Hace tiempo que el tenis protagoniza casi todas las noticias de los medios deportivos, y no por buenas razones. Problemas por un calendario abusivo que implica muchas lesiones para los deportistas de élite (casi como el famoso “virus FIFA” que está azotando al fútbol), cambios constantes en las pelotas que perjudican a los tenistas, un calendario femenino desorganizado que agoniza y Novak Djokovic, último bastión de la voz de los protagonistas, intentando cambiar todo el panorama a través de su sindicato, el PTPA.

Marketa Vondrousova, la tenista que se coronó en Wimbledon.

Ahora, a un cóctel ya revuelto llega el “petrodólar” y Arabia Saudí. Igual que llegaba hace unos días a John Rahm y el circuito de golf, el gobierno saudita se fija en la raqueta y los Grand Slam, que van a ser los grandes beneficiados de la apuesta deportiva. ¿Qué proponen? Un calendario con los cuatro grandes eventos deportivos (el Open de Australia, el Roland Garros, Wimbledon y el US Open), diez competiciones más y los Masters 1000, organizados hasta ahora bajo el paraguas de la ATP y de la WTA, que se quedarían solo con los Masters 500.

Así, el exigente calendario del tenis reuniría a los 100 mejores de cada circuito en los catorce eventos. Con un salario garantizado, y el resto de torneos opcionales, lo que permitiría reducir el número de competiciones y proponer un año menos agotador… pero los ingresos se repartirían entre los organizadores de los Grand Slam y dejarían las migajas a la ATP y la WTA, que ya ingresan poco porque organizan los eventos con menos seguimiento. Y facilitaría la entrada de Arabia Saudí en el tenis, igual que ha pasado con el circuito de golf, algo que los propios organizadores quieren evitar.

Una propuesta aún en el aire

No hay ninguna propuesta oficial aún, aunque Arabia Saudí está acogiendo ahora las ATP Next Gen Finals, torneo donde se enfrentan las mejores futuras promesas del tenis. Y el país quiere organizar un Masters 1000 antes del Open de Australia. Tal y como apunta el medio deportivo The Athletic, que es el que ha adelantado la información sobre los posibles cambios en el calendario, hay una probabilidad alta de que no fructifique. Es decir, tendría muchas implicaciones, pero sí se van a cambiar cosas en el mundo del tenis por petición de los jugadores.

El tenista italiano Jannick Sinner.

Es un hecho que no funciona el calendario. Para más prueba, los últimos campeonatos que ha organizado la WTA, organización encargada de los eventos del calendario femenino. Ya se han quejado en otras competiciones, pero lo de las WTA Finals ha sido la gota que ha colmado el vaso.

Era el evento del año, con las ocho mejores jugadoras de tenis de la temporada compitiendo por el “oro”. Este año, protagonizaban la escena Aryna Sabalenka, número 1 del ranking, Iga Swiatek, Coco Gauff, Elena Rybakina, Jessica Pegula, Ons Jabeur, Marketa Vondrousova (la ganadora del Grand Slam femenino en Wimbledon) y Maria Sakkari.

Pero el que podría (y debería) haber sido el mejor torneo de tenis femenino volvía a decepcionar por culpa de la organización. Hasta la propia Sabalenka comentó a través de sus redes sociales que siente que la WTA les “falta al respeto”. “No es el nivel de organización que esperamos de unas finales”, decía en una publicación.

Una larga lista de desplantes en un deporte que empieza a agonizar

Y es que, en un torneo internacional que es teóricamente la joya de la corona del tenis, la sede se dio a conocer con menos de dos meses y las obras de la pista terminaron horas antes del inicio de la competición. Ni siquiera las jugadoras pudieron practicar antes de los partidos, como explicó la finalista tunecina de Wimbledon, Ons Jabeur: “Me gustaría que el estadio estuviera listo más de un par de días antes para poder tener una mejor preparación”. Pero no fue así.

Coco Gauff, la nueva estrella estadounidense del tenis.

Puede que sea cuestión de tiempo, que tengan que brillar futuras promesas del tenis como Ons Jabeur, Aryna Sabalenka o Marketa Vondrousova, o la nueva revelación estadounidense, Coco Gauff. Pero la WTA va a tener que sentarse a hablar con las jugadoras y a encontrar financiación, incluso en la posible fusión con la ATP, porque, de no cambiar la situación, la WTA podría caer en bancarrota en tres o cuatro años, tal y como estimaba Yuri Polski, el vicepresidente de la Federación de Tenis de Kazajistán.

Quizás los cambios sean lo que necesita el mundo del tenis, aunque la ATP y la WTA sean las que sufran el revés. O a lo mejor el tenis consigue levantar cabeza en un calendario abarrotado sin necesidad de incluir en el reparto a Arabia Saudí, y el tenis siga siendo uno de los deportes que aguantan ante la inversión de los famosos “petrodólares”. Lo que está claro es que el tenis va a cambiar, los propios tenistas piden el cambio. La pregunta es: ¿Cómo quedará el reparto?