El mensaje procedía del teléfono  de un cura de 73 años, muy cercano al párroco de la iglesia local, y que ya ha sido apartado de sus funciones.

El anciano clérigo y dos catequistas crearon tiempo atrás el grupo de WhatsApp para estar en contacto con los padres de los niños -unos veinticinco- que acuden a la catequesis.

La imagen del pene fue enviada desde el móvil del párroco. 

Algunos de los padres, impactados por el mundanal mensaje, incluso respondieron al remitente preguntándole si “se había vuelto loco”. Otros le reprocharon rápidamente su comportamiento exigiéndole que borrara esa imagen de inmediato mientras se alegraban de que al menos, los hijos no estuvieran ya despiertos  y viendo el móvil junto a sus progenitores.

Ante la crítica situación, las catequistas salieron rápidamente en auxilio del clérigo e intervinieron en la conversación para intentar calmar los ánimos. Se les ocurrió sugerir que alguien podría haber hackeado la cuenta de WhatsApp del sacerdote, o su teléfono quizá podría haber ido a parar a manos ajenas. Las monitoras enviaron a los padres del grupo mensajes  conciliadores informando de que habían avisado a la Policía para investigarlo.

En Padua, la diócesis guarda silencio sobre la polémica. 

Sin embargo, los padres de los niños no se dieron por satisfechos con esas explicaciones y ejercieron presión porque tenían ciertas sospechas. Al final, una de las catequistas aportó más datos y confirmó que los superiores y la curia estaban tomando ya medidas contra el padre y que ya no estará presente en nuestra comunidad".

De nada sirvió que las catequistas pidieran a los padres discreción sobre el inesperado episodio, todo trascendió rápidamente.  La diócesis de Padua, siguiendo fielmente la práctica habitual de la Iglesia en esots casos, guarda un silencio sepulcral sobre el asunto.