El pasado sábado se conmemoró el 25 aniversario de una de las masacres que más huella ha dejado en la sociedad estadounidense e internacional. El 20 de abril de 1999 todo indicaba que iba a ser una jornada anodina en el instituto Columbine en el Condado de Jefferson, Estado de Colorado. Sin embargo, ese día quedaría marcado para siempre en la memoria colectiva estadounidense, abriendo un aún hoy candente debate sobre el uso de armas en los Estados Unidos.

A las 11:10 de la mañana de aquel 20 de abril de 1999, unas 500 personas estaban en el comedor del instituto Columbine. Nadie reparó en dos bolsas de deporte que alguien parecía haber dejado olvidadas. Otros alumnos se encontraban en la biblioteca, algunos más en aula de ciencias realizando un examen y el resto alrededor del instituto.

Nueve minutos después, Richard y Rachel -una pareja de estudiantes- llegaron a la entrada oeste. Mientras charlaban distraídos, una bomba de tubo cayó a su lado, afortunadamente no estalló. Cuando levantaron la vista vieron a dos jóvenes vestidos con gabardinas hasta el suelo. En ellas ocultaban un rifle y una escopeta recortada. 

Cuando se encontraban apenas a 20 metros de ellos, los estudiantes reconocieron a los asaltantes, sus compañeros del instituto: Eric Harris y Dylan Klebold. Sin darles tiempo a reaccionar, los jóvenes dispararon a la pareja. Rachel recibió cuatro disparos y murió. Richard recibió ocho y milagrosamente sobrevivió, aunque se pasó casi tres horas perdiendo sangre

Montaje de Eric Harris y Dylan Klebold.

En ese momento salieron por la puerta tres compañeros y Eric y Dylan dispararon contra ellos. Uno murió en el momento, los otros dos huyeron, aunque resultaron heridos. Así fue como empezó una de las matanzas más recordadas de los últimos años.

Como consecuencia de los disparos, dentro del instituto empezó el caos y el pánico. A las 11:23 horas, una alumna llamó a los Servicios de Emergencia. Esa grabación en tono desesperado en la que se oye un disparo de fondo se convertiría en uno de los testimonios más desgarradores de la matanza. En unos pocos minutos, casi mil policías rodearon el instituto.

Mientras esto sucedía, la profesora Patty Nielsen se encerró en la biblioteca. Junto a ella había 56 personas. Eric y Dylan sembraron el pánico durante cuatro minutos en el pasillo distribuidor del instituto y a las 11:29 entraron en la biblioteca y comenzaron a disparar indiscriminadamente. Quince minutos más tarde entraron en el comedor y dispararon a las bolsas de deporte que estaban aparentemente olvidadas. 

De este modo provocaron unas pequeñas explosiones que a su vez hicieron que se disparasen los aspersores anti-incendios, lo que hizo a la gente salir corriendo y los dos jóvenes disparar indiscriminadamente. En esos momentos 30 alumnos consiguieron escapar por la salida de emergencia. 

Imagen de las cámaras de seguridad durante la masacre de Columbine 

La unidad SWAT (Armas y Tácticas Espaciales) decidió entrar en el edificio. Lo hicieron por la puerta oeste a las 12:02 h. Otra unidad entró por la puerta este cuatro minutos más tarde. Mientras recorrían el instituto se produjo una de las imágenes más recordadas de Columbine: El alumno herido Patrick Ireland se lanza desde la ventana de la biblioteca en el segundo piso preso de un ataque de pánico. Afortunadamente, es recogido por varios policías antes de llegar al suelo.

A las 13:09 la Policía ayudó desde una ventana del primer piso a salir a varios alumnos. A las 14:50 los SWAT encontraron a los responsables del horror en el sótano del instituto. Eric y Dylan se habían suicidado. El balance de la jornada es estremecedor: 15 muertos y 25 heridos graves.

El debate sobre las armas en Estados Unidos

Los sucesos de Columbine permitieron reabrir el debate sobre las armas en Estados Unidos. El país se escandalizó con la facilidad con la que los jóvenes consiguieron armas para perpetrar su matanza. La investigación descubrió que ambos visitaron una feria de armas cinco meses antes pero no pudieron comprarlas. Recurrieron entonces a Firt Durán, compañero de la pizzería en la que trabajaban los fines de semana. Éste resultaría condenado por permitir el acceso de menores a armas en mayo de 2000 a dos años de cárcel. No sería el único inculpado del ‘Caso Columbine’ también lo sería otro adulto por enseñar a los jóvenes a fabricar bombas de tubo.

La administración Clinton utilizó la masacre como bandera para reabrir política y mediáticamente el debate sobre la facilidad del acceso a las armas en los Estados Unidos. Varios educadores también protestaron por la facilidad con la que se introducían armas de fuego en los institutos americanos. La Primera Dama, Hillary Clinton, utilizó la lucha a favor de las restricciones para conseguir armas el leit motiv de sus últimos años en la Casa Blanca. La masacre ha quedado tan vinculada al mundo de las armas que el alegato más exitoso contra ellas de las últimas décadas, el documental Bowling for Columbine de Michael Moore. Sin embargo, las iniciativas legales al respecto no prosperaron al considerarse anticonstitucionales.

La respuesta por parte de la Administración fue invertir desde entonces casi 3 billones de dólares en la seguridad en los centros de estudios secundarios en Estados Unidos. Sin embargo, las cifras hablan por sí solas: sólo en los siguientes cinco años 100 alumnos murieron en el país víctimas de tiroteos en un instituto.