Helena Jubany desapareció el 30 de noviembre de 2001 en Sabadell después de conectarse a Internet para hablar con un amigo suyo. Poco después, el 2 de diciembre de ese mismo año, un vecino de la calle Calvet d’Estrella de Sabadell se la encontró muerta.

Los primeros indicios parecían apoyar la idea de que se había arrojado al vacío desde una azotea. Sin embargo, esa hipótesis fue descartada al conocer por el análisis toxicológico que Helena habría tomado un cóctel de benzodiacepinas (Lormetazepam, Alprazolam, Midazolam), cafeína y etanol. Todos los fármacos eran sedantes y la cantidad ingerida aseguraba que la joven estaba dormida o en estado de coma cuando murió. Es decir, alguien la habría arrojado.

Helena Jubany, la bibliotecaria muerta.

Helena Jubany.

La joven pertenecía a la Unión de Excursionistas de Sabadell (UES), por lo que se investigó a los miembros de este grupo. Entre ellos, los agentes dieron con Montserrat Careta, una chica que vivía en el edificio desde el que arrojaron a Helena. También se empezó a indagar sobre Santiago Laiglesia, novio de Montserrat. Y se les tomó declaración a ambos, entre otros.

A ambos se les llegó a juzgar, sin embargo, Laiglesia no llegó a entrar en la cárcel porque el juez no vio indicios suficientes para llevarle a juicio, Sin embargo, sí lo hizo Montserrat, que tres meses después de entrar en el centro penitenciario de Wad-Ras (Barcelona), se suicidó eligiendo el aniversario del día en que lo había hecho su hermano. Careta dejó una nota en la que decía: "Soy inocente porque no he causado la muerte de Helena y, para ser homicida, hay que ser ejecutor de una muerte. Me voy con la conciencia tranquila".

La reapertura del caso


La causa fue archivada en 2005 sin resolverse, pero quince años después de que se cerrase el caso, en 2020, el abogado de la familia, Benet Salellas, presentó nuevas pruebas que desmontarían la coartada de Santi Laiglesia, el que fue novio de Montserrat. En concreto, estos indicios sugieren que Santiago habría comprado el Noctamid presuntamente usado para sedar y dormir a Helena. El juzgado de instrucción nº 2 de Sabadell reabrió el caso.

Montserrat Careta.

En 2021 la Policía Científica halló restos de ADN en la parte delantera del jersey que Helena llevaba en el momento de su desaparición. Se encontraron muestras de al menos dos personas, por lo que el juzgado de Sabadell tomó el ADN a Xavi Jiménez, a quien Helena había rechazado y que fue el primer investigado por el crimen, para cotejarlo con el encontrado. Finalmente, las pruebas de laboratorio descartaron a Xavi Jiménez

Con esta situación, el juez reabrió la investigación a Santiago Laiglesia en febrero de 2023, y un mes después se confirmó que el ADN masculino encontrado en las muestras vaginales de Helena no correspondían con el ADN de Laiglesia. Y ahora, el informe genético de los restos biológicos encontrados en la ropa de Jubany descarta de nuevo a Santiago Laiglesia. Estos resultados han provocado desconcierto e incrementan los enigmas de este extraño caso. 

Una muerte en extrañas condiciones


El día de su desaparición Helena nunca llegó a su trabajo, en la biblioteca pública de Sentmenat. Al día siguiente, su padre, Joan Jubany, extrañado de que su hija no se hubiera presentado a la comida que tenían juntos en Mataró, llamó a la biblioteca para preguntar por ella. Aunque la ausencia de su hija en el trabajo aumentó su extrañeza, no fue hasta el día siguiente, al seguir sin dar con ella, cuando decidió acudir a la comisaría de Sabadell, donde presentó una denuncia por desaparición

El 2 de diciembre Helena fue encontrada muerta tras precipitarse desde una azotea y su ropa apareció perfectamente doblada en la azotea de un edificio colindante, donde se encontraron restos de su cabello y unas cerillas a medio usar en la barandilla de la azotea. Tras descartar que se trataba de un suicidio se sospechó de un macabro juego de rol practicado de manera voluntaria por todos los participantes, que tuvo un inesperado y trágico final.

Santiago Laigleisa / El Caso.

Tras los resultados de la autopsia se averiguó que Helena habría tomado un cóctel de benzodiacepinas. Los compuestos activos se encontraban en medicamentos como el Trankimazin, Dormicum, Loramet, Noctamid y Aldosomnil.

Mientras tanto, el padre de la víctima entregó a la Policía dos mensajes anónimos que su hija había recibido antes de su muerte. Los mensajes estaban en poder de una amiga de Helena que los tenía para hacer un estudio caligráfico. El primero de ellos llegó en septiembre, junto a una horchata y un croissant y decía: "Hemos pasado por aquí, esperamos que te guste y que te lo comas todo. Ya nos veremos. Hasta pronto".

El segundo, enviado el 9 de octubre, decía: "A ver si te lo comes todo, pórtate bien, no nos hagas un feo, es seguro que te vas a reír mucho. A la tercera ya nos invitarás tú. A ver si nos vemos otra vez en alguna excursión de la UES. Hasta pronto". En esta ocasión el mensaje iba acompañado de un bote de zumo de melocotón y unas pastas.

Gracias a este segundo anónimo la Policía investigó dentro de la Unión de Excursionistas de Sabadell (UES) a la que Helena pertenecía. Por otra parte, Helena bebió del zumo, creyendo que todo aquello era un juego, sintiéndose indispuesta y mareada por la tarde. Entonces la joven encargó analizar el contenido del zumo a un médico de Barcelona, que determinó que la bebida contenía benzodiacepinas, un principio activo similar al que luego apareció en su cuerpo.

Los principales sospechosos


Todo apuntaba a Montserrat Careta, que vivía en el edificio desde donde arrojaron a Helena, el número 48 de la calle Calvet d’Estrella. Montserrat mantenía una relación sentimental con otro integrante del grupo, Santiago Laiglesia, con quien convivía en el mismo domicilio.

Los anónimos fueron sometidos a peritaje y los expertos concluyeron que el segundo anónimo había sido escrito por dos personas diferentes e identificaron a dos de las sospechosas como autoras del mismo: Ana Echaguivel y Montserrat Careta. El 12 de febrero de 2002 los agentes de la Policía Nacional detuvieron a ambas.

Uno de los anónimos.

En el domicilio de Montserrat encontraron una caja de Noctamid vacía y otra entera. La Policía también encontró cajas de cerillas vacías o con pocos fósforos y agendas y hojas escritas por Montserrat, similares a los anónimos, que servirían para un nuevo análisis caligráfico.

Tras estas detenciones se descubrió que el novio de Montserrat también tenía acceso al Noctamid porque su madre lo utilizaba. Santiago Laiglesia llegó a estar investigado, pero no entró en la cárcel

Ana Echaguivel fue puesta en libertad con cargos. Los investigadores creen que Helena Jubany estuvo 48 horas retenida antes de morir. Finalmente el juez sobreseyó el caso en 2005 sin juzgar a nadie por falta de pruebas.