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Isabel II, la reina Camila y Carlos III con vestimenta formal y coronas, una de ellas en un recuadro circular.
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La reina Camila descubre el secreto de su suegra: Carlos III no pudo hacer nada

La confidencia mejor guardada relacionada con Carlos III y Camila de la difunta Isabel II sale a la luz

Hace dos décadas, el 9 de abril de 2005, el entonces príncipe Carlos y Camila Parker Bowles sellaron su amor en una ceremonia civil celebrada en el Ayuntamiento de Windsor. Lo que debía ser un día de celebración se vio empañado por una ausencia notable: la de Isabel II. La entonces Reina declinó asistir al enlace, generando una nueva polémica alrededor del heredero al trono.

Una boda marcada por el escándalo y las ausencias

La relación entre Carlos y Camila estuvo rodeada de controversias desde sus inicios. Tras el divorcio del príncipe con Lady Di y su trágico fallecimiento, la pareja decidió formalizar su unión en una ceremonia discreta. El acto contó con apenas 28 invitados, entre ellos, los hijos de ambos: el príncipe Guillermo y el príncipe Harry, junto a Tom Parker Bowles y Laura Lopes.

Plano medio del rey Carlos III y la reina Camila Parker, ambos sonrientes, en Roma.
Camila descubre ahora el secreto de su difunta suegra | Europa Press

La elección de una ceremonia civil no pasó desapercibida: para los estándares de la familia real británica, era una opción inusual y polémica. La reina Isabel II, en su papel de cabeza de la Iglesia de Inglaterra, consideró inapropiado asistir a un matrimonio civil entre dos personas divorciadas. Dado que la iglesia tradicionalmente desaprueba este tipo de uniones, la monarca no quiso estar presente en la celebración.

La justificación de Isabel II y su posterior apoyo

Aunque Isabel II decidió no acudir al acto civil, sí mostró su respaldo a Carlos y Camila de otras maneras. Posteriormente, la monarca y el príncipe Felipe asistieron al servicio religioso de bendición en la Capilla de San Jorge, así como a la recepción celebrada en el Castillo de Windsor.

Esta asistencia parcial reflejaba el complicado equilibrio que la reina debía mantener entre su rol religioso y su apoyo personal a su hijo. En contraste, la boda de Carlos y Lady Di en 1981 había sido un evento multitudinario celebrado en la Catedral de San Pablo. Isabel II sí asistió, sin reservas, y el enlace entre Diana de Gales y Carlos contó con la atención mundial.

Dos personas -que son Lady Di y Carlos III- sonriendo y abrazándose, ambos visten camisas azules.
Carlos III junto a Diana de Gales, en una imagen de archivo | Europa Press

La ceremonia de 2005 fue un momento decisivo para Carlos y Camila. Aunque discreto, significó el reconocimiento público de una relación que llevaba décadas marcada por el escándalo y la desaprobación social.

Veinte años después: una historia de aceptación

Hoy, 20 años después, la historia de Carlos III y Camila ha dado un giro notable. Lo que comenzó como una relación cuestionada es ahora parte fundamental de la monarquía británica moderna. La actual reina ha conseguido ganarse el respeto de gran parte del público y de la institución, aunque no sin superar numerosos desafíos.

La boda de Windsor quedó grabada como un símbolo de cambio dentro de la familia real, reflejando una evolución en cómo la monarquía británica se adapta a los tiempos modernos. Un capítulo que, aunque lleno de tensiones, abrió el camino hacia una nueva etapa en la vida de Carlos III y Camila.

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