El conocido narco y butronero de 61 años está muy enfermo, trabaja en el economato de la cárcel a la espera de un permiso que se le niega por FIES

Se apaga el "dream team" del crimen: Ángel Suárez Flores 'Casper' en tratamiento médico en Soto del Real

Luis Miguel Montero 2020-10-17 05:00:00

La vida de Ángel Suárez Flores, alias Casper, se apaga. Tiene 61 años, está muy enfermo y cumple condena en la prisión madrileña de Soto del Real, presta servicio en el economato de la cárcel y está preso en el módulo V de esta misma prisión, el módulo para los presos peligrosos, dentro del Fichero de Internos de Especial Seguimiento (FIES). No le dejan ni salir de permiso después de casi diez años interno.

Durante la primera ola de la crisis sanitaria del Covid 19 Instituciones Penitenciarias desalojó el módulo 9 de la prisión de Madrid V (Soto del Real) y repartió a todos sus huéspedes por toda la prisión, excepto por el módulo 5, donde están los presos más conflictivos y problemáticos para Instituciones Penitenciarias. Por ejemplo, aquí se encuentran Casper y César Román, "El Rey del Cachopo".

Casper trajo de cabeza a la Policía durante 20 años y recibió el apodo del famoso fantasma por su facilidad para evitar su detención. Cada vez que la Policía hacía una operación para atraparlo se esfumaba. Durante gran parte de esas dos décadas Casper capitaneó el llamado "dream team" del crimen madrileño y nacional.

Casper comenzó dando grandes golpes como butronero, luego pasó al robo de obras de arte y acabó dando vuelcos de droga. En mayo de 2011, tras 30 años de actividad, Ángel Suárez Flores fue detenido en su domicilio. La Policía daba así caza al delincuente más preparado y escurridizo de nuestro país. Actualmente, cumple una condena de 89 años de prisión por varios delitos.

Ángel Suárez Flores tenía a sus órdenes una amplia banda, cuyos miembros se dedicaban a misiones diversas. Según los investigadores la banda estaba estructura en tres apartados: Secuestros y extorsiones, tráfico de drogas y butrones y otros delitos. que, a su vez, se dividían en secciones varias.

Casper nació hace 61 años en el pueblecito burgalés de Buniel, en concreto el 9 de marzo de 1959. Con su familia emigró siendo niño a Bélgica. Allí empezaron sus andanzas, que le obligaron a abandonar el país en 1991 para evitar cumplir una condena de diez años de cárcel por tráfico de drogas. Parte de su familia se quedó en Bruselas.

Fichado en 1986

En España ya era conocido por la Policía, ya que fue fichado por vez primera en abril de 1986, en Málaga, aunque todavía residía en Bélgica. Lo acusaron de tráfico de drogas, pero quedó libre. En marzo de 1995 fue capturado en Madrid, acusado de contrabando y en julio de 1997 fue acusado de nuevo de tráfico de drogas.

A partir de entonces se especializó en delitos que él define de "cuello blanco", delitos que en caso de ser atrapados las penas fuesen pequeñas pero de tener éxito los beneficios grandes. Se hizo butronero. No reparaba en gastos durante la preparación llegando a gastar 12.000 euros en una sola herramienta y contratando a los especialistas más caros. Su banda fue la primera en usar en España perforadoras con brocas diamantadas para abrir las cámaras acorazadas y sofisticados sistemas electrónicos para inhibir las alarmas de los bancos.

Pero sus tropiezos con la Justicia comenzaron realmente en junio de 1999, en Madrid, al ser detenido como jefe de la banda que había tiroteado al abogado José Emilio Rodríguez Menéndez por encargo de su esposa Laura Fernández.

Casper invertía parte de su botín en pisos de lujo, objetos de oro, vehículos caros, grandes propinas y banquetes.  Fue definido como un capo sibarita por el alto nivel de vida que llevaba. El día de su cumpleaños organizó una comida en un restaurante para más de 20 personas, miembros de su banda. Los porteros de las discotecas de Madrid le conocían como don Ángel, que dejaba propinas de más de 100 euros. Tenía un BMW y dos Ferrari. La última casa que compró con su tercera esposa, la rumana Stela Liliana Lazurca, en una lujosa urbanización de Pozuelo de Alarcón, costaba casi un millón de euros. Tiene tres hijas.

 Ángel Suárez Flores, alias Casper.

Casper también era generoso con los miembros de su banda, él se encargaba de elegir los objetivos, repartir el botín y premiar o castigar y repartir teléfonos móviles para mantener el contacto permanentemente. Pero cuando era necesario también era implacable, incluso con su hermano mayor, José, que estaba a sus órdenes. Si alguien necesitaba dinero se lo prestaba con fecha de devolución cerrada y fuertes multas en caso de no cumplir.

Suárez fue también apodado el Padrino porque en los malos momentos también estaba junto a sus  hombres, acudió al funeral de uno de ellos muerto en un accidente de tráfico en Alicante y obligó a otros miembros a acudir al entierro. Tras la detención de Miguel Ortega, otro importante miembro de su banda, acompañó a los padres a buscar un abogado, que resultó ser, paradójicamente, José Emilio Rodríguez Menéndez.

Cuando era detenido Suárez siempre mostró la misma cara ante los policías que le interrogaban. Especialmente educado, jamás se desmoronó ni confesó ninguno de los delitos que se le imputaban, aunque sí reconoció ser encubridor en el intento de asesinato de Rodríguez Menéndez. 

Suárez Flores montó varias empresas donde invertir y blanquear, la primera fue una empresa de instalación de alarmas en vehículos, Seguridad y Sonido Automóvil. Luego fue socio de Sues Impor Expor, dedicado supuestamente al comercio de artículos de madera y administrador de Berlin Cars Import,  que se encargaba de la compra y venta de vehículos de lujo y de L´Espace Viva, ubicada en el madrileño Paseo de la Castellana. Los investigadores probaron también que la banda de Suárez llegó a blanquear más de 500 millones de pesetas a través de una administración de lotería de la localidad valenciana de Manises.

Como butronero fue investigado por el robo en el Banco Popular de Yecla (Murcia) donde se llevaron en la nochebuena de 1998 un botín de unos cuatro millones y medio de euros. Pero no se pudo demostrar que el trabajo era suyo ni tampoco el butrón en otra entidad bancaria de Murcia capital.

Robo de la colección Koplowitz

Posiblemente su acción criminal con mayor repercusión mediática y que curiosamente menos pena le acarreó fue robar en el verano de 2001 varias importantes obras de arte en la casa de la multimillonaria Esther Koplowitz. La Policía le tendió una trampa haciéndose pasar por un comprador de cuadros sin escrúpulos y Casper y su socio Juan Manuel Candela, alias Napo, Sapo y Candela, cayeron en la trampa. La banda de Casper se había llevado 17 cuadros y dos esculturas sin forzar ni una cerradura.

El 8 de agosto de 2001 tuvo lugar en Madrid uno de los robos de obras de arte más audaces de la historia. Aquella noche varias personas entraron en la vivienda particular de la financiera Esther Koplowitz y se hicieron con un botín de 19 obras de arte, entre ellas varios cuadros de Brueghel, Pisarro, Sorolla, Juan Gris y un Goya, valorado en 12 millones de euros y propiedad de su ex marido, Alberto Alcocer.

                                                   Los cuadros de Esther Koplowitz recuperados por la Policía.

El golpe parecía bien planeado, pero en realidad, según la policía, fue fruto de una oportunidad y de su facilidad de ejecución. Según la versión de Luis Miguel del Mazo, guarda jurado que prestaba servicio en el domicilio de la empresaria, un encapuchado lo derribó de un puñetazo cuando abrió la puerta del domicilio de Esther Koplowitz. Luego lo habrían amordazado e inmovilizado dentro de la vivienda. Este relato tan simple no debió convencer a la policía, que intervino el teléfono del vigilante y le sometió a un exhaustivo seguimiento hasta detener a varios de los ladrones el 6 de diciembre de 2001, pero no a los cerebros de la operación, que tenían las obras en su poder.

La realidad fue que, en febrero de 2001, Luis Miguel del Mazo conoció en un gimnasio de la zona a José Manuel Candela Sapielha, alias Sapo o Candela. Cuando éste supo que del Mazo era vigilante en el domicilio de una de las mujeres más ricas de Europa, comenzó su labor de seducción, apoyado por Ángel Suárez Flores, alias Casper. Le regalaron una moto de gran cilindrada y lo invitaron a clubes de alterne, donde le proporcionaron mujeres. Todo eso y la promesa de 300 millones de pesetas llevaron a del Mazo a traicionar a Esther Koplowitz, a pesar de que la empresaria lo había considerado empleado de confianza.

Según las investigaciones, del Mazo contó a Candela y Casper que en verano comenzaban las obras en casa de Esther Koplowitz y las alarmas estarían desconectadas. La noche del 8 de agosto varios hombres, entre los que no estaban los cerebros de la operación, entraron en el garaje del edificio con un mando proporcionado por el vigilante, quitaron los marcos de 17 cuadros, los cargaron en una furgoneta y se marcharon. Un botín multimillonario sin apenas riesgos. La inexperiencia cultural de los ladrones hizo que se olvidasen una tablas de la Edad Media, el objeto más valioso de toda la casa, pero al que no dieron importancia.

Las contradicciones en las primeras declaraciones del guarda hizo sospechar a la Policía, que intervino su teléfono. Además, uno de los investigadores creyó reconocer a Luis Miguel del Mazo en unas fotografías realizadas meses atrás en Ibiza, durante un seguimiento a Candela, viejo conocido de la Policía que siempre estaba bajo vigilancia.

Aquel mes de agosto la policía siguió a Sapo y a Casper por toda la isla de Ibiza, mientras mantenían reuniones con supuestos compradores, pero las obras de arte no aparecían, algo prioritario para los investigadores. Como los ladrones no podían vender los cuadros fácilmente la policía se inventó a mister Mike, en colaboración con el FBI, y puso una trampa. El viernes 21 de junio de 2002 culminó la operación Cuba con la detención de los cerebros de la trama y la recuperación de diez de los cuadros robados.

El 21 de junio de aquel año Casper y Candela picaron el anzuelo de la Policía y acudieron a una cita con un supuesto comprador americano y un experto en arte en el hotel Meliá Castilla de Madrid, después de un mes de arduas negociaciones. Toda la zona estaba tomada por policías disfrazados de barrenderos, vendedores de ONCE y taxistas.

 

Juan Manuel Candela, alias Napo, socio de Casper.

Candela acudió a la cita con “Las tentaciones de San Antonio”, de Brueghel, debajo de brazo y envuelto en unas bolsas negras de basura, por el que los falsos compradores iban a pagar un millón de dólares. En total, iban a pagar doce millones por diez cuadros. Los otros siete iban a venderlos a un mafioso de Europa del Este.

En aquella ocasión, todos los detenidos aceptaron una condena pactada de un año de cárcel, tras llegar a un acuerdo con el fiscal, por el robo de los cuadros, aunque para la organización de Casper aquel fue el comienzo de su final, después de veinte años de eludir a la policía, que perseguía la banda por numerosos delitos y acabó recuperando todas las obras de arte.

Vuelcos de droga

Pero en 2012 el juez Eloy Velasco lo procesó por medio centenar de delitos, junto con otros 27 miembros de su organización. Entre todos se les acusó de más de 450 delitos como por ejemplo tráfico de drogas, secuestro, lesiones, robo con violencia, mutilación o amputación de miembros, extorsión, tenencia ilícita de armas, allanamiento de morada, asociación ilícita, blanqueo de capitales o contra la salud pública.

Cásper fue condenado a 89 años de cárcel. La organización que había montado se había especializado en dar vuelcos, robar cargamento de droga a otros narcos para revenderla, con métodos extremadamente violentos. Luego la Sala de lo Penal del Supremo rebajó esa pena a varios de los acusados al considerar que uno de los delitos de lesiones sufridas por un testigo protegido merecían una pena de cinco años en lugar de seis. Además, se condenó a penas de prisión de entre uno y 43 años a otras 15 personas integrantes de esta banda. Casper estaba en prisión provisional desde el 14 de mayo de 2011 por liderar esta banda. La Policiía cree que parte de esa droga era importada de Bolivia por otra banda criminal famosa, Los Miami de Álvaro López Tardón y también creen que Casper desconocía ese dato. No obstante, Casper fue uno de los fundadores de Los Miami.

                                        Casper en otra foto de archivo.

Durante el juicio, Casper negó utilizar este alias, si bien reconoció haber cometido delitos de "cuello blanco". Insistió en que no era responsable de ordenar secuestros ni malos tratos. "Nunca en mi vida he participado en un hecho violento", llegó a decir durante la vista oral. Su esposa fue absuelta al no poderse probar el origen ilícito de dinero que mensualmente le proporcionaba Suárez y que se gastaba en el mantenimiento de la familia. 

Ahora Ángel Suárez Flores, alias Casper, alias El Padrino y alias El Capo Sibarita se mueve por la cárcel de Soto del Real enganchado a una máquina con ruedas que le proporciona suero y medicamento para poder sobrevivir e intenta pedir un permiso para poder ver a su familia, algo complicado después de casi diez años porque sigue catalogado como preso FIES. 

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