde la capital de España al párroco de Nueva Andalucía, cuya iglesia de la Virgen Madre le correspondía, para que fuera el encargado y no hubiera problema alguno. Sin embargo, éste no estaba por labor. Incluso, a pesar de que Isabel le llamó para convencerle ya que ella era quien llevaba todas las conversaciones debido a que Miguel era agnóstico. Finalmente el obispo de Málaga, Ramón Buxarrias, no permitió el evento religioso en el chalé de la Luna y Ana fue bautizada en Madrid. 

La dura infancia de Ana Boyer

Aquellos años de 1988 y 1989 fueron ciertamente delicados para la pareja así como para el resto de la familia, de auténtico acoso mediático, moral y político. Un periodo repleto de contrariedades profesionales y personales. Por ejemplo, poco antes del fallecimiento de su padre, el día 3 de mayo, Boyer era agredido por José María Ruiz Mateos en el vestíbulo de los juzgados madrileños donde el empresario gaditano le propinó un golpe que lanzó sus gafas al suelo ante las cámaras de televisión. Previamente, en el mes de diciembre de 1988, un camarero contratado por Ruiz Mateos también intentó pegarle, aunque finalmente sólo fue un amago de golpe tras increparle con gritos de traidor y carterista durante un acto público de la Asociación para el Progreso de la Dirección.

Además, por entonces, en los cenáculos madrileños se hizo correr el falso e interesado rumor de un supuesto intento de suicidio del ex ministro, contado con todo tipo de supuestos detalles clínicos, venas cortadas, ingesta de somníferos, ambulancias que iban de hospital en hospital, etc.

Esos años fueron el auténtico bienio negro de Isabel y Miguel. Fueron los años más duros y amargos de su vida antes de la enfermedad que padecía el propio Boyer. Nunca hasta entonces había tenido percances de ningún tipo. En aquellos difíciles momentos, el propio presidente Felipe González tuvo que salir en defensa de su amigo y ex ministro, hablando ante un grupo de periodistas del injustificado acoso que sufría, como si fuera un apestado social y político.

Una pareja posando elegantemente, el hombre lleva gafas y traje oscuro, mientras que la mujer luce un vestido azul con estampado.
Miguel Boyer e Isabel Preysler. | El Confidencial

Un acoso mediático y popular que se incrementó con la construcción de 'Villa Meona' la nueva casa de la pareja, no exenta de todo tipo de lujos. La gran mansión la situarían en la elitista urbanización madrileña de Puerta de Hierro.

Aunque la vida de Isabel Preysler y Miguel Boyer fue cambiando progresivamente según el paso de los años, en ella seguía imperando con fuerza el componente político. La pareja no sólo era caldo de cultivo para el papel couché, sino también objeto de los improperios del empresario gaditano José María Ruiz Mateos, que culpaba a Boyer de todos sus males. La expropiación de Rumasa, que enfrentó al ex ministro con el ex propietario del holding de la abeja, iba a salpicar también a Isabel que se defendía siempre que podía.

La filipina no paraba de decir en alto que aquello de Rumasa “fue, desde luego, lo más socialista que se hizo desde el Ministerio de Economía. Pero la privatización no la decidió sólo Miguel Boyer, había otras personas que pesaban tanto como él”. Estas explicaciones no frenaban el impulso agresor de Ruiz Mateos. Muy al contrario, el empresario estaba dispuesto a perseguirlos hasta donde fuera necesario en su vida privada.

Logotipo de
Ana Boyer y Fernando Verdasco. | El Cierre Digital

Además, durante los más de treinta años que llevaban juntos, el matrimonio ha hecho frente a constantes rumores de crisis, siempre desmentidos. Los años ochenta y noventa fueron un periodo informativo de construcción de leyendas urbanas en torno a ellos. No obstante, y tras el ictus que sufrió el exministro socialista en 2012, la socialité se volcó en su recuperación. Era el 29 de septiembre de 2014 cuando Miguel Boyer fallecía a los 75 años de edad. Isabel perdía a su tercer marido y la joven Ana Boyer a su padre. Un padre que no ha podido asistir al nacimiento del pequeño Martin Verdasco Boyer, el nuevo miembro de la familia. 

➡️ People ➡️ Closet

Más noticias: