
Kate Middleton y la noticia sobre su suegra Lady Di que no gustará a Meghan Markle
Ingrata sorpresa para la duquesa de Sussex, Meghan Markle, de la mano de la princesa de Gales, Kate Middleton
Un 29 de abril como hoy, en 2011, Kate Middleton caminaba hacia el altar para casarse con el príncipe Guillermo. Treinta años antes, el mundo había visto a Diana Spencer hacer lo mismo con el entonces príncipe Carlos. Aunque las comparaciones son inevitables, lo cierto es que sus formas de vivir ese gran día no pudieron ser más diferentes.
Dos mujeres, dos formas de asumir el papel real
Kate Middleton, con 29 años, ya conocía bien los engranajes de la realeza cuando llegó a la Abadía de Westminster vestida con un elegante diseño de Alexander McQueen. Caminó con paso seguro, saludó al público que había acampado para verla, y pronunció sus votos con claridad y serenidad. Hasta tuvo la delicadeza de dedicarle una sonrisa tranquilizadora a Guillermo cuando este tuvo dificultades para colocarle el anillo.

Diana, en cambio, tenía solo 20 años cuando contrajo matrimonio con Carlos en la majestuosa Catedral de San Pablo. La joven, visiblemente nerviosa, cometió errores durante sus votos y confundió el orden de los nombres de su prometido. Era el reflejo de una mujer que apenas comenzaba a conocer el peso del papel que estaba a punto de asumir.
La diferencia entre ambas fue más allá del carácter. Diana se adentró en la familia real sin apenas preparación ni experiencia, mientras que Kate tuvo años para adaptarse a la vida institucional antes de convertirse en princesa.
Entre tradición, simbolismo y ruptura de protocolos
A pesar de sus diferencias, tanto Diana como Kate rompieron con una tradición que por años había regido los votos matrimoniales de las mujeres en la realeza británica. Ninguna de las dos prometió "obedecer" a su esposo, optando por una fórmula más igualitaria y moderna, que incluía amar, honrar y cuidar. Ambas también rindieron tributo a la reina Isabel II con una reverencia profunda durante sus ceremonias, símbolo de respeto hacia la monarca reinante.

Y las dos emergieron aclamadas por la multitud, Diana en pleno verano, Kate bajo un sol primaveral. Recorrieron Londres en el mismo carruaje histórico, el Landau de 1902, saludando a los ciudadanos que se agolpaban por ver a las nuevas parejas reales. Kate, incluso, compartió un divertido momento con Guillermo y Harry viendo la retransmisión de su boda en bata y aún con la tiara real puesta.
Lo que dejó cada boda en la memoria colectiva
La boda de Kate y Guillermo fue vista por cerca de dos mil millones de personas: su imagen serena consolidó su papel como futura reina. Para Lady Di, sin embargo, aquel día fue solo el inicio de un camino complejo. Años más tarde confesaría que se sintió como 'un cordero al matadero', atrapada en un rol que desconocía completamente.
Lo que Diana vivió como un salto al vacío, Kate lo asumió con firmeza, preparación y control. Dos historias, dos tiempos, y dos mujeres muy distintas que, a su manera, cambiaron el rostro de la monarquía británica.
Más noticias: