La democracia lleva implícita la inclusión de todos los actores políticos. Va implícito en el pluralismo que estructura nuestra democracia constitucional, pero “no puede ser idiota”, como bien reprendía mi paisano Ibarra a Zapatero. Durante muchos años la democracia no calló ante la barbarie: El silencio podría suponer el otorgamiento de la razón a los cultivadores de la sinrazón. El silencio como aquiescencia, ¡don Miguel! Esta estuvo muchos años inundando las calles de Euskadi y de toda España con la mayor de todas: las bombas, la metralla, pistolas en la nuca y tiros por espalda. Hasta que fuimos valientes, ¿qué nos pasa ahora?

No me creo que no quede un socialista de los de hoy al que no se le haya helado el alma, con tantos como mataron… Pero apenas hablan con rotundidad quienes tuvieron peso político en el ayer, Alfonso, Juan Carlos y muy pocos más que tengan responsabilidad cierta en la actualidad. Y es que al PSOE no le queda de aquello que contribuyó a hacer esa España a la que no conocería ni la madre que la parió. Como la mayor parte de los partidos españoles, el PSOE se fue convirtiendo progresivamente en una agencia de colocación, convirtiéndose finalmente en un instrumento de sus élites y no de la sociedad, pero le quedaba cierta dignidad hasta que llegó Sánchez y cambió los principios programáticos por principios personalistas. Las primarias que anunciaban vientos de democracia trajeron consigo cesarismo, mucho cesarismo y nada más. Poco me importa el futuro del PSOE si este va a ser el partido de la traición a su propia gente y a las víctimas de ETA. ¡Me importan las víctimas!

Familiares de presos etarras.

España lleva demasiados años sufriendo a ETA, aunque se hayan dejado de sufrir sus asesinatos ¡sigue habiendo víctimas! Y sigue habiendo verdugos: la diferencia entre morir y matar, entre matar y morir pasa ahora a olvidar o tener memoria. Sólo faltaba que ahora el PSOE, que es víctima del terrorismo como lo es España y lo sigue siendo, se olvide de los que fueron su familia y contribuyeron a construir la democracia. ¡No es el PSOE! Para nada.

Tantos nombres, socialistas, que acabaron en el mismo destino que Miguel Ángel Blanco. No había diferencia: los demócratas morían porque los tiranos los mataban. ¿Bildu o el PP? Es más, ¿Bildu o Vox? Pues cualquier demócrata de bien no tiene dudas y, entonces, dos opciones si tienes dudas: o eres un cobarde o eres un ignorante sin escrúpulos. Ya seas líder o militante. No tienes agallas o no tienes entrañas. ¿Qué democracia defiendes? ¿Una democracia sin memoria? ¡Aquí está la memoria democrática! ¿Memoria o realidad? A Abascal y a su padre le perseguían y amedrentaban como lo hacen ahora, en 2020, los herederos de ETA.

Si por llegar a esta conclusión, esos cobardes o ignorantes me llaman facha, estoy dispuesto a asumirlo. ¡La diferencia es con ellos! O un ¡txakurra! Y que más me da, lo soy: ¿de veras creen que nos van a amedrentar si ni siquiera lo hicieron con pistolas y bombas? ¡Basta de silencio! Hay que hablar alto y claro.

¿Qué valores democráticos tiene Bildu? Por encima de las vidas no hay nada… Hablemos de diferencias, con ellos si las hay. Entre matar y morir hay tan largo trecho como el que hay entre olvidar y recordar: Tener memoria o no tenerla. Quienes niegan la memoria a las víctimas obviando su obligación de pedir perdón son los mismos que hoy homenajean a los asesinos. Memoria selectiva señoras y señores. Memoria seleccionada a conciencia, pero ¿por qué narices nos vamos a olvidar de tantas personas asesinadas, de tanto dolor, de tanto obligado silencio en las calles del País Vasco? ¡Me niego a aceptarlo! No hay ningún partido peor que Bildu, ni siquiera Vox.

Quienes acusan a determinados actores políticos de racistas o fascistas tienen una memoria de pez, no hay mayor racismo y expresión de fascismo que expulsar a través del odio y la violencia a la gente de su propia tierra. Por ello trabajaron Otegui y sus secuaces y el mismo día que los etarras de turno cumplían con un ‘encargo’, ellos lo celebraban juntos entre vítores de ‘gudaris’. Realmente hay está el verdadero trecho entre fuerzas políticas: la libertad y la vida, frente a la opresión y la muerte. Populares y socialistas morían como lo hacían guardias civiles, ertzainzas que no eran más que servidores al servicio de la democracia. El destino sitúo a los demócratas, a la derecha y la izquierda, en el mismo sitio: frente a los asesinos y sus palmeros. Yo no tengo dudas, ¿las tienes tú? Entonces practicas el odio.

Si esta es la nueva normalidad del socialismo, el socialismo está contribuyendo a blanquear a ETA y, como ya vengo anticipando, contribuirá a tumbar la democracia y no sólo su autodestrucción. A Sánchez se lo ha dejado claro: ellos quieren tumbar el régimen. ¿Era la ultraderecha Sánchez? ¿Qué hay más fascista que perseguir la libertad y acabar con la vida? Siguen, sin pistolas, con los mismos planes. Siguen atacando los domicilios de los socialistas vascos, siguen queriendo asaltar Madrid y ahora lo tienen más fácil con aquel que también se unió a los jolgorios de las herriko tabernas.

Nos queda claro que Sánchez duerme tranquilo, no tiene principios y ya no tiene un partido, tiene una herramienta para sí mismo. Pero tú, socialista de siempre: ¿vives tranquilo? Ese largo trecho entre callar ante la mentira o gritar la verdad caiga quien caiga decidirá si tienes dignidad o eres esclavo de la cobardía.

Desde niño siempre tuve claro que había unos y otros. Si la esperanza de hoy está en los jóvenes, que nunca olviden dónde estaban los unos y donde estábamos los otros:

UNOS MATABAN, OTROS MORÍAN.

UNOS DISPARABAN, OTROS SE DESPLOMABAN.

UNOS DE JUERGA, OTROS DE REQUIEM.

UNOS OLVIDAN, OTROS RECORDAMOS.

UNOS SON COBARDES, OTROS SOMOS DEMÓCRATAS.

LA DIFERENCIA ENTRE MATAR Y MORIR, ENTRE ALZAR LA VOZ O CALLAR.

Sergio Martín Guardado es investigador en Formación en el Área de Derecho Constitucional de la Universidad de Salamanca