Hace poco recibí la llamada de mi querida amiga María Parra, un verdadero ángel; alma y entrega, de esas que agradeces profundamente encontrar el camino… Una senda que la ha llevado con generosidad y fe humanista, a ser capaz de liderar proyectos únicos para la sociedad y los más desfavorecidos.

María, mi amiga hace ya años, cuya conexión espiritual y voluntariado ejemplar siempre me ha sorprendido en medio de este mundo, me quería presentar, como siempre hace con su talento, a alguien… Y yo, para variar, me dejé como se dejan las voluntades ante las evidencias, los amores frente a los amados o el equipaje necesario en la estación de la vida… Me dejé, y francamente, qué bien hice.

Me presentó entonces a todo un torbellino de pasión y genialidad, a partes iguales, cuyo corazón inmenso es la suerte tercera de este dúo de adjetivos: Andrés Torres. Un caballero de antifaz (no en vano el antifaz es el centro de una de sus mejores campañas solidarias) cuya vida es digna de Don Quijote o quizás de un caballero romántico que persigue a las Perseidas por el cielo estrellado una noche y luego, sin cejar en el empeño, rescata a los niños del castillo y los coloca a buen resguardo, como en los cuentos de otros siglos…

Andrés Torres, chef y corresponsal de guerra.

Andrés, es el personaje que me ha dejado KO. Corresponsal de guerra y chef a partes iguales (Casanova en Villafranca del Penedés), Andrés fundó y es el alma de otro gran proyecto GLOBAL HUMANITARIA. Una organización que defiende desde hace más de veinte años los derechos de la infancia y apadrina su futuro con proyectos en tres continentes y mas de 15 países. Y en la actualidad, volcados también con Ucrania, donde Andrés viaja sin dudarlo cada vez que lo vuelven a necesitar en la desgracia de un país injustamente invadido y bombardeado cada día…

Cenamos con él en un paraje impresionante, en Potes, Cantabria, ya en vistas del Año Jubilar Lebaniego, año santo 2023; y tuve entonces el privilegio de escuchar de su propio móvil los sonidos de las sirenas anti-bombardeo de Ucrania, mientras me contaba que esa tarde noche, y la madrugada siguiente, consiguieron salvarse junto a sus colaboradores en Kiev. Me relata cómo ha detectado, perseguido y detenido con la policía a cientos de pederastas colombianos

Andrés Torres en Ucrania.

Veo sus vídeos y me quedo helada con su capacidad de activismo social y el riesgo que corre en paÍses de una tremenda fragilidad y cero seguridades según qué zona. Veo que vuelve a África o que no deja de estar constantemente en Guatemala, Perú…  y luego en Asia; Camboya, India, Pakistán…  Y con la osadía de apadrinar también los derechos básicos de las mujeres, seres que padecemos en más de la mitad del globo la anulación total de nuestras vidas, personalidad e independencia constantemente.

Y ojo, con ello también nuestros hijos, que sufren las consecuencias de locos, maltratadores y violentos… Y entonces, mientras la copa de vino de la región me hechiza y él, listo como pocos, cae en la cuenta de que puede llevarse una muestra de ese esplendido Mencía, entonces, y solo entonces, surge la gran pregunta: guerrero de luz, Andrés mío. ¿Qué es lo siguiente que nos acecha con tu gran capacidad y ese liderazgo abrazador que donas a la Humanidad?

Andrés respira, piensa en su jefe de prensa Juan Lledó y me dice sin dudar ni un minuto, caso literal: “Habrá que pensar en la vida de los peregrinos, en aquella época, cuando hacían este camino Lebaniego en los siglos pasados. Y habrá que recuperar su forma de ser, su cooperación, su vida colectiva, su revelación personal en el camino…" Y con eso, añadimos juntos: “Dar un impulso a esta preciosidad de zona, donde el turismo se transforma en algo mágico y nos deja sin palabras entre montañas, ríos y caminares con alma”. Pues eso mismo… Y encima con el antifaz de un niño travieso lleno de emoción; Andrés Torres en esencia. Gracias María, de corazón, gracias.