La operación Dorado 25 se ha saldado con la detención de siete personas, cinco de nacionalidad colombiana, una de nacionalidad cubana y otra española, dedicadas a la trata de seres humanos. La Guardia Civil junto con la Policía Nacional de Colombia, en coordinación con la Fiscalía General de la Nación han desarticulado esta organización criminal que captaba mujeres en Colombia con fines de explotación sexual.

En total han identificado a dode mujeres víctimas de esta red mafiosa, transportadas desde Colombia hacia España, donde eran alojadas y prostituidas en las provincias de Alicante y Albacete.

Los agentes han realizado varios registros en viviendas y locales donde se ha intervenido documentación y material informático que está siendo estudiado por los investigadores.

Se trata de una organización perfectamente estructurada, donde cada miembro tenía un cometido concreto que cumplir. Así, los tres detenidos en Colombia se encargaban de las tareas de captación y transporte, mientras que los cuatro detenidos en España realizaban las labores de alojamiento, control y custodia de las mujeres y, del mismo modo, eran quienes las obligaban a ejercer la prostitución. 

Las mujeres eran captadas en el departamento del Valle del Cauca (Colombia), una de las zonas del país más desfavorecidas. Los integrantes de esta organización ahora desarticulada se aprovechaban de la situación de vulnerabilidad de las víctimas y de su deseo y esperanzas de tener una vida con más oportunidades para mejorar, y las engañaban con falsas promesas de trabajo. Cuando las mujeres aceptaban la oferta, les facilitaban el viaje, documentación y pasajes.

Las víctimas eran encerradas en habitaciones con candados y rejas.

La pieza clave de la organización en el proceso de traslado a España era una “pasadora”, que se encargaba de acompañar a las mujeres durante el trayecto y las aleccionaba de lo que tenían que hacer y decir en los controles de inmigración. Esta “pasadora” las llevaba hasta su destino final en España abandonándolas en los lugares o domicilios donde debían ejercer la prostitución.

Una vez establecidas en los destinos finales las mujeres eran instruidas para el ejercer la prostitución y, si estas se negaban, eran encerradas en habitaciones con candados y rejas. Además, les quitaban la documentación para evitar su huida y estaban sometidas a una exhaustiva vigilancia en todo momento.